APOYANDO EL PROCESO DE PAZ EN COLOMBIA
Esta tarde hemos debatido y mañana aprobaremos en Estrasburgo una resolución centrada en el proceso de paz de Colombia cuyo contenido he negociado en nombre de nuestro grupo. El acuerdo social amplio que respalda en Colombia este proceso ha permitido que tanto desde la Comisión como desde el propio Parlamento Europeo se cobije este empeño con el que ciudadanía e instituciones colombianas tratan de reconstruir su convivencia.
Como corredactora del documento hoy me ha tocado en el pleno explicar sus claves, contenido y alcance. Y he comenzado felicitando el trabajo realizado por las partes en Colombia para conseguir que la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas se pongan al servicio de la no repetición.
En estos procesos, y en Euskadi sabemos mucho de eso, se habla muchas veces del precio de la paz. Los colombianos, sus instituciones, su sociedad conocen perfectamente el precio de la guerra, de la violencia y han decidido dejar de pagarlo. Han aplicado a ello pragmatismo, voluntad e imaginación y lo están consiguiendo. Ello merece nuestro más decidido apoyo.
También me ha parecido muy importante destacar el papel jugado en la comisión europea para apuntalar este proceso. La UE y Colombia a través del memorándum de entendimiento de 2009 y posteriormente del acuerdo comercial mantienen una estrecha y creciente relación. El reforzamiento de las relaciones comerciales y económicas se ha acompañado en este caso con una intensa implicación europea en los esfuerzos poa apaciguar el país. El nombramiento de Ean Gilmore como enviado especial al Proceso de paz, y el expreso llamamiento a construir un fondo dedicado a apoyar programas específicos de paz y reconciliación son una muestra de ello. Por eso he señalado esos logros como un buen ejemplo de cómo se puede acompañar este esfuerzo con mucho más que palabras. Así que me ha parecido justo y necesario señalar el empeño y acierto desplegados por la señora Mogherini en este proceso. Es un ejemplo de lo que debería ser la acción exterior de la UE.
Yo espero sinceramente que la resolución que hemos debatido y vamos a aprobar ayer, ya que hemos conseguido un gran nivel de acuerdo, aporte en la misma dirección porque certifica el apoyo del Parlamento Europeo a Colombia y su ciudadanía. Un respaldo que se basa en el respeto a sus decisiones, en el reconocimiento de sus aciertos, en la condena de la violencia como herramienta de acción política y en una expresa referencia a la aplicación de la legislación internacional destinada a evitar en todo el mundo la impunidad de los delitos de lesa humanidad.
Ya me gustaría que en todos los estados miembros de la UE se suscribiese esta declaración con la misma determinación cuando se mira hacia el interior. La negativa de España a facilitar la encuesta que viene desarrollándose desde Argentina para investigar algunos de los últimos crímenes de esta naturaleza cometidos por las autoridades franquistas es una mala práctica y un mal ejemplo.
Por todas esas razones esta resolución sobre el proceso de paz en Colombia es una expresión de solidaridad activa con las víctimas. Se compromete con un proceso social, político y económico que surge desde la ciudadanía y sus instituciones para poner en marcha una nueva convivencia. Con derechos, desarrollo y justicia social.
Esperemos que contribuya además a terminar con la doble victimización que han sufrido todos los colombianos. Porque cuando la etiqueta de tu país se tiñe de sangre, se asocia con el conflicto y la violencia, el aislamiento, el desdén y el boicot castigan con la pena del desprestigio a quienes ya sufrían mucho. De esto sabemos también un rato en Euskadi. No están lejos aún los tiempos en los que se confundían los términos y se identificaba todo lo vasco con el terror la violencia y las trágicas siglas que la protagonizaron casi en exclusiva en las últimas décadas.
En definitiva he querido terminar expresando un rotundo si a esa nueva Colombia de paz y convivencia que está transformando rápidamente una sociedad en conflicto en un país de oportunidades.
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