CELEBRANDO 25 AÑOS DE CIVISMO Y SOLIDARIDAD CON BERRIZTU

Poco antes de comenzar la Mesa redonda con Juan Luis Ibarra, Juan Calparsoro, Juan María Aburto, Inigo Pombo y Julia Hernandez

Poco antes de comenzar la Mesa redonda con Juan Luis Ibarra, Juan Calparsoro, Juan María Aburto, Inigo Pombo y Julia Hernandez

Ayer comencé la semana en Bilbao, compartiendo con la asociación Berriztu la gala mediante la que celebraban su 25 aniversario. Me ha tocado participar en una mesa en la que Julia Hernández,abogada y adjunta al Ararteko, ha moderado una mesa en la que representantes de los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, hemos tratado de repasar la evolución de las políticas públicas que se desarrollan en nuestro ámbito para tratar de ayudar a las personas y colectivos más desfavorecidos. Aquí os dejo una breve entrevista que le he hecho al entrar a Luismi Uruñuela, el director de esta asociación que comenzó como un empeño bienintencionado de cuatro amigos y es hoy una de las referencias en materia de trabajo por la integración social.

 

Juan María Aburto durante su intervención

Juan María Aburto durante su intervención

No ha podido quedarse el alcalde de Bilbao, que estaba llamado a representar al ejecutivo vista su experiencia en el gobierno vasco como consejero, en la diputación de Bizkaia como diputado y en el ayuntamiento de Bilbao ahora como alcalde. Sin embargo su habitual calidez y proximidad y su reconocida sensibilidad y competencia en esta materia nos han dejado unas reflexiones impagables sobre los valores que deben conducir la acción pública. Su sustituto I igo Pombo, siguiendo su estela ha dejado igualmente unas reflexiones llenas de sentido práctico. Entre sus aportaciones lo más llamativo en mi opinión ha sido la necesidad de precisar una definición sobre el tercer sector, aclarar qué lo es y que no y proponer un funcionamiento colaborativo con una administración cada vez más profesionalizada que tambén tiene conocimiento y profesionales.

El poder judicial ha estado representado por el juez Jaime Tapia, compañero de fatigas desde la justicia penal con una organización que trabaja muchas veces con personas a las que se trata de rescatar del delito o proteger de la violencia y por el presidente del Tribunal Superior de justicia del país vasco Juan Luis Ibarra. Lo más interesante de sus intervenciones, además de su cuajo técnico, ha sido el poso de humanidad que han aportado. No esperaba menos, por mucho que los estereotipos que aplican a cada estamento los que nos cuentan huyan de ese aspecto del trabajo judicial, que puede y debe coincidir y colaborar con los desvelos rehabilitadores de Berriztu.

Y es que hoy la clave que ha salido de las tres partes que formaban la mesa ha sido destacar que cargar de emoción, de empatía, de sentimientos la acción pública, la definición de bien común y el ejercicio de estos tres poderes es la verdadera clave. Poner a la persona, al individuo, en tanto que el ser humano en el centro de la acción política y considerar a las personas libres e iguales solo por serlo. Una declaración simple, más próxima de lo que se cree a la acción pública y

El tema propuesto para el debate me parecía que nos proponen para comenzar este debate me parece especialmente sugerente hoy, porque nos pone en contacto con valores fundamentales de la acción pública y política, como la solidaridad y la no discriminación. Muchos filósofos y especialistas de las ciencias sociales consideran de hecho que son estos valores y las políticas que inspiran los que construyen el concepto más rico y completo de libertad tanto a nivel individual o social. La clave es que estas políticas son capaces de generar condiciones para que personas que, por su origen, condición social u otras circunstancias estaban predeterminadas en otra época a permanecer en un determinado estadio vital superen esas barreras y tengan la opción real de elegir, de superar ese destino.

Son la base del gran cambio que diferencia las sociedades estamentales que caracterizaban el antiguo régimen y la sociedad moderna. Y en ese cambio es clave la consideración de la persona, del ser humano, como centro de la acción política.

Incluso superado el antiguo régimen los valores más atávicos, más arraigados en el subconsciente colectivo han hecho complicada esa progresión. Si recordamos, por ejemplo la esperanza de vida o las expectativas de un obrero al comienzo de la revolución industrial, la situación del trabajo infantil o el papel de las mujeres entenderemos mejor la distancia que hemos recorrido.

Hoy tenemos la suerte de vivir en una región del mundo, la Unión Europea, que hace de esa idea su principal seña de identidad. De hecho la propia construcción de la Unión es una idea de paz de desarrollo y de solidaridad. Y los valores que han ido consolidándose en los distintos tratados y que obligan a los estados miembros son la fuente del mayor avance en términos de solidaridad y justicia social que se ha vivido en el mundo a lo largo de toda su historia. De hecho nos admiran y observan por eso desde otras zonas del mundo.

Hoy afortunadamente La Unión Europea coloca la dignidad humana como valor principal en sus tratados constituyentes. Conseguirla pasa por vivir en libertad en democracia y basar la convivencia en la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto a los derechos humanos, incluidos los de las minorías. Esos valores, que se enuncian en el artículo I-2 del TFUE son comunes a los Estados miembros. Además obligan a las sociedades de los Estados miembros a respetar el pluralismo y practicar la no discriminación, la tolerancia, la justicia, la solidaridad y la igualdad entre mujeres y hombres.Todos los socios de la Unión deben aceptar este catálogo. Violarlo es una de las condiciones establecidas en los tratados para perder algunos de los derechos que tienen los estados como socios.

De toda esta construcción lógica y jurídica salen las políticas de atención a los más desfavorecidos que tiene que seguir siendo seña de identidad europea. De hecho la lucha contra la exclusión social y la discriminación, el fomento de la justicia y la protección sociales, la igualdad entre mujeres y hombres, la solidaridad entre las generaciones y la protección de los derechos del niño es específicamente uno de los objetivos de la Unión y sus estados miembros.

Por eso revisando la evolución de lo que fuimos y dónde estamos creo que hay razones para el optimismo. Porque consolidar estos principios como valores con fuerza legal no es una cosa menor y porque hacerlo nos ha permitido progresar mucho. Es evidente que la crisis amenaza con la pobreza a millones de europeos, pero no es menos cierto de que nuestras posibilidades de evitar que grandes bolsas de personas queden fuera del sistema es la más alta de entre la que ofrecen todas las regiones del mundo.

Para mantener a futuro esta tendencia creo que es imprescindible la acción ciudadana, el impulso de las personas que, desde la sociedad civil ayudan a muchos de los colectivos en riesgo de marginación a ser visibles, a disponer de medios de interlocución potentes con los poderes públicos y ayudar a controlar y evaluar las medidas que se toman contra la marginación.

Debe quedar bien claro que hacer esta lectura optimista del camino recorrido hasta aquí no debe llevarnos ni a la autocomplacencia ni a la falta de espíritu crítico y mucho menos a minusvalorar las amenazas que se ciernen contra este conjunto de valores y las políticas consecuentes con los mismos

El primero está en la dimensión de algunos de los problemas que tenemos que abordar y la resistencia a hacerlo desde el nivel en el que podemos resolver: el europeo. Esto ocurre por ejemplo con la crisis de los refugiados y la inmigración. La errónea creencia, por parte de algunos estados de que pueden sortear su responsabilidad en esta crisis está impidiendo que las soluciones propuestas a nivel europeo, como la distribución obligatoria de refugiados por cuotas, la construcción de pasillos humanitarios para evitar la actuación de los traficantes de personas y la aplicación de principios legales vigentes en la directiva de asilo.

El segundo está en la degradación que el tratamiento que hacemos de esta crisis produce sobre los valores fundacionales de la unión y el debate político, inclinándolo al populismo más feroz y degradante. Este rechazo a las políticas de apoyo a los refugiados se extiende a otros ámbitos de la política social. Así nos encontramos con paradojas como la de que la RGIU vasca, que acaba de ser tomada como ejemplo europeo de políticas de integración, que necesita, de acuerdo, algunas reformas, parezca ser uno de los temas que pretenden centrar la próxima campaña electoral.

El tercero esta en los efectos de la crisis sobre los presupuestos públicos y las revelaciones que acreditan que algunos estados, insistiendo en esa idea de la salvación individual, han propiciado conductas de elusión fiscal por parte de grandes empresas que atacan igualmente los valores fundamentales de la unión, especialmente la solidaridad.

La cuarta es en mi opinión otro tema del que se habla menos pero que hay que poner decididamente sobre la mesa y es la decadencia de Europa como espacio de desarrollo y crecimiento y alguna de sus más preocupantes causas como es el envejecimiento y la baja natalidad que amenaza nuestra capacidad para poner en práctica los principios del modelo 2020 crecimiento sostenible, inteligente e integrador.

LA SITUACIÓN EN EUSKADI:

En el ámbito de la atención a los colectivos más desfavorecidos tengo que decir que podemos estar orgullosos de lo que hemos conseguido. Es realmente una satisfacción para mí, como representante de esta sociedad poder aportar a Europa la experiencia vasca en muchos aspectos relacionados con la atención a los más desfavorecidos:

Prácticamente cada mes alguna experiencia vasca en esta materia desfila por Bruselas como ejemplo de buena práctica.

Hay algunos temas en los que somos un claro referente, por ejemplo todas las políticas de igualdad (SI fuésemos un estado ocuparíamos el quinto puesto en el ranking europeo de igualdad), en envejecimiento activo, en inserción (RGI), en economía social, en experiencias vinculadas al tercer sector.

Igualmente llama nuestra atención el diferencial que tenemos respecto al estado que nos contiene en cifras de paro, abandono escolar, riesgo de exclusión, porcentaje de gasto social en los presupuestos públicos, universalidad de la cobertura sanitaria, niveles de analfabetismo y acceso a la educación, etc.

Somos la única región europea que en treinta años ha conseguido multiplicar por diez su PIB y hacerlo manteniendo un elevado índice de cohesión social a través de políticas coherentes de gasto social.

El informe del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo(PNUD) establece una clasificación mundial de países ordenados en función de sus condiciones de vida. El trabajo adjudica a cada uno de ellos un índice de desarrollo humano (IDH) en una escala del 0 al 1 en función de la esperanza de vida al nacer, la tasa de alfabetización entre mayores de 15 años, el acceso a la educación y el Producto Interior Bruto (PIB) per cápita. Según el informe del Instituto Vasco de Estadística (Eustat), realizado con la medida IDH, el País Vasco obtenía un IDH de 0,924, situándose así en la cuarta posición mundial en desarrollo humano, sólo por detrás de Noruega (0,955), Australia (0,938) y Estados Unidos (0,937), y por delante de Países Bajos, Alemania, Suecia y Japón, entre otros.

Pongo algunos ejemplos recientes de experiencias vascas referentes en Europa:

La RGI. Acaba de ser seleccionada como buena práctica. Dos representantes del gobierno participaron en Bruselas el seis de abril, en una jornada sobre este tipo de sistemas de renta mínima o renta de inserción

La política sanitaria. El próximo día 21 el ejemplo vasco de “carpeta del paciente” que universaliza el acceso a los expedientes clínicos de todos los usuarios del sistema será igualmente puesto como ejemplo en Bruselas.

Atención a enfermos de autismo Gautena acaba de ganar el premio “Ciudadano Europeo”.

VISION DE FUTURO:

Para no perder esta posición, para poder seguir siendo coherentes con el crecimiento 2020, Euskadi necesita actuaciones en el ámbito económico, político y social que yo centraría en:

Mantener el músculo asociativo de la sociedad y mejorar la gobernanza para abrir de manera generalizada los procesos de decisión a la ciudadanía. Aprovechar el “conocimiento social” disponible y hacerlo trabajar en favor de la definición y logro del “bien común”. Mejorar los sistemas de evaluación de las políticas públicas y hacerlos plenamente transparentes.

Abordar el reto demográfico.

Insistir en las políticas de apoyo a la innovación y la internacionalización para mantener el tono industrial del país. Solo se puede repartir la riqueza que existe y hay que trabajar para mantenernos en la posición competitiva que os permite hoy que la industria aporte más del 20% al PIB vasco.

Conseguir completar el desarrollo del estatuto o incluir en el nuevo marco la definitiva transferencia de todo el bloque social, incluida la seguridad social.

Consolidar nuestra posición en las redes europeas de observación y estudio de las políticas de integración.

Seguir ocupando los últimos lugares en el ranking europeo de la corrupción, como ocurre hoy. la corrupción, además del menoscabo que supone para las arcas públicas es una verdadera bomba de relojería contra el músculo ético de la sociedad.

Revisar y mejorar los instrumentos de integración disponibles y plantear un plan a medio y largo plazo para utilizar las ayudas a la integración en herramientas más potentes de acceso al mercado laboral.

Acentuar el combate contra la elusión fiscal. Integrar el Concierto y el convenio en los mecanismos y procesos de decisión europeos al respecto.

Como se verá todos ellos son temas que se basan en y fomentan los valores a los que me refería al principio: Empatía, democracia, respeto. Colocar a las personas en el centro de la acción política.

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