UN DEBATE DE PESO: 170.000 TONELADAS

 

El pasado mes de mayo visitando el vertedero de Sasieta

El pasado mes de mayo visitando el vertedero de Sasieta

El Comisario de medio ambiente Karmenu Vella me ha confirmado hoy a  que el ejecutivo comunitario ha abierto una investigación a la Diputación de Gipuzkoa por no presentar una revisión del plan de residuos para este territorio a finales de 2014. Igualmente Bruselas afirma desconocer el coste de la rescisión de los contratos realizada para cancelar la planta de pre-tratamiento e incineración de Zubieta que figuraba en el plan anterior.

El plazo de finales 2014  para presentar una revisión formal del plan se conoció a través de otra respuesta que el propio Karmenu Vella remitió  a la oficina de parlamentaria jeltzale en Bruselas en torno al vertedero de Zestoa. En aquel documento el titular europeo de la cartera de medio ambiente afirmaba que Guipúzcoa estaba “ejecutando el plan de gestión de residuos vigente desde 2008″ y que estaban esperando recibir uno nuevo “antes de fin de 2014 para proceder a su evaluación jurídica”.

Con esa información en la mano nos pareció obvio hacer ver a la Comisión Europea que Gipuzkoa no estaba precisamente ejecutando el plan de 2008 sino cambiándolo de cabo a rabo. Y lo que es peor, sin disponer de alternativas conocidas para enfrentar el problema que genera hoy el tratamiento de residuos en Gipuzkoa. Por eso pedimos  en diciembre pasado al titular europeo de la cartera de  Medio Ambiente que comparase las medidas adoptadas por la diputación de Gipuzkoa en materia de gestión de residuos con el plan vigente en dicho territorio, el aprobado en 2008. Igualmente se solicitaba una valoración en torno a si las nuevas decisiones cumplen las normas europeas sobre jerarquía en el tratamiento de las basuras.

La expectativa que albergaba la Comisión de recibir una versión revisada del plan de residuos de Gipuzkoa en Bruselas antes de que acabase el año pasado podría basarse en las primeras informaciones que el gabinete de Martín Garitano ofreció a la Comisión durante la primera  investigación emprendida por Bruselas para estudiar los cambios en el procedimiento de recogida y gestión de residuos en Gipuzkoa. Este primer intercambio de datos tuvo su origen igualmente en otro requerimiento planteado por nosotros mismos en el Parlamento Europeo.

En su última respuesta Bruselas reconoce además no disponer de dato económico ni funcional alguno sobre las repercusiones económicas que puede tener para el territorio la resolución del contrato de la planta de Zubieta y presumible cancelación del crédito con el Banco Europeo de Inversiones para las principales infraestructuras del plan. Este tema fue de hecho el detonante de la primera investigación.

La Comisión deberá valorar en su investigación los efectos que va a tener en Gipuzkoa en los próximos años la cancelación de la planta de pre-tratamiento y valorización energética de Zubieta que contaba con financiación del B.E.I. y las incertidumbres que existen sobre las alternativas planteadas por el gobierno de Bildu para sustituirla. En principio y con los datos actualmente vigentes cerca de 170.000 toneladas de residuos al año carecen de posibilidades reales de tratamiento acordes con la jerarquización prevista en las normas europeas. Como se recordará la apertura de nuevos vertederos aparece en último lugar entre las opciones que figuran en la directiva europea que armoniza la gestión de residuos en toda la unión Europea. Y es precisamente la apertura de nuevos vertederos, ante la saturación de los existentes y la anulación de la planta de pre-tratamiento, lo que viene proponiendo hasta hoy la Diputación de Gipuzkoa.

Tengo un único empeño con estas iniciativas: animar un debate constructivo en Gipuzkoa sobre el verdadero problema de aquel territorio con los residuos, un empeño en el que está especialmente comprometido nuestro grupo juntero en aquel territorio. El debate sobre otra imposición, el puerta a puerta, ya no puede ocultar que no hay plan de gestión para  170.000 toneladas de residuos al año. Este montón de basura carece hoy de un destino claro porque se anularon las soluciones  previstas y acordadas por la mayoría de los guipuzcoanos, sin plantear una alternativa con el necesario respaldo institucional, viable en tiempo y forma y con procedimientos conocidos para ejecutarla. Ahora, sin la solución anterior tampoco tenemos otra y el problema pesa 170.000 toneladas.

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