ESPAÑA EN FUERA DE JUEGO PARA APROBAR EL ACUERDO SOBRE REFUGIADOS
La pasada semana mientras regresaba desde Madrid a Estrasburgo tras participar en el acto de entrega de premios de la fundación QSM global, leí varias noticias sobre la crisis de los refugiados y las indignas condiciones en que sobreviven tras escapar de la guerra de Siria. Imagenes, titulares y algunas trayectorias vitales que se narraban en la prensa me llevaron a indignarme aún más con los términos del «acuerdo» mediante el cual básicamente los estados miembros han toreado propuestas más humanas, legales y constructivas formuladas desde la Comisión y el Parlamento Europeos para considerar y tratar este asunto como lo que es: la mayor crisis humanitaria a que se ha enfrentado Europa tras la segunda guerra mundial. Si no se corrige el rumbo actual muicho me temo que dentro de die o quince a os quienes se han opuesto a aplicar la legislación europea e internacional y tratar a estas personas como lo que son, personas huyendo de una guerra, se tengan que avergonzar de sus decisiones y del papel que jugó europa en esta crisis. Sobre estas cosas hablé en la enrevista que me hicieron en el programa En Jake el viernes al regreso de Estrasburgo.
Estas cosas ocurren porque Europa dista mucho de ser la unidad federal que necesitamos para poder intervenir seriamente en este tipo de problemas. Los estados, siempre los estados, siempre piensan en cómo afrontar desde su propia posición los problemas y, especialmente, como evitarlos. El incalificable y lamentable ministro espa ol de Interior dió una buena prueba de ello een la última cumbre de marzo cuando por toda reacción al cierre de la ruta de los Balcanes mostró su preocupación porque la cosa, el problema, la incomodidad, las imágenes de ni os muertos en las playas, los rescates, etc. se le coloquen a las puertas de su estado. Lo peor es que hay dinero y recursos para hacer las cosas de otra manera muy diferente como lo acreditan los cerca de seis mil millones que se queiern pagar a Turquía para que estos «trapos sucios» consideración que se desprende del cínico discurso de Fernánde Díaz se laven en otra casa.
La actual situación del gobierno español ha servido para poner bien de manifiesto los déficits democráticos con que suele operar el Consejo Europeo. Un Gobierno en funciones, que se niega a dar cuentas ante un nuevo parlamento en el que no tiene mayoría absoluta ha participado y piensa participar en estas cumbres sobre refugiados manteniendo una posición que no se compadece con la que tiene el actual Congreso.
Por eso según llegue a Estrasburgo nos pusimos a trabajar en una iniciativa destinada a pedir al Consejo Europeo mediante una iniciativa parlamentaria que tenga en cuenta que el Congreso surgido de las elecciones del pasado 20 de noviembre rechaza por mayoría absoluta el acuerdo sobre inmigración que debe ratificar esta institución comunitaria los próximos 17 y 18 de marzo. Nosotros creemos que el acuerdo es contrario a la legislación internacional y europea y contrario a los valores de la Unión consagrados en su Carta de Derechos Fundamentales.
Los representantes del Gobierno español que van a asistir a la cumbre del Consejo la próxima semana se encuentran en funciones y se niegan a responder ante el nuevo parlamento surgido de las elecciones del 20 de diciembre pasado en el que carecen de mayoría. Dadas las posiciones expresadas por los partidos que suman hoy mayoría absoluta en la nueva cámara es evidente que el nuevo parlamento español rechaza este texto por mayoría absoluta. Creo que el Consejo debe enfrentar esta situación con carácter urgente.
Quienes nos oponemos al acuerdo lo consideramos incompatible con la legislación internacional, con la comunitaria referida al derecho de asilo y por creer que sus contenidos degradan los principios en que se basaba nuestra Unión, incluidos en su Carta de Derechos Fundamentales, y que va en línea con el discurso que escuchamos este mismo martes en Estrasburgo por parte del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el Sr. Filippo Grandi. Este mismo acuerdo ha sido además duramente criticado por el jefe de nuestro grupo ALDE en el Parlamento Europeo, Guy Verhosftadt,
Por estas razones hemos preguntado al Consejo si va a aceptar en estas circunstancias la posición del Gobierno de España. Además queremos saber si estos señores consideran democráticamente admisible esta situación para conformar la posición de esta institución comunitaria en un asunto de este calado. Finalmente les preguntamos qué piensan hacer para corregir esta disfunción. El truco que se ha utilizado para tratar de esquivar la legislación comunitaria para mi está claro. Han convertido este acuerdo en un documento sobre inmigración para tratar de cambiar la categoría jurídica del problema y justificar este claro incumplimiento de las leyes europeas de asilo. No son inmigrantes económicos, son refugiados.
En este contexto, aceptar un «sí» del Gobierno español «sería un muy negativo salto cualitativo en la trayectoria del Consejo Europeo. Cuando se cuestiona la legitimidad democrática de sus decisiones «el Consejo suele recordar que los gobiernos que se sientan en él han sido elegidos por la ciudadanía. En un caso como este, tan grave, tan importante y tan negativo para el futuro de nuestra Unión y su sistema de Derechos y Libertades, en lo que respecta al Gobierno de España no pueden utilizar ese argumento. El Congreso ha dicho que «no» a este acuerdo, porque la ciudadanía también lo rechaza. Las instituciones autonómicas, por ejemplo la de Euskadi, tienen preparados medios para acoger refugiados que no se utilizan por la incapacidad para cumplir el primer acuerdo europeo sobre reparto de cuotas de refugiados. Si pese a esta situación se acepta un «si» de España al acuerdo el Consejo perderá toda credibilidad.
Nosotros presentamos el jueves esta iniciativa. En la mañana del viernes parece que el aspirante a presidente se movía en la misma dirección. Si llega a la Moncloa espero que no se le olvide, cada ve que venga a Bruselas, que la mirada correcta no es la del inefable Fernández Día, sino la de los vecinos que muchas ciudades y pueblos que han ofrecido sus casas para acoger refugiados y que lamentan que su solidaridad tropiece con personajes y actitudes como las comentadas en estas líneas.
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