CONTRA LOS RECORTES EN POLÍTICAS DE IGUALDAD
Ayer por la noche intervine en el debate de un informe en cuya negociación he representado a mi grupo. El tema es un asunto que ya hemos comentado muchas veces aquí y que es una manifestación más de la desigualdad. Hablamos sobre la feminización de la pobreza en Europa. Como ya os he contado alguna vez en esta ocasión el pleno se está celebrando en Bruselas en las sesiones conocidas en el argot comunitario como «miniplenos» que completan las que se desarrollan en Estrasburgo.
Tras semanas de trabajo preparando este texto he querido criticar expresamente los recortes que las políticas de austeridad imponen en las partidas destinadas a gasto social y especialmente a igualdad. He defendido muchas veces en este parlamento que dedicar recursos a fomentar la igualdad es una inversión y que mantener estos programas da resultado. Una vez más he tenido la ocasión de poner como ejemplo lo que ocurre en nuestro pequeño país. La constancia de años en estas políticas, la implicación en ellas de todas las instituciones y el impulso activo desde la misma lehendakaritza ha llevado a Euskadi a ocupar el quinto puesto en el índice europeo de igualdad.
La desigualdad sigue teniendo graves efectos en las posibilidades que tienen las mujeres europeas para disponer de independencia económica, una de las claves que favorece este fenómeno y que tanto perjudica a las mujeres a la hora de abandonar su hogar cuando son objeto de malos tratos. Por eso la pobreza en Europa sigue teniendo rostro de mujer. Accedemos en peores condiciones y con más dificultades al mercado de trabajo, ganamos menos y esa brecha se refleja en nuestras pensiones. Asumimos casi solas el cuidado de la familia y las tareas del hogar y se desperdician, por razón de género, talento y capacidades de las que es un lujo prescindir. De hecho aprovecharlo es una verdadera ventaja competitiva que pude tener Europa frente a sus competidores globales.
Así que como habéis comprobado los que os hayáis animado a leer este informe, en el mismo apostamos por mantener e incrementar los procedimientos y políticas que garanticen a todas las europeas una renta digna y su acceso a la sanidad y educación. La mejor forma de acabar con la discriminación laboral y salarial que afecta al género femenino es promover la presencia de más mujeres en los centros de decisión económica. Todos los estudios aseguran que esta incorporación asegura una mejor gobernanza y más rentabilidad en las empresas. Pero además propiciará una visión en femenino del mercado laboral, una mayor empatía con los problemas de conciliación que perjudican tanto la carrera laboral de las mujeres y que suelen ser una excusa muy socorrida para el infra-empleo o los despidos.
El informe incide también en otro gran tema. A menor pobreza femenina, mejor futuro para los menores, pues en los hogares monoparentales femeninos acaban acogiendo hijos menores para quienes apoyamos también una garantía europea. En fin, una ocasión más en la que hemos reivindicaco con propuestas concretas más compromiso con la igualdad. Un principio con el que al parecer todos estamos de acuerdo. Una realidad que está aún lejos de lo que teóricamente deseamos y apoyamos. Síntoma de que el nivel de compromiso personal para impulsarla está lejos de dónde debiera. Y por cierto, una ocasión más en la que este debate acaba en el fondo del orden del día de una sesión plenaria lejos del «prime time» parlamentario, que aquí también hay horas de máxima audiencia.
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