8 DE MARZO. MIRARSE PARA ADENTRO

IGUALDADSEMINARIO

Mañana es el día de la mujer trabajadora, ocho de marzo. Por ello estos días menudean los actos sobre igualdad. Uno de ellos tuvo lugar el miércoles pasado. Lo organizó en Bruselas la asociación de periodistas europeos. Hablando de igualdad se imponen muchas veces los discursos estadísticos y por ahí empecé. Sabemos, por ejemplo que el 60% de las personas que consiguen una titulación superior en Europa son mujeres, aunque solo el cinco por ciento de los puestos de alta responsabilidad en las principales empresas del IBEX 35 en España, por ejemplo, los ocupen mujeres. Sabemos también que en España la brecha salarial hombres mujeres sigue instalada en el 20%.

Seguí recordando que a nivel europeo 62 millones de europeas han declarado ser víctimas de algún tipo de violencia de género en los últimos diez años y que más de nueve millones han sufrido diréctamente una violación, aunque solo un  tercio de ellas se han atrevido a denunciarlo. Así lo aseguraba un estudio publicado hace ahora un año la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE.

Pero decidí acabar ahí mismo con las cifras, porque una situación como la que describen esos datos es imposible de ignorar. Son hechos que están en nuestra vida cotidiana.  Preferí compartir una reflexión más personal y dirigida a la actividad cotidiana de cada uno de los y las asistentes.

En lo que llamamos primer mundo, cuando nos enfrentamos a un problema de esta dimensión estamos acostumbrados a mirar a las instituciones, a pedir soluciones. A buscar en otro lugar explicaciones, responsabilidades y medidas ejemplares y eficaces. Y es verdad que hay cosas que se pueden hacer mejor desde ese ámbito. Para elo estamos trabajando en el informe que esperemos aprobar el próximo martes en el Parlamento Europeo, espresmos que sin los problemas que se produjeron el a o pasado al tramitar el informe anual sobre igualdad. Y todo porque intentamos reforzar las cuestiones relacionadas con la salud sexual y reproductiva.

Pero a mí, cuando hablo de igualdad me gusta hacer otro ejercicio. Me gusta preguntar siempre a mis interlocutores, hombres o mujeres sobre lo que piensan que pueden hacer ellos mismos para cambiar la situación. Y tengo algunos test que siempre funcionan.

Probad a preguntar a una madre qué siente si, al llegar a casa de su hijo, encuentra a su nuera sentada tranquilamente en el sofá viendo la televisión mientras el “hombre de la casa” plancha la ropa. El 90% cree que su hijo es un calzonazos. Preguntad a diez mujeres cuantas están dispuestas, por ejemplo, a permitir a su pareja masculina que decida en aspectos sustanciales de la decoración de su casa común. O cuantas no sienten el irrefrenable impulso de supervisar el acabado de una cama que hizo su pareja o quitarle una aguja de las manos mientras ésta cose un botón o algo mucho más comprometido: los bajos de unos pantalones. El 90% de las mujeres hemos sentido alguna vez ese impulso, aunque nos cueste mucho reconocerlo.

He puesto estos ejemplos femeninos porque en cuestiones de igualdad la responsabilidad de cambiar la situación comienza por uno mismo. Porque estamos ante una cuestión de valores, de educación y de principios que, reconozcámoslo o no, llevamos grabados en el subconsciente más de lo que nos gustaría. Por eso me gusta insistir en este plano de la solución. El que responde a la simple pregunta de  ¿qué puedo hacer yo?

Así que desde esa lógica me animé a proponer a los y las profesionales del periodismo que me escuchaban  a proponerles una respuesta a esa pregunta.

Para estimular la respuesta utilicé imágenes que creo que valen mucho más que mil palabras. De hecho recomendé una práctica que hago casi todos los días, siempre con el mismo resultado desolador. Tanto, que llevo paseando el mismo ejemplo muchos años sin que, hasta la fecha pueda decirse que jamás me haya fallado.

Empecé con una imagen que utilicé hace nada menos que siete años en México cuando era presidenta del Parlamento Vasco y nos invitaron varias instituciones del país a que explicásemos la revolucionaria ley de igualdad de Euskadi. Su texto permitió que en una sola legislatura el Parlamento Vasco tuviese más mujeres que hombres sentadas en sus escaños. Y planteaba cuestiones tan interesantes como institucionalizar el papel de los hombres en el trabajo por la igualdad, enfocándolo desde la perspectiva de las renuncias que para un hombre supone aceptar acríticamente el papel de “macho alfa”.

Un ejemplo de lo que esta ley no ha conseguido cambiar vivía y vive claramente en las páginas de los medios de comunicación. El día que cogía el avión hacia México compre todos los periódicos y confeccioné esta diapositiva para mi presentación. Creo que no necesita mayor comentario.

PPT méxio

Desde entonces cada vez que tengo que dar una charla sobre el tema hago el mismo ejercicio y nunca, nunca cambia el resultado. Este vídeo para otra presentación tres años después es suficientemente expresivo:

 

En aquel ámbito sencillamente repetí el ejercicio, solo que utilizando varios periódicos internacionales. Este es el resultado.

peri2

peri3peri4

peri5

Conclusión: No solo la realidad es tan cruda como se refleja en este recorrido. Es que además hacemos poco para cambiar la situación. Las mujeres que salen en los medios rara vez figuran como expertas, salvo que se trate de temas de asistencia social o educativos. Pocas veces incorporan los títulos o la posición institucional.  Aunque tengan relevancia institucional sus imágenes no reflejan exactamente esa posición. Las preguntas que reciben siempre incluyen capítulos sobre conciliación familiar, la moda favorita y otras cuestiones que jamás se le preguntarían a un hombre. Los juicios de valor siempre se construyen valorando capacidades o  méritos que jamás se cuestionan en los hombres.

Y lo que es peor, siempre conviven con una publicidad que no se decide a abandonar el sexismo, o lo que es aún peor, incorpora varias páginas dedicadas a lo que eufemísticamente llaman, sin tacto alguno “contactos”.  Un rincón oscuro que derriba la credibilidad de cualquier discurso sobre igualdad que hayamos podido leer en las páginas anteriores.

PERIODICOS-PROSTITUCION

Por eso os animo a hacerle a la realidad otras preguntas. O, simplemente, hacerles a todas y todos las mismas preguntas. Porque tengo ganas de saber qué piensa un presidente sobre la conciliación en su propia familia. Porque no sé cómo elige y dónde compra la ropa. Y porque sospecho que no podrá citar una sola marca de suavizante y eso no puntuará en su contra. 

 Por eso pedí y pido reflexión. Podemos cambiar las cosas. El cambio verdadero, el profundo, el que moverá la situación, cosas, el conduce a la igualdad empieza siempre por uno mismo.

Tags: , , , , ,

Category: Blog

Comentarios (2)

Trackback URL | Comentarios Feed RSS

  1. Txol dice:

    Hola Izaskun tienes razon en lo que planteas y yo espero algun dia que cambie todo esto, empezando por el PNV tantos años gobernando y nunca he visto una Señora de Lehendakari, no hay Señoras con capacidad para gobernar ???. Una vez le pregunte esto al señor diputado de Bizkaia (J.l B)y de una forma muy maja me conto la pena de Murcia…nada nuevo.
    Las madres deberian educar a sus hij@s por igual, saber hacer de todo fregar,planchar,recados,cocinar,llevar la contabilidad,saber ahorrar,ir a comprar ropa solos….calzoncillossssssssssss que les da dolor de webers ir a comprar calzoncillos (quien es peor el consentido o el consentidor@).Respecto a la brecha salarial siempre me he preguntado, una mujer que trabaja en una conservera gana lo mismo que el hombre que trabaja en la misma conservera ????.
    Musus neska

  2. Io dice:

    Tiene razon, mucha razón, en lo que plantea.
    Su vida personal es sólo suya, a mi me interesa su actividad política, que es por lo que visito su blog.
    Pero en el asunto que trata en esta entrada son básicos los comportamientos privados.
    Confieso que me encantará saber, un día, que su actitud en este serio asunto, es sostenido y defendido por la mayoría de nuestros conciudadanos.
    ¡Buen artículo y estupendo enfoqué el suyo! La felicito.

Deja un comentario