HAITÍ, AMANECE QUE NO ES POCO
Este fin de semana he estado en Haití, en Puerto Príncipe, como Jefa de la de la misión de Observación electoral del Parlamento formando parte de la misión de la Unión Europea. En mi grupo de trabajo han participado los diputados Agustín Díaz de Mera, y Gabriel Mato (PP) Pier Antonio Panzeri y Kashetu, Kyenge Socialistas y demócratas europeos) y Christine Vergiat (GUE/NGL). Comenzamos nuestro trabajo el viernes y las concluimos el martes 27 de octubre con una rueda de prensa en la que Elena Valenciano como responsable de la misión de observación de la Unión Europea ha informado sobre las conclusiones de trabajo realizado y yo he leído la declaración que hemos acordado. He comenzado mis primeras palabras con un saludo de cortesía en criollo “Pèmèt mwen remèsye pèp ayisyen an pou bon akèy li te bannou”
No quiero olvidarme de las personas a las que menos se ve cuando se rinden cuentas de este tipo de misiones. Sin embargo su trabajo, la logística, los documentos, la administración es imprescindible para que todo salga buen. En este viaje han desarrollado ese trabajo Cristina Castagnoli, Michayl Chistov. Ainhoa Markuleta, Juan Salafranca e Itziar Muñoa. Mi agradecimiento y felicitaciones a todos ellos por el trabajo realizado en un medio muy diferente al nuestro y por el ambiente de colaboración en el que hemos podido cumplir con nuestros objetivos.
Haití, como comenté en la rueda de prensa en la que presentamos el resultado de nuestro trabajo de observación, se encuentra en un momento crucial de su historia. Hemos querido llevar un mensaje claro y positivo a las autoridades y candidatos en estas elecciones. Tras el paso por las urnas les toca trabajar para alcanzar un acuerdo de base entre todos los contendientes para reforzar y mejorar el estado de derecho y la gobernanza del país. Y si Haití decide reformar su sistema constitucional para aportar estabilidad y simplificar su ciclo electoral, el parlamento Europeo acompañará ese esfuerzo como lo ha hecho hasta ahora. Hay que recordar que el actual Presidente Martelly intervino en el pleno de Estraburgo el 20 de noviembre de 2012. En aquella ocasión, ante el pleno del parlamento europeo agradeció a las instituciones comunitarias y los estados miembros su solidaridad tras el terremoto que asoló esta isla en 2010 y destacó las oportunidades que ofrece el país para los inversores privados.
Aunque tendrán que esperar para conocer los resultados electorales del pasado domingo, lo que parece claro es que ninguno de los candidatos ha obtenido el 50% de los votos emitidos. Había 54 candidatos Presidenciales. Tampoco tendrá un 20% más de votos que el segundo candidato que es lo que exige la Constitución para contar con Presidente en la primera vuelta. Ello les obligará a organizar una segunda vuelta electoral el próximo 27 de diciembre que por una semana no va a coincidir con las del Estado Español. Ya se ve que España no va a ser el único país que celebre elecciones en fechas próximas a navidad.
Llegamos de noche, con un tráfico y ruido tremendo debido a la víspera electoral, con calles rotas, auténticas alfombras de polvo. Y esa oscuridad reforzaba la prudencia por los riesgos y amenazas de los que nos habían hablado días atrás como consecuencia de los incidentes violentos en las elecciones del pasado 9 de agosto. Aquel ambiente me impresionó. En este breve vídeo podéis ver el ambiente que se vivió al cerrarse los colegios y antes de comenzar el escrutinio.
Afortunadamente en ningún momento hemos vivido ninguna situación tensa ni extraña y la jornada electoral ha sido tranquila y serena, salvo algún incidente suelto. En nuestro informe hemos felicitado al pueblo Haitiano por ello. En los comicios legislativos del nueve de septiembre la jornada estuvo marcada por muchos retrasos en la apertura de los colegios, detenciones, hechos violentos en varios puntos del país y ocasionales enfrentamientos físicos. Y las acusaciones de fraude, engaño y crítica por los problemas en la organización de las elecciones fueron los protagonistas. Por ello este mismo domingo se repitieron las elecciones de agosto en 25 distritos. Afortunadamente esta vez las cosas han sido mucho más tranquilas.
Es difícil describir lo que hemos vivido estos días sin mencionar la emoción, la impotencia e incluso cierto sentimiento de culpa al constatar sobre el terreno que Haití es una sociedad compleja y desigual, demasiado desigual. Un país marcado por su historia política pasada con terribles dictaduras y organizaciones como los temibles Tonton Macoutes que han dejado rastro y efectos en el ecosistema político del país. Por si esa herencia fuese poca el país trata de resucitar tras el terremoto que asoló el país en enero de 2010. Se calcula que 200.000 personas perdieron la vida en aquella catástrofe que afectó al que se considera país más pobre de América. Algunos de los compañeros de misión, que visitaron el País hace 5 años, han encontrado muchos cambios positivos, aunque el proceso de reconstrucción ha estado presidido por la polémica principalmente por las sospechas de corrupción en el manejo de los fondos y recursos enviados por la comunidad internacional para contribuir a reconstruir el país.
Las cicatrices de estos problemas se perciben en las personas, en el ambiente y, por supuesto, en edificios e infraestructuras. Sin embargo el país y muchas de sus gentes que hoy tienen una mirada triste tienen una gran potencialidad por su privilegiada situación en el Caribe, por su medio natural por su agricultura. Como siempre el arte desvela esta esperanza. Los artistas locales cubren los muros desechos con obras y color esperando que alguien compre una parte de su esperanza plasmada en esos improvisados y petrificados lienzos.
En ese contexto hemos vivido cinco días emotivos, complejos e interesantes. Hemos conocido al presidente del país, Michel Martelly, a representantes de las fuerzas de oposición y hemos cambiado impresiones sobre sus planes para sacar al país de la pobreza e inestabilidad. Hemos hablado con las organizaciones de la sociedad civil y hemos compartido inquietudes y conocido sus actividades para la democratización del país.
En el informe elaborado hemos destacado esta calma, y el hecho de que el escrutinio al que asistimos fue mucho mejor, más ordenado y claro que el anterior. El dato más negativo, la abstención. La participación no alcanzó las previsiones lo que indica aún un alejamiento entre electores, candidatos y clase política. En esta cuestión es verdad que Haití no tiene la exclusividad, baste recordar la participación en las últimas elecciones del Parlamento Europeo. En el lado positivo en esta ocasión los organizadores de las elecciones supieron leer y resolver los problemas más graves de los comicios del pasado 9 de septiembre y crear mejores condiciones para el desarrollo de la jornada y el escrutinio recogiendo las recomendaciones formuladas por la Unión Europea.
Hemos observado también que el sistema para valorar las condiciones políticas de los candidatos, y que deben superar los candidatos para demostrar su honradez e idoneidad para ocupar un cargo público es muy mejorable. Este procedimiento, conocido como «descargo» es, en principio una buena idea, pero se ha convertido, de facto en una palanca mediante la que en parlamento puede de facto vetar algunos candidatos sin bases objetivas. De hecho es hoy el principal obstáculo para presentarse, lo que no impide que concurran a los comicios una gran cantidad de candidatos, 54 exactamente, algo extraño a nuestra cultura electoral. Otro motivo que da lugar a esta situación es la inexistencia de partidos políticos estables, se crean y desaparecen en función de las personas y las coyunturas y este es otro factor de inestabilidad.
Hemos constatado que debe mejorarse la resolución de las reclamaciones electorales. No hay criterios claros y uniformes para resolverlos, por lo que urge instalar un control verdaderamente independiente de estas reclamaciones. En las actuales condiciones el sistema empleado es contrario a las buenas prácticas internacionales en materia de democracia electoral.
A algunos observadores les ha llamado la atención la parcialidad con que los medios apoyaban a algunos candidatos en detrimento de otros en un contexto que calificaron de suficientemente plural. Y es verdad que las cifras eran bastante llamativas, pero a lo mejor algo más cerquita de nuestras casas europeas no pasaríamos la prueba del algodón.
No puedo por último dejar de mencionar el papel de las mujeres. Es duro tener que escuchar a todos afirmar que Haití se mantiene gracias al trabajo de las mujeres pero a la vez saber que la violencia doméstica se vive de puertas adentro en muchas casas, demasiadas casas. Que la mujer hace, educa, sostiene pero no tiene presencia, posición ni autoridad. Ganan el dinero cocinando cada día y vendiendo en cada esquina la exquisitez del día bajo una sombrilla coloreada. Limpian la ropa secan sobre tejados planos para que a todos les luzca reluciente.
Desde esa situación de actividad visible, imprescindible, pero no reconocida, van dando pasos. Por primera vez se ha puesto en marcha una campaña específica para animar a las mujeres a participar en las elecciones y en la vida económica, social y política del país. Aún no son muchas las que se animan, por aquí tampoco lo fuimos, pero lo conseguirán.
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