DENUNCIANDO EN ESTRASBURGO LA CACICADA CONTRA ETB EN NAVARRA
Esta noche he aprovechado el turno que se reserva en todos los plenos a abordar cuestiones de especial importancia política para lamentar que el Ministerio de Industria haya obligado a EITB a cancelar sus emisiones en Navarra. Como se recordará esta decisión tiene su origen en una denuncia interpuesta por el anterior gobierno de esa comunidad de la que no fueron informados los nuevos rectores del ejecutivo foral durante el traspaso de poderes. En otras comunidades limítrofes con Euskadi la misma normativa permite que se reciban con total normalidad las emisiones de los canales que ETB difunde a través de las señales de televisión digital terrestre.
El tema sería de chiste si no fuese porque se produce en un ámbito especialmente sensible en el marco de los derechos fundamentales. Una decisión administrativa tiene muy graves repercusiones en el derecho a la libertad de expresión y a la libertad de información. Y por supuesto en la libertad de elección de navarras y navarros que, en este tema, lo tienen bastante claro. Como ocurre en Cantabria o en la Rioja, quieren seguir viendo la ETB.
Sería igualmente gracioso si no fuese porque esta actuación del gobierno español ha sido posible gracias a uno de esos gestos de deslealtad que retratan una forma de hacer política. A mí ya me sorprendió, cuando asistí atónita en la toma de posesión de Uxue Barcos Berruezo a la resistencia de la “destronada” Yolanda Barcina a aplaudir a su sucesora en el cargo. Aquellas caras eran un poema. Y aquel estilo se me quedó grabado. Pensé que la política vivida así, en clave de resentimiento, no merece la pena.
Cuadra con esa forma de funcionar que la presidenta saliente no informase a su sucesora en el traspaso de poderes que habían denunciado las emisiones de ETB a través de la televisión digital terrestre y ello impidió al actual gobierno retirar la denuncia y evitar el triste y lamentable espectáculo al que hemos asistido estos días.
Por eso esta noche he dicho ante el pleno del parlamento europeo que esta decisión es autoritaria y antieuropea y he destacado que la medida además de arbitraria es técnicamente injustificable, políticamente incomprensible y estrecha la diversidad y la libertad de expresión e información. Es lamentable la decisión y significativo el día elegido. Los genios que pilotaban este expediente decidieron hacer efectiva su decisión en el día de la libertad de prensa, mostrando así su insensibilidad, su desconocimiento o su desprecio por los valores a los que se dedica esta efeméride.
Quizá lo que molesta en Madrid y desde luego molestaba a la señora Barcina y a los miembros de su gabinete es que esta señal aporta a la oferta informativa y televisiva una amplia programación en lengua vasca, en Euskera, y eso para UPN ha sido siempre demasiado. Quizá molesta que esa señal llegue nada menos que a la Navarra foral y española que era cuestión de estado, que no podía caer en manos de los separatistas, hipótesis sobre la que leimos hilarantes análisis de manos de esa intelectualidad tan precisamente retratada por Sanchez Cuenca en su imprescindible obra “La desfachatez intelectual” . Sin estas consideraciones resulta incomprensible que la misma señal se difunda sin problema alguno, al amparo de las mismas normas, en otras comunidades autónomas por lo que la medida es discriminatoria y arbitraria. Encima políticamente es aún más incomprensible pues la ciudadanía navarra ha apoyado estas emisiones mediante acuerdos mayoritarios de su parlamento.
Si no fuese porque el tema es realmente serio, sería risible comparar la actitud de los grandes partidos españoles en La Rioja o Cantabria en donde realizaron cerradas defensas de la continuidad de estas emisiones con la actitud ladina y anacrónica del gobierno de la señora Barcina que en esto del euskera tiene de profesión sus “zonificaciones” y de vocación su confusión entre una lengua, la diversidad que pregona y aporta y una determinada ideología política. Al final miedo y complejo.
Tampoco parece fácil justificar la medida desde una perspectiva técnica. La digitalización de la señal televisiva que se difunde por ondas hertzianas, la Televisión Digital terrestre, aportaba en teoría más espacio para canales utilizando el mismo espacio radioeléctrico. Es evidente que las señales de ETB no saturan el espacio disponible, no impiden emitir a otros operadores ni generan interferencias ni problemas técnicos de especie alguna Por eso la decisión de un gobierno, recordémoslo, en funciones es técnicamente injustificable.
En un momento en el que las instituciones europeas trabajan por la unificación del mercado en el ámbito digital o que la carta Europea de Lenguas Minoritarias protege la diversidad, creo que esta decisión es sobre todo anacrónica. Mientras la tecnología abre puertas a la libertad de expresión e información, mientras ofrece apoyos valiosísimos a la diversidad lingüística y cultural y permite ver televisión en euskera en todo el mundo, una decisión administrativa, autoritaria y antieuropea estrecha la libertad de expresión e información. Burócratas contra derechos fundamentales, restricciones contra progreso. De qué me suena esto?
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