SOLUCIONES DEMOCRÁTICAS EN EUROPA

| 16 septiembre 2014 | Responder

Ayer en el primer pleno que celebraba el Parlamento Europeo tras las vacaciones era obligatorio hacer referencia al referéndum escocés y lo que significa. En mi opinión es uno de esos acontecimientos que, pese a lo que dicen los partidarios de los estados viejos, va a ayudar a construir una Europa Federal, verdaderamente federal. Por eso he defendido y solicitado ante los miembros del Parlamento Europeo que las instituciones de la Unión impidan que la cerrazón de algunos estados miembros bloquee soluciones democráticas para resolver problemas territoriales como la que se va a aplicar esta semana en el citado reino británico. La cuestión escocesa, como la vasca, la catalana o la flamenca obligan a repensar que es una nación en el siglo XXI.

Bueno, el trabajo está hecho. Más bien obligan a asumir a los estados nación que la identidad obligatoria es cosa del pasado, igual que algunos orgullos, otros pruritos y muchos miedos que impiden que Europa recupere el papel que debe tener en el mundo. Procesos como el escocés lejos de ser una amenaza o un paso en dirección contraria a la debida son una verdadera oportunidad para construir una Europa verdaderamente federal basada en la libre adhesión de su ciudadanía.

No, no pasa, no existe. No. Esa es la palabra con que el sistema de partid os español enfrentaun problema que no quieren asumir: que el demos que se constitucionalizó en 1978 no era compartido y que su institucionalización estuvo bastante lejos de ser democrática. Por eso el patriotismo constitucional de los Sabater y compañía no es el de Habermas. De hecho se parece a las ideas del pensador alemán lo mismo que una bota de calzar a otra de trasegar vino.

Una puede asumir que entonces era difícil hacer otra cosa. Puede admitir que pudo ser la única estrategia posible para terminar con el franquismo desde dentro del franquismo. Pero lo que resulta inadmisible es que aquella coyuntura se transforme en una especie de perfección eterna que no necesita revisarse a la luz de lo que pide la ciudadanía y de lo que exigen los tiempos.

Eso es lo que significa blandir la ley, como si no pudiera cambiarse cuando por hacer el Tancredo naciones Cataluña o Euskadi deciden sobre la base de una amplia mayoría de su ciudadanía que ya le han tomado el pelo lo suficiente. Y eso es lo que significa el eterno no con que se responde a cualquier solicitud razonable de revisión del estatus procedente de esas naciones. Lo mismo significa el incumplimiento sistemático y descarado que se hace de los estatutos que organizaron el estado autonómico.

Eso se llama imposición. Imponer no soluciona, enquista. Por eso en las zonas más civilizadas del planeta se entiende fácil el principio de no  imponer, y no impedir este tipo de debates.  En definitiva: Política y democracia. En definitiva, diálogo, acuerdos y ratificación ciudadana. Aquí algunos mienten sin pudor cuando pretende que esta fórmula es cosa de “la ETA”. Saben perfectamente que esta forma de plantear el problema vasco no se parece en nada a la elucubración de la patria independiente y socialista que en confuso concurso con el internacionalismo, el ecologismo, los movimientos bolivarianos y algún otro ismo que me dejo trufaban las lamentables piezas de estulticia con que los intelectuales del otro movimiento, el autodenominado (bueno Aznar también les llamó así)  “movimiento vasco de liberación nacional” justificaban el crimen.

Por todas estas razones creo que estos no son problemas internos de los estados miembros. Son un problema de libertades fundamentales y de realismo. Para empezar porque una posible escisión crea no uno sino dos estados, el escindido y lo que queda del original. Y eso tiene unas consecuencias institucionales a nivel europeo indiscutibles. Especialmente si los ciudadanos del territorio escindido, ciudadanos europeos, manifiestan su voluntad de seguir siéndolo. Se me ocurren muchas maldades sobre este argumento. En Gran Bretaña parece que preparan un referéndum para salir de la UE. Con su estructura institucional, una asociación de reinos, que ocurriría si en Gales, por ejemplo sale que no y en Inglaterra que sí. Ma da que laMerkel en ese caso sería más prudente que en su visita a Santiago de Compostela. Y En España ¿si pasa algo parecido y somos catalanes y vascos los que queremos seguir en la Unión y el resto de España no? ¿Qué dirían las autoridades comunitarias?

Es además una cuestión de igualdad de derechos en un ámbito que se caracteriza por haberse construido como un espacio de libertades y democracia. Por eso es lógico que  si en un estado miembro como España la resolución de estos problemas se enquista por la cerrazón de sus gobernantes tiene que haber un arbitraje europeo para resolver. Ningún estado con esos problemas de integración puede aportar estabilidad ni cohesión a la Unión Europea. Basta ver, por ejemplo los efectos bursátiles y en el mercado financiero vinculados a los acontecimientos que se viven en Escocia.

En definitiva, los problemas políticos no se pueden resolver por procedimientos autoritarios. Por eso ayer reivindiqué el contenido del manifiesto de Estrasburgo para que  un arbitraje europeo iguale los derechos de todos los ciudadanos de la unión cuando algún estado miembro se niegue a seguir este sencillo guión.

El Manifiesto de Estrasburgo resume el trabajo desarrollado durante dos años por el intergrupo de Minorías del Parlamento Europeo durante la pasada legislatura para animar a la Comisión  a proponer una legislación que garantice un catálogo de derechos básicos a los miembros de las minorías nacionales que viven en la unión europea. Entre otras consideraciones incluye esta solicitud de arbitraje incorporada al texto tras una aportación nuestra. El documento fue apoyado antes de las elecciones europeas por la firma de casi un centenar de eurodiputados pertenecientes a todos los grupos de la euro cámara.

En definitiva y por terminar creo que las tensiones territoriales que se viven en algunos estados miembros europeos son un síntoma más del declive de los estados tradicionales. Su resolución es una oportunidad para renovar el concepto de nación y para construir la Europa federal  en la que partidos como el PNV llevamos trabajando siete décadas.

Tags: , , , , , ,

Category: Blog

Deja un comentario