VISITA DEL INSTITUTO BOTIKAZAR
Esta mañana realmente complicada por la cantidad de actividades que teníamos programadas he guardado un hueco en mi agenda para escuchar a un grupo de alumnos y profesores del segundo curso de Integración Social en el Instituto bilbaino Botikazar. Veintidós personas se han acercado a Bruselas para conocer de primera mano cómo funcionan y a qué se dedican exactamente las instituciones europeas. Como veréis en el vídeo en el que ellos mismos han dejado sus impresiones sobre la visita, el viaje les ha resultado interesante. Como suele ocurrir, la lejanía, la desatención mediática hacia lo que aquí ocurre y especialmente el enfoque aún solo estatal que se ofrece de muchos temas conforman una especie de cortina que cuando se levanta, en este tipo de visitas,descubre un paisaje sorprendente.
Porque aquí, con mayor o menor acierto, se trabaja bastante, y se decide sobre cuestiones que tienen incidencia directa en la vida de la gente. Se buscan acuerdos, y la llamada disciplina de voto es mucho más relajada que la que se lleva en los parlamentos al uso, y no hay discursos de más de cinco minutos. Hay que ir al grano, hay que cumplir plazos y hay que sacar adelante los temas con acuerdo porque todos están muy lejos de las mayorías absolutas que se han conocido por otros lares y en las que la actividad parlamentaria no ofrece demasiadas emociones.
Bueno las que ofrece tiene más que ver con las soflamas, con la crítica, que con la concordia. Porque el que manda no está por la labor de acordar nada, que para eso manda él. Y el que no manda tiene muy pocas oportunidades de hacer valer sus posiciones por muy constructivas que resulten. Si además como nos ocurre a nosotros eres una «minoría» sencillamente no existes, por más que los datos de el país en que llevas gobernando décadas llamen la atención por la enorme diferencia(para bien) que tienen con el reino que gobiernan los que saben, los grandes, los de siempre…
Son los mismos que se quejan de las restricciones y recortes que impone esa nebulosa que llaman Bruselas mientras se olvidan de lo mal e irresponsablemente que han gastado los recursos públicos cuando pensaron que el equivocado modelo de desarrollo que ambos patrocinaron parecía funcionar. Los que originaron deudas a base de inversions incomprensibles en aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches y presuntos programas de integración que resultaron frauds masivos. Los que desoyeron las advertencias que pronosticaban lo que iba a ocurrir. Los que se reían de la política que otros desarrollábamos para mantener la industria, el sector productivo. Los «patriotas» de pacotilla porque demuestran querer muy poco a lo que consideran su patria, aunque se envuelvan cada día seis veces en la bandera. Lo peor es que tienen quienes les acompañan en esa narración tan falsa de lo ocurrido y tan negativa para conformar la verdadera Europa federal que necesitamos.
Por eso creo que los visitantes de esta mañana han conocido otra faceta de la vida política que se desarrolla en otras claves, en dónde la seriedad con la que haces tu trabajo es capital si quieres conseguir algo en un entorno y un contexto complejo, diverso, multilingüe y centrado en buscar puntos de encuentro. Muchas gracias por la visita en la que, como siempre, hemos aprendido mucho.
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