UN RAYO DE ESPERANZA PARA EL CALVARIO RUMANO DE ERNESTO SOJO
Esta mañana la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo ha decidido dejar abierta una queja del ciudadano vasco Ernesto Sojo. El objetivo es que el estado de Rumanía responda sobre las numerosas irregularidades que permitieron a los socios de nuestro conciudadano quedarse sin el negocio en el que había invertido todos sus ahorros. Mi casi convecino, vive en Mundaka, me explicó hace meses su problema en Bermeo en el transcurso de una larga reunión. Buscaba una forma de hacer llegar su caso al Parlamento Europeo. El camino, la presentación de una queja ante la Comisión de Peticiones. Hoy hemos podido defender su caso aquí en Bruselas. Aquí podéis ver la denuncia completa efectuada por su representante.
El tema es, en resumen, el siguiente: Ernesto, empresario de éxito y emprendedor vio en Rumanía y el proceso de apertura de los países de la antigua Europa del este la oportunidad de invertir en la industria de la madera. Una de las regiones más deprimidas de Rumanía ofrecía por sus condiciones naturales buenas expectativas para montar allí una serrería y comercializar la producción de madera manufacturada en toda Europa. Sojo se decidió e invirtió más de dos millones de euros en convertir su sueño en realidad. Bocsa , un pueblo de unos 20.000 habitantes en la frontera entre Serbia y Rumanía, en la provincia de Caras Severín fue el lugar elegido para intentarlo.
La instalación era modélica en su momento (año 2000) y dotada de todo tipo de adelantos técnicos. Estaba montada a la última. Pronto empezaron los problemas y lo que iba a ser una buena oportunidad se convirtió en una pesadilla. Ernesto considera que le engañaron. La ley le obligaba a buscar socios locales y aquellas personas en connivencia con las autoridades se acabaron haciendo con el negocio en un entorno marcado por la corrupción y la ausencia de garantías jurídicas tanto para los inversores como para los ciudadanos cuando tienen que vérselas con la administración de Justicia.
El abogado que ha hecho de portavoz de Ernesto, demasiado afectado emocionalmente para intervenir en persona, desgranaba hoy una retahíla de irregularidades que afectan desde la destrucción de pruebas, a la falsificación de documentos por parte de la propia policía. Igualmente hablaba del desarrollo de procesos judiciales en los que, pese a ser el afectado no ha tenido arte ni parte. Solo pérdida, de derechos y de dinero. Casi una decena de procesos sin tener la oportunidad de comparecer, de defenderse y al final la nada.
La representante de la Comisión presente en la reunión ha insistido en que ellos no tienen competencias en asuntos individuales, que no pueden investigar ni sancionar por ellos. Sin embargo se ha explayado en la mejora de las condiciones del país. Está bien, pero ese río no va a mover el molino de Ernesto porque el agua que se llevó sus sueños desembocó hace demasiado tiempo en otros bolsillos. Desde aquí podéis seguir todas las intervenciones. El caso sojo comienza a la hora y 34 minutos de filmación.
A mi ese discurso general no me vale. Estoy cansada de verlo en otros casos escandalosos en los que le guardiana de los tratados mira para otro lado cuando hay flagrantes vulneraciones de preceptos nada esotéricos incluidos, por ejemplo en la carta Europea de derechos fundamentales que está en el Tratado de Lisboa. De hecho en esta comisión uno de sus vicepresidentes es responsable de estado de Derecho y se ocupa también del seguimiento del respeto a la carta de derechos fundamentales. Es hora de pasar de las palabras a los hechos
Desde luego yo le he exigido a la Comisión que efectúe una investigación exhaustiva y rápida porque están en juego los derechos fundamentales de una persona y la confianza y la seguridad jurídica de todos los europeos. Ernesto Sojo ha pasado de ser un empresario próspero, emprendedor y con el impulso que hace falta para internacionalizar su negocio a depender de las ayudas sociales. La causa de su ruina no fue ni el inadecuado diseño del negocio, ni una mala gestión, ni las condiciones del mercado.
Este caso pone cara y ojos a un problema del que aquí ya se tiene conocimiento. Rumanía aparece señalada en rojo en informes de la propia Comisión o de organizaciones como Wacht Human por la dudosa independencia de su poder judicial y la altísima tasa de corrupción. El colegio de Comisarios ya puso bajo estricta vigilancia a este país por estas razones y se exigió la creación de una agencia independiente que verifique incompatibilidades y potenciales conflictos de interés en los órganos ejecutivos y judiciales así como aumentar la lucha contra la corrupción, especialmente a nivel local. Estas observaciones son de 2012. Los hechos que han costado la ruina al señor Sojo, todos ellos vinculados a esta problemática, se produjeron casi una década antes cuando la situación era obviamente mucho peor.
Carlos Iturgaiz que ha estado en la Comisión con nosotros ha incidido en esta misma idea y ha añadido además que sería bueno que el gobierno e Rumanía fuese llamado a comparecer en la comisión para ver que explica, porque en su tiempo de presidente de este órgano ya consiguieron alguna vez que desde algunos estados se diesen explicaciones sobre casos concretos. Al hilo de su intervención a mí se me ocurre que no sería mal asunto que en el reglamento del parlamento y especialmente en el funcionamiento de esta comisión se obligase a la representación permanente de cada estado miembro a asistir a las reuniones en que se tratan asuntos relacionados con su estado y dar una explicación de oficio. Eso daría un sentido mucho más rico e intenso a estas sesiones.
Me ha encantado la voluntad con la que la presidenta Cecilia Wikstrom se ha empeñado en mantener viva la queja. De momento los servicios jurídicos del Parlamento van a estudiar cuál es el mejor procedimiento para dirigirse al estado de Rumanía y animarle a que dé explicaciones concretas sobre este caso. A ver que sale de todo esto.
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El ciudadano español Ernesto Sojo, mi compatriota, parece haber sido víctima en Rumania de una estafa con muchos implicados, a tenor de lo que expone su representante ante la Comisión de Peticiones de la que usted, mi eurodiputada es miembro, como el señor Terricabras, como la señora Valenciano y como otros varios eurodiputados españoles.
Es bien interesante el conjunto de argumentos que expone usted en esta entrada. Tomo nota. Y aguardo con interés más noticias sobre esta petición, cuando se produzcan.
Españoles… de momento.