NUEVOS ESCENARIOS Y CAMBIOS TRANSFORMADORES
La fundación Sabino Arana ha celebrado los pasados lunes y martes una nueva edición de «los diálogos de Bilbao» una tribuna fresca, estimulante y siempre volcada en temas de actualidad que se organiza en colaboración con el instituto de pensamiento de los demócratas europeos. Este año algunas de las candentes cuestiones que tenemos sobre la mesa nos han llevado a reflexionar sobre Democracia, soberanía, globalización y comunidad y los cambios que están experimentando estos conceptos.
La verdad es que un repaso a los periódicos de cada día nos pone en contacto con la plasmación concreta de esta evolución. Vemos como en las fronteras de la civilizada y humanista Europa se colocan enormes vallas erizadas de cuchillas para «ordenar» la acogida de personas refugiadas a las que la legislación internacional y los más básicos principios y valores obligan a atender. Observamos también como algunas grandes conquistas de nuestras estructuras supranacionales, como el espacio Schengen, se tambalean por la presión del miedo y del populismo. Por el egoísmo de algunos mentirosos que venden a «sus» nacionales que pueden salvarse solos sencillamente desobedeciendo leyes internacionales y arrumbando los valores en que se basa la construcción europea.
Por si esto fuera poco vemos como Europa, esa estructura supranacional pensada para enfrentar con garantías estos problemas no puede disciplinar a los socios que la forman y tampoco puede articular una posición común para intervenir en las zonas en conflicto para colaborar en origen en la solución de los problemas que originan estos masivos movimientos de población.
Por debajo, algunos de los estados que forman la unión se desmoronan por su incapacidad para asimilar la diversidad que contienen. Los casos de Cataluña y Euskadi son suficientemente significativos de la esquizofrenia en que se mueven los hinchas de los antiguos estados nación, aún convencidos de que la unidad basada en la razón de la fuerza, en las amenazas, en discursos tan confusos como antiguos no sirven para nada. No solucionan el problema político de comunidades que quieren sumar sí, pero de otra manera. Que quieren en suma adherirse libremente o no a determinadas comunidades más grandes sobre la base de su voluntad y vocación de articular la diversidad como oportunidad y riqueza no como incomodidad a «proteger» achicando todo lo posible sus espacios.
Estas son las cuestiones que estaban presentes en aquel debate que fue para mí motivador y sugerente. Estuvimos hablando de los grandes mitos y los grandes temas del debate contemporáneo sobre política y democracia. Por allí desfilaron desde las dicotomías entre democracia, soberanía y globalización a la dialéctica entre partidos y política tradicional y el discurso de los nuevos maniqueos que lo reducen todo a una pulsión entre personas, ciudadanos y élites.
En ese contexto resultaba obligatorio replantearse el sentido, los límites y la definición de comunidad, los ámbitos de socialización, convivencia y solidaridad. Y todos convenimos que hay que darle un buen repaso a esos conceptos que la realidad envejece sin que el poder que vive en ellos quiera darse por enterado.
A mí me ha quedado claro que hay valores preopolíticos, fundamentos morales, obligaciones, que son una necesidad global y que deben articular el funcionamiento de todas las comunidades y vertebrar su suma. También me quedó claro que ello no significa uniformizar, porque la diversidad es esencialmente humana. Pero solo puede sobrevivir si no forma barreras sobre la base del incumplimiento de estos valores universales, básicos, que deben alumbrar otra forma de ser, estar, consumir, relacionarse y habitar el mundo.
Parece buenismo, pero creo que estamos ante una cuestión como la del cambio climático. No podemos elegir. En suma otra experiencia muy interesante que nos permite seguir pensando en moderno, en futuro. Ya he escrito aquí muchas veces que quienes nunca gestionamos fronteras, que quienes nunca fuimos estado, que quienes hemos padecido las arbitrariedades y los incumplimientos que los grandes acostumbran a propinar a los pequeños, no podemos estar pensando en clonar un disparate semejante. Cambios transformadores y nuevos escenarios.
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