LA SEGURIDAD EN EUROPA NECESITA MAS COORDINACION
La rueda de prensa en la que ALDE presento su propuesta de gobernanza democrática en estrasburgo. El Presidente Verhofstadt con Sophie In’t Veld
A finales de la pasada semana nuestro grupo en el Parlamento Europeo ALDE, planteó una nueva propuesta para regular la recogida de nombres de pasajeros (PNR) que cumpla los estándares europeos. Igualmente animó al Consejo Europeo que acelere la entrada en vigor en todos los estados de la directiva sobre protección de datos. La iniciativa respondía a dos cuestiones. Por una parte dejar claro ante la opinión pública europea que no es el parlamento quién bloquea esta iniciativa. Son más bien los estados quienes tratan de aprovechar la alarma social creada por los atentados yihadistas para rebajar los estándares y garantías que ofrece la legislación europea a la intimidad y seguridad de las personas. Por eso dejamos claro desde entonces que nuestro grupo y el PNV, desde luego, apoyaremos todas las mejoras que respeten la Carta Europea de Derechos Fundamentales.
Yo expliqué este asunto en un comunicado que, la verdad, no tuvo demasiado éxito, porque ponía el dedo en una llaga de las que no suele hablarse nunca por más que sea archiconocida. Y el tema no es otro que la descoordinación y la resistencia que tienen los servicios de seguridad estatales para compartir datos con sus correspondientes. Siguen en este asunto encallados en uns conceptos de soberanía anticuados y rancios que no dan respuesta a las capacidades que las nuevas tecnologías y la progresiva globalización ofrecen a las organizaciones criminales.
Para demostrarlo me pareció oportuno recordar que los autores de los últimos atentados eran perfectamente conocidos por las policías de varios países por su extremismo, que habían sido investigados y que en la actualidad hay datos y procedimientos de recogida que permiten hacer muchas cosas. Aprovecharlos exige mejorar la coordinación entre todas las agencias e instituciones que tienen competencias en materia de seguridad.
Vista la situación está claro que necesitamos una agencia europea de inteligencia con información, análisis y objetivos compartidos. El Parlamento Europeo no se ha opuesto a mejorar la recogida de datos. Solo quiere que se ajuste a la legalidad europea. Los gobiernos deben mejorar en coordinación, adoptar la directiva europea sobre protección de datos y la Comisión remitir una propuesta PNR (Passengers Name Record) adaptada a los estándares democráticos que figuran en la Carta de Derechos Fundamentales. Por eso pedimos que envíen cuanto antes una nueva propuesta que cumpla estos requisitos, como acaba de plantear nuestro grupo en el Parlamento Europeo”.
Esta iniciativa es coherente con elplan para poner en marcha un pacto por la gobernanza democrática en Europa propuesto por el grupo ALDE, que se basa en el escrupuloso respeto al estado de derecho y al catálogo de derechos integrado en el tratado de Lisboa a través de la Carta Europea de Derechos Fundamentales. Estos estándares democráticos permiten de modo suficiente la recogida y tratamiento con plenas garantías de datos personales. Pero a la vez defiendo, como lo hice el domingo en París, que mejore la coordinación y el análisis compartido entre los estados miembros para despejar la amenaza del fundamentalismo que impulsa atentados como el de Charlie Hebdo. Siempre que vivimos acontecimientos tan trágicos hay tentaciones de lanzar este tipo de debates y cambiar leyes a la carrera, para ocultar lo verdaderamente relevante: la resistencia de muchos estados a compartir datos y cooperar en una verdadera inteligencia a nivel europeo en la que participen TODAS las organizaciones del continente con competencias en materia de seguridad pública.
El ejemplo de lo que no debe hacerse lo tenemos claro y próximo. Basta recordar la desconfianza y limitaciones que se pusieron en su día a la Ertzaintza para integrarse en el sistema de información Schengen que ha mermado claramente la eficacia de la Policía Vasca y perjudicado a los ciudadanos a los que prestaba seguridad cuando la principal amenaza para ella eran las actividades de una organización criminal como ETA con todas sus bases operativas ubicadas en Francia. Además los mismos que privaban de información a la Ertzaintza eran los que se dedicaban a criticarla por una supuesta falta de resultados estrechamente ligada a esas decisiones. Hace falta bastante cara dura, pero es lo que hemos vivido durante muchos años. Los datos están ahí y son clamorosos. Se han escrito centenares de páginas sobre la incapacidad de la ertzaintza. Sobre los palos en las ruedas que trataron de esterilizarla ni se han escrito ni se escribirán. Demasiado vergonzoso para reconocerlo.
Desgraciadamente es lo que cabe esperar de un sistema y unas instituciones que en algunas ocasiones han optado por el camino de en medio. En la defensa de la democracia los peores atajos son los que vulneran las leyes y el estado de derecho. Las autoridades judiciales españolas llevan ya unas cuantas advertencias en torno a su propensión a aplicar a determinados delitos un derecho de excepción que no es acorde con el estándar europeo de protección de los derechos fundamentales. Esta utilización arbitraria del poder debería dejar de ser la primera respuesta para defender la democracia del terrorismo. Pero parece que seguimos en las mismas. Parte del tribunal supremo insiste en ignorar decisiones marco que deben aplicar de acuerdo con la legislación europea. Por su parte el ministro del Interior sigue empeñado en fabricarse operaciones que vistas las formas y los resultados solo sirven para abrir el telediario que controla. Es el caso de la denominada “operación Mate” .
Quisiera demás dejar aquí una última reflexión que ya compartí con vosotros en la crónica que dediqué a la manifestación de París. Solo atendiendo al perfil de los autores de los últimos atentados en Francia deberíamos trabajar mucho más para evitar que haya en Europa bolsas de marginación social, cultural, religiosa o económica en las que hacen su agosto la radicalidad y los apologistas de la violencia y en las que lamentablemente algunos ciudadanos están dispuestos a matar o morir antes de seguir viviendo situaciones de discriminación o marginalidad. En ese sentido saludo las llamadas a recuperar el respeto a la pluralidad y el espíritu de la Europa de los pueblos invocado la pasada semana en Estrasburgo varios portavoces parlamentarios como primer antídoto contra esta lacra.
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Donde hay lealtad constitucional no aparece la desconfianza, señora eurodiputada. Como usted conoce bien en Cataluña y en la CAPV, pero no sólo, se intentó y se sigue intentando, utilizar nuestro marco jurídico para dinamitarlo desde dentro.
Sería una muy grave irresponsabilidad, como ha señalado una y otra vez el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en sus sentencias, no estar vigilante y activo ante tales riesgos para el sistema democrático.
El día en que este usted dispuesta a sacar a la luz todo lo que hay, en el PNV y en otros sectores del independentismo vasco sobre el tema de la Ertzaintza podremos hablar de eso y de la polici de la Generalidad de Cataluña, pero mientras le agradeceré que no enrede con esas cuestiones.
Señor Lolito, o Fofito, por las payasadas que suelta vd:
Le recuerdo, y en todo caso le invito a que consulte un diccionario de la lengua española, que esa LEALTAD que vd invoca es bidireccional: también se refiere a, e implica que, el Estado no traicione, reviente, trafique, mancille, deteriore y/o prevarique en lo que respecta a sus obligaciones éticas, legales y CONSTITUCIONALES con las entidades subestatales y, en este caso, con la Comunidad Autónoma Vasca.
Si esa «lealtad constitucional», bundestreue que le llaman los alemanes, se hubiera dado por parte de Madrid, ahora no estaríamos planteándonos que lo único que nos queda es la independencia.
Y cuando vascos y catalanes nos hayamos largado, señor Lolito, que les vaya cundiendo en esa España suya.
Atentamente.
Me sorprende que usted no se dé cuenta de que quienes nadan contra corriente son los que hablan así de la Ertzaintza. Me da pena que la señora Bilbao u otros que podrían contra mucho más sobre las deslealtades, zancadillas, palos en las ruedas y abiertos delitos que se han cometido para tratar de impedir a la policía vasca cumplir su cometido y acusarla después de pasiva no hablen más. Le animo a que investigue un poquito, solo un poquito, sobre lo que ocurrió, por ejemplo, con el atentado contra Fernando Buesa. Lo tiene en el ABC. Con el cretinismo y la falta de profesionalidad acostumbrada en ese periódico y en la época al día siguiente de aquel atentado, en el que asesinaron tambiên a un ertzaina, Jorge Díez Elorza, el ABC denunciaba que la se habían encontrado datos sobre los seguimientos a Buesa en la desarticulación de un comando en Bilbao y que la Ertzaintza no había reforzado la protección del entonces parlamentario vasco asesinado. El entonces Consejero de Interior, Javier Balza Aguilera reaccionó ofreciendo un dato sobrecogedor: Aquellos datos sencillamente no se habían pasado a la ertzaintza, policía encargada de la protección de Buesa. Aquel mismo día el «escándalo» desapareció de la prensa española. Una vergüenza, comprobable, indecente, vergonzosa. Acaba de salir un libro sobre este tipo de mierdas. me parece que no va a ser el primero. No espero, porque la justicia española es así, que se impute a nadie.Pero no será porque no haya delitos que depurar. En España lamentablemente la justicia creativa siempre se emplea para lo mismo. Barcenas en la calle, Galindo también, Botín riendose mientras vivió. No me parece que sea como para estar orgulloso. Yo por esas cosas no quiero ser español.
Hoy en la prensa espanola se destaca en grandes titulares el asuntillo ese de la trama de policias corruptos en Carabanchel. No es la primera trama que afecta a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado espanol. Ni sera la ultima.
Si el estulto faccioso que por aqui se deja caer a emporcar aplicara a la policia espanola la propia «logica» que aplica a la Ertzantza, deberia concluir en solicitar la exclusion de la policia nacional de todo tipo de cooperacion exterior, ya que «no podemos fiarnos de ellos».
Y entonces como para empezar a hablar de politicos e instituciones espanolas.
Pero ese tipo de reflexiones no van con el fascio hispano, demasiado acogotado por el peso de su caspa y sus botijos.