VIOLENCIA DE GÉNERO: EL RAYO QUE NO CESA.

Esta semana, y van… ha sido terrible también en materia de violencia de género. Las imágenes que nos transmiten las noticias son solo un pálido reflejo de lo que las balas, las cuchilladas o los bastonazos dejan detrás. En solo diez meses cuarenta y cuatro mujeres han sido asesinadas en España. Han dejado huérfanos a cuarenta menores. Tres niños han perdido la vida en estos episodios de violencia. Solo ocho de estas víctimas estaban o habían estado protegidas por el riesgo que corrían o habían presentado denuncia. En cinco de los ocho casos, los denunciantes eran terceras personas.

El panorama es igualmente negro en otros estados de la Unión con el agravante de que hay una ausencia clara de datos y estadísticas que nos permitan planificar mejor las políticas destinadas a eliminar este enorme drama. Un tipo delictivo que por su prevalencia si estuviese vinculado a otro tipo de justificaciones crearía mucha más alarma social. En Europa, como se retrataba claramente en los datos que me envió esta misma semana la comisaria Vera Jourova queda mucho por hacer hasta para esclarecer la dimensión del problema.   

Por eso hoy hemos debatido en Bruselas una pregunta planteada por la Comisión de derechos de la mujer e igualdad de género en la que se planteaba la inquietud que ha generado en la eurocámara la agrupación de las actividades del antiguo programa Daphne en el seno del nuevo programa de Igualdad, Derechos y Ciudadanía. El programa tenía por objeto aplicar medios destinados a garantizar un elevado nivel de protección de la salud física y mental de los niños, los adolescentes y las mujeres contra la violencia (incluidos los abusos y la explotación sexual) mediante la prevención y la ayuda a las víctimas, para evitar nuevas exposiciones a la violencia. En el Parlamento mucho nos tememos que esta disolución de una marca conocida en un marco más amplio redunde en la pérdida de recursos y /o transparencia en la concesión de las subvenciones que cofinancian programas contra la violencia junto con los estados miembros. Por eso la Comisión de Igualdad ha aprobado varias resoluciones abogando porque se mantenga la marca y el funcionamiento del programa. Este mismo grupo de trabajo era como he dicho el autor de la pregunta que ha dado origen al debate.

Yo desde luego he apostado por mantener la marca europea (programa Daphne) que agrupaba las actuaciones coordinadas desde Bruselas para erradicar la violencia machista. A la vista de la dimensión de esta modalidad de violencia que es una manifestación de verdadero terrorismo, es básico que el esfuerzo institucional, social y cívico contra él siga siendo visible, transparente y didáctico.

Para argumentar esta posición he recordado el terrible reguero de muertes al que me he referido al principio y con estas cifras y casuística en la mano, he insistido en calificar la violencia de género como «verdadero terrorismo«, algo que ya hice en 2014. Por eso necesita una respuesta contundente e integral, que llevo reclamando en anteriores intervenciones ante el pleno.

Lo más grave es que en el subconsciente de muchos europeos persisten, emboscados, los valores y estereotipos que llevados al extremo animan la violencia machista. Están en vallas publicitarias, en libros de texto, en la narración de lo cotidiano, en el reparto de responsabilidades institucionales y privadas y hasta en esperpénticos programas de televisión que gozan de elevadas cuotas de audiencia. Son productos que ofenden una concepción igualitaria y justa de la relación entre personas y especialmente entre las de distinto sexo. No creo que haga falta decir títulos. No creo que haya que poner demasiados ejemplos más, porque hay imágenes que, efectivamente, valen más que mil palabras.

Todos estos estereotipos Generan desigualdad. La más grave consecuencia de la misma es la violencia machista. Todos estos estereotipos están en el origen de muchas de las bromas que, desde hace algún tiempo no tolero escuchar impasible, como antes, sin hacer un comentario ácido y expresar con firmeza mi desagrado. Porque otra parte de la solución está en cada uno de nosotras y nosotros. Y tenemos que plantearnos actitudes personales exigentes en esta materia.

Por eso creo que el esfuerzo institucional, social y cívico contra la violencia de género debe seguir siendo visible, transparente y didáctico y especialmente a nivel europeo. En la Unión hay países que consideran este problema aún un asunto doméstico. Por eso me ha parecido oportuno terminar mi intervención esta tarde por elevación, haciendo referencia a la fuente mitológica griega que dio nombre al programa.

Con estas cifras, con esta problemática la actual situación es un mal momento para lanzar una flecha de plomo contra la marca Europea que combate la violencia machista. La dominación, el desdén y el desprecio originaron la condena eterna de la ninfa Daphne y siguen matando cada año a miles de mujeres.

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Comentarios (2)

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  1. Txol dice:

    Hola Izaskun, hablas de rayos…espero que alguien ponga en marcha operacion pararrayos, que ya va siendo hora de respuestas contundentes, estas muertes parece que no tienen el peso que se merecen en la sociedad, muertes de segunda categoria, que triste !!!!!!!!!!!. Tambien solidarizarme con Paris en el nombre de Ala vaya Cristo que han montado, impactante!!!!!!!!! y me pregunto: cual es la solucion ????.

    Musus

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