MUCHO MÁS QUE PERDER EL TREN
Esta tarde, tras varios años de trabajo, hemos debatido y mañana votaremos, las directivas y reglamentos que completan el llamado cuarto paquete ferroviario. Durante este tiempo he sido la responsable del informe sobre interoperabilidad en la parte técnica del llamado y ponente de otro del llamado “pilar político”. Se trata de un conjunto de reglamentos y directivas que pretende romper las barreras que impiden hoy que el transporte por ferrocarril aproveche todas sus potencialidades y se desarrolle en un espacio único a nivel europeo. Con estas credenciales he intervenido en el debate que ha servido una vez más para comprobar hasta qué punto quienes ahora están posicionados en el mercado gracias a la historia del sector están dispuestos a resistirse a revisar el modelo de negocio ferroviario.
Y es que nos jugamos mucho. Nuestra unión necesita el ferrocarril si de verdad quiere acabar con la congestión, si quiere descarbonizar el sector del transporte y añadir competitividad a la economía europea reduciendo los costes logísticos de las empresas y mejorando la movilidad de mercancías y viajeros. Hoy es imposible que la competencia que tanto bien le ha hecho al sector aéreo en diversificación de la oferta, precios de los billetes etc., se traslade al tren. Y no porque haya barreras físicas o técnicas insalvables. Las que se mantienen son fruto de decisiones humanas.
Por eso hoy me ha parecido clave insistir (me habéis leído muchas veces) concluir las reformas necesarias para abrir el mercado del transporte por tren a la competencia y unificar el espacio ferroviario. Me ha parecido muy adecuado utilizar un conocido juego de palabras para explicarme. Nos estamos jugando “perder el tren”. Y eso, en este caso, es mucho más que una expresión retórica. Es decir que por llegar tarde, por no decidir a tiempo, podemos dejar pasar una gran oportunidad para mejorar nuestra calidad de vida y potenciar una cantera de empleos e calidad. Necesitamos personas capaces de idear nuevos modelos de negocio, diseñar las aplicaciones que los soportarán y que permitirán incorporar al tren a esa cadena que va a formar el sistema integrado europeo de movilidad.
Hasta el momento son los estados y los monopolios históricos quienes han impedido que se abra el mercado. La timidez con que se ha abordado este problema me ha llevado a anunciar que votaré contra uno de los informes del paquete, el que modifica la Directiva 2012/34/UE en lo que atañe a la apertura del mercado de los servicios nacionales de transporte de viajeros por ferrocarril y a la gobernanza de las infraestructuras ferroviarias (informe Sassoli) apoyando las enmiendas contra el acuerdo del Consejo Europeo. Nos oponemos porque el proceso va lento, los estados ralentizan y ello pese al enorme esfuerzo, que saludo, felicito y reconozco, que ha realizado en estos años la comisaria Bulc para intentar que este paquete se aprobase de una vez y acabase con más determinación con las barreras de todo tipo de encuentra el emprendimiento en este sector.
Como ejemplo de las inercias y dinámicas que pesan aún en la legislación europea sobre el transporte ferroviario creo que es verdaderamente significativo el informe en que me ha tocado trabajar en este paquete, el relativo a las normas comunes para la normalización de las cuentas de las empresas ferroviarias, una símbolo de cómo ha funcionado este modo de transporte en la Unión y lo anclados que seguimos en esas lógicas. La derogación de las compensaciones por la construcción de pasos a nivel, se retrasa dos años. Una nueva muestra de la timidez con que se acometen reformas que deberíamos emprender con mucha más decisión y la certificación sobre a quiénes miramos de reojo cuando legislamos en este campo.
Estamos aprobando el cuarto paquete ferroviario porque no se ha cumplido el tercero. Esperemos que esta vez sí, que este conjunto de normas europeas se cumpla, porque nos jugamos algo muy importante. Las empresas europeas punteras en tecnología ya tienen enormes dificultades para vender sus productos en lo que se supone un mercado común. No podemos arriesgarnos a perder el liderazgo que aún ostentamos en un sector que va a ser decisivo en todo el mundo en los próximos años. En Euskadi estamos particularmente bien posicionados para aprovechar la oportunidad. estas normas deben ayudar a que simplemente, se haga posible.
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