POLITICA PREVENTIVA CONTRA LAS TENSIONES TERRITORIALES EN EUROPA. DEFENDIENDO CONCIERTO Y CONVENIO
Esta tarde noche en Bruselas hemos traído al Parlamento Europeo una denuncia de la campaña que viene sufriendo el Concierto Económico y el Convenio Navarro. Acompañando la voz que las instituciones vascas han elevado esta tarde he solicitado a las autoridades europeas que descalifiquen a quienes afirman que el Concierto Económico y Convenio Navarro son contrarios a las leyes comunitarias. Este suele ser otro de los argumentos recurrentes de los críticos que olvidan la sentencia en favor del Concierto suscrita por el Tribunal de Luxemburgo e informes en la misma línea aprobados por el propio Parlamento Europeo. Por eso he defendido aquí el carácter justo y solidario de ambos sistemas y destacado el papel que pueden jugar las autoridades europeas para desactivar la campaña y evitar tensiones territoriales irreversibles.
Bruselas ultimamente está locuaz cuando de tensiones territoriales se trata. En el caso catalán se han producido varias advertencias de que la Comisión secundaría la interpretación que hace de los tratados el estado español en caso de secesión del principado. Porque como hemos dicho muchas veces la cuestión no está en la letra de los tratados. Han intervenido también a posteriori celebrando por ejemplo los resultados del referéndum escocés. Aunque insisten en que son «asuntos internos» de los estados miembros, saben que en realidad estamos ante problemas netamente europeos. Yo lo que les he pedido hoy es que hagan política preventiva y pedagogía. Una visión ajena quizá tenga más fuerza que las dinámicas internas que mueven las maquinarias electorales en España. Y la experiencia sobre cómo se suma diversidad es otro grado que puede aportarse desde Bruselas a un estado tan reacio a asumirla como en la «piel de toro».
He querido así además llamar la atención sobre la ofensiva de algunos partidos e instituciones estatales y autonómicas en contra de Concierto y Convenio. Además de las ya convenientemente desmontadas argumentaciones sobre las supuestas ventajas financieras que supondrían estos sistemas, algunos de los agentes de la campaña insisten en que Concierto y Convenio se oponen a la legislación comunitaria.
Esta es precisamente la vertiente que he elegido para traer el tema aquí y solicitar a Bruselas que desmientan a quienes sostienen en España que el Concierto Económico Vasco y el Convenio Navarro no encajan en la legalidad comunitaria. El tribunal de Luxemburgo el 11 de septiembre de 2008 consideró legales ambos sistemas por ser institucional, procedimental y económicamente autónomos. Ello significa que están sólidamente asentados en el ordenamiento interno, toman sus decisiones tributarias desde organismos independientes y los efectos económicos de las mismas no pueden ser compensados por la autoridad estatal. Es la doctrina sobre el caso Azores en estado puro.
También he recordado los contenidos de informes aprobados en los en los años 2012, 13 y 14 en el Parlamento Europeo sobre temas tan distintos como la fiscalidad en Europa o los efectos de los recortes en el desarrollo regional en los que se apoyan estos modelos de federalismo fiscal. Concierto y Convenio son fruto de acuerdos bilaterales que actualizan derechos históricos. Son impecablemente solidarios. Fomentan la responsabilidad de quienes los gestionan. Cuentan con respaldo social masivo en Euskadi y Navarra».
Por eso he recalcado el papel que pueden jugar las autoridades europeas aclarando la situación legal de Concierto y Convenio en Europa. El mantenimiento de Concierto y Convenio es clave para evitar nuevas e irreversibles tensiones territoriales en España. Una de las cosas que se pueden hacer desde Bruselas es evitarlas impidiendo que utilicen a la Unión Europea sin base alguna para atacar, en una campaña tan burda como intensa y falaz, instituciones útiles y positivas para la ciudadanía.
La ausencia de una referencia a este tema es una de las críticas que incluye la crónica que dediqué aquí al discurso que pronunció el rey en Estrasburgo la pasada semana. Bajo el significativo título de «un concierto que conviene al discurso del rey» combatía la tesis de la ignorancia que se atribuye a los críticos. Es otra cosa mucho peor.
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