UNA LECCION DE DEMOCRACIA
Veinticuatro horas después de conocido el resultado del referéndum escocés no me resisto a subrayar algunas de las cuestiones que espero que todos hayamos aprendido para siempre. La más importante, claro, es que el fundamento de la Democracia es el respeto a la voluntad de la gente y que la política de verdad, con mayúsculas la protagonizan quienes ejercer liderazgos de verdad, quienes asumen riesgos y tras recibir el veredicto de las urnas son coherentes con lo que les acaba de decir la ciudadanía. Y este proceso ha dado muestras de la debilidad de los conceptos democráticos que manejan algunos de los “grandes líderes” que en España han sido y están siendo.
Os pido que si tenéis un poco de tiempo os miréis el vídeo en el que el primer ministro británico David Cameron analiza todo el proceso escocés incluidos los resultados. Reconoce que pudo poner todo tipo de excusas para no celebrarlo, que hubiese resultado más cómodo no hacerlo y viendo el terremoto que el proceso ha originado entre los Tories hay que creerle a pies juntillas. Pero, lo hizo, arriesgó, ha ganado y además ha sabido hacerlo, porque ha entendido el mensaje de fondo que lanzan los reinos británicos: hay que cambiar profundamente la distribución de poder y el funcionamiento institucional en Gran Bretaña convertir en verdaderamente federal, en materialmente federal, el federalismo identitario que cimenta la unión de las naciones que forman el reino unido. Hay una crisis profunda del modelo de estado y una crítica de fondo contra las políticas que han desarmado poco a poco desde los tiempos de la Tatcher la protección social en Gran Bretaña. Y existe la profunda convicción de que acercando la gestión de esas cosas a los ciudadanos y poniéndolas en relación con la riqueza que generan las cosas mejorarán.
Ese debate se produce en un país en el que nadie discute en Gran Bretaña ese principio plurinacional. No hay un debate identitario y a ningún Inglés se le ocurre dudar de que Escocia es una nación. Igual que aquí en la que la inmensa mayoría de los españoles que reivindican la españolidad de Euskadi desconocen por completo quienes son Axular o Lauaxeta y consideran el euskera un intento, como me dijo en una ocasión el presidente de un parlamento autonómico, de distinguirse por capricho de los demás, sin entender siquiera que para muchos de nosotros es simplemente nuestra lengua materna, una lengua en la que resulta difícil vivir las veinticuatro horas en nuestro propio país.
De Alex Salmond el ministro principal escocés debe predicarse lo mismo. Comenzó esta apuesta reivindicando más autonomía para Escocia y en especial en el ámbito fiscal. Para ellos el Concierto Económico es una referencia y hemos trabajado con ellos mucho en que lo conozcan en profundidad. No le hicieron caso y planteó como alternativa la independencia. Arriesgó, consiguió el referéndum y tras colocar la independencia como algo perfectamente posible obligó al poder central británico a dar su brazo a torcer y prometer, a cambio del no, una profunda reforma del sistema institucional en el sentido en que siempre la había reclamado. Desde esa perspectiva es un ganador pero ha tenido la honradez de dimitir. Sin duda entrará en la historia.
Por eso dejo aquí estas descripciones para su contraste con estos vídeos en los que las mentiras más groseras y absurdas, las amenazas, el desprecio al adversario político, el desprecio a la voluntad de la ciudadanía expresada democráticamente y una resistencia a aceptar la realidad les colocan en su lugar.
Aquí le tenéis a Aznar, recordando lo que es autoritarismo en estado puro cuando se trata de encarcelar demócratas y hablar de democracia:
Y aquí Rajoy, cuando se debatió el pan en el congreso dando otra lección de ranciedumbre y demostrando sus escasas convicciones democráticas. El plan es una imposición, pero por si acaso no dejaremos que se vote,
no sea que la gente lo apruebe por una gran mayoría.
Este no necesita comentarios.
Y el colofón:
Better together pero sin consulta, no fastidiemos.
En este blog, lógicamente debe haber un espacio para “aplaudir” el arrojo con el que algunas instituciones y líderes europeos han observado este proceso. Han mentido cuando aseguraban que había fundamentos jurídicos para dejar fuera de la unión al estado escindido pues no hay en los tratados ninguna previsión en ese sentido. Han demostrado que frente a lo que decían en público, este proceso y todos los similares que se produzcan en Europa eran, es y seguirá siendo un asunto europeo. De lo contrario no se entiende la respiración contenida con que siguieron el recuento en algunos despachos de Bruselas y las declaraciones de alivio que lanzaron cuando se conoció el resultado. Solo falta que ahora que la ciudadanía ha comprobado que todo lo que decían era simplemente mentira no les permita hacer lo mismo en próximas ocasiones. Porque llegarán.
Tengo verdadera curiosidad por ver cómo se enfrentará en Bruselas el siguiente referéndum “legal” que se anuncia, el de la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. ¿Será un asunto interno británico? ¿Y qué ocurrirá si alguno de los reinos rechaza una posición que resulta mayoritaria en la Unión? ¿Y si ese reino es Escocia? Yo no tengo duda de que en ese caso Escocia retomará el proceso hacia su independencia y me gustará ver que hace entonces Bruselas. Una vez más el cálculo y la dependencia de unos estados que se desvencijan por la presión popular que hace la ciudadanía para acercar el poder de verdad a quienes les pertenece en democracia han protagonizado un lamentable espectáculo que solo retrasa una reforma pendiente que a muchos les va a pasar por encima.
Finalmente y por no cansaros algunas reflexiones hacia el interior. Una vez más creo que hemos acertado. Por reivindicar el modelo Escocés como el nuestro, el que va a cimentar las reformas institucionales que necesitamos en el futuro. Por no ponernos nerviosos. Porque ya recorrimos otros caminos arriesgando y hemos aprendido. De nuestros adversarios políticos y de los presuntos interesados en nuestros mismos objetivos básicos. Una vez más es la apuesta que nos va a salvar del descarado neo centralismo que pretende desarmar nuestro autogobierno.
El Concierto Económico, como solución al federalismo fiscal que reclaman Escocia y otras regiones se va a poner de moda en Europa y es un camino para reforzar el poder de las instituciones comunes de la Unión Europea. Porque va a hacer más fácil aplicar el principio en que se basa la unión: la subsidiariedad. Acerca lo que funciona mejor cerca y colocar en Europa lo que necesitamos resolver entre todos.
Así va a ser más difícil que los argumentos absurdos y falaces con que lo más reaccionario del nacionalismo español discute el ejercicio de responsabilidad que es el Concierto Económico, tengan la mínima credibilidad. Pocos de los que mantienen esas posiciones saben qué es y cómo funciona el Concierto. Y a mí me cabe el orgullo de haber contribuido a que esta idea del federalismo fiscal vaya abriéndose camino en Europa, porque creo en ella como instrumento de reactivación económica y hasta herramienta contra el déficit. No voy a cansaros con todas las iniciativas que al respecto he puesto en marcha en estos años en el parlamento Europeo. Pero si quiero compartir y recordar con cariño que en mis tiempos de presidenta de la Conferencia de Parlamentos Regionales europeos este asunto fue uno de mis objetivos prioritarios.
El carácter escrupulosamente democrático del proceso escocés, la completa ausencia de violencia, la aceptación del pluralismo de la sociedad y los resultados del referéndum, la unidad que han mantenido los partidarios del “si” y la coherencia entre dichos y hechos son otras lecciones que nos dejan estos meses sobre las que deben reflexionar quienes tienen aún pendiente una severa autocrítica. Porque la violencia que han practicado o amparado jamás tuvo justificación. Ha generado un dolor absurdo, inhumano, inaguantable. Pero además ha esterilizado la capacidad de cambio que tiene siempre una mayoría social.
Category: Blog