INQUIETUDES EUROPEAS EN LAGUARDIA
El viernes por la tarde estuvimos en Laguardia, en el corazón de la Rioja Alavesa repasando las inquietudes de ciudadanos y profesionales que, desde allí perciben con total claridad lo que inciden las decisiones europeas en sus vidas cotidianas. Nos llegamos allí respondiendo a una invitación de Gonzalo Sáez de Samaniego, consejero de agricultura en el gobierno Ibarretxe que tras esa incursión en la política se dedica ahora a colocar el nombre de Rioja Alavesa y Euskadi en comercios y restaurantes de todo el mundo como muchos otros productores que como él han apostado por la calidad por el vino de autor. Por cierto que agradecí mucho también la presencia en la charla de la actual consejera de Seguridad del Gobierno vasco Estefanía Beltrán de Heredia, con la que trabajé en el Parlamento Vasco trabajando estrechamente precisamente en temas del sector primario y en cuestiones de igualdad. Nos tocó por ejemplo ayudar a encontrar una solución al conflicto del alarde de Irún.
Me ha encantado constatar esa cercanía con que perciben en toda esta zona lo que “pinta” Europa, porque no en vano ellos llevan muchos años en contacto con la política común europea más veterana y con mejores dotaciones presupuestarias. La Política Agraria Común. En las zonas urbanas, aunque vemos cada día carteles referidos a los programas europeos que colaboran con nuestras instituciones, aunque aplicamos leyes que provienen de directivas europeas y tenemos que respetar los reglamentos que se aprueban en Europa no somos tan conscientes. A veces damos por supuestas muchas cosas. A veces estamos tan abstraídos por los debates próximos y cotidianos que tenemos menos costumbre de levantar la vista hacia Bruselas.
Bueno, la levantamos para decir que todo lo malo viene de allí aunque luego miremos hacia allí cuando llegan los agobios porque sabemos que muchas de las soluciones se encuentran precisamente en las instituciones europeas. Eso sí, que bien viene a veces eso de Bruselas para protestar y echar la culpa de algunas medidas que deben tomarse para corregir el déficit y así se evita así afrontar las responsabilidades propias. Desde luego lo de España está claro. No hubo política industrial, se apoyó la especulación y desinflada la burbuja no hay con qué pagar las deudas. Ahora estamos en las mismas. Es imprescindible apoyar la economía productiva, cambiar de modelo de desarrollo, reindustrializar pero la política energética española es contra industrial. Y los territorios en los que si tenemos industria a capear un temporal que es terrible para nuestra economía.
De esas cosas estuvimos hablando allí en Laguardia en el cine, ante cerca de un centenar de animosos riojanoalaveses/alavesas a los que traté de no aburrir con la espesa terminología europea y que protagonizaron después un coloquio muy animado. Por mi parte traté de explicarles que estamos allí para acerca más Euskadi a Europa y Europa a Euskadi y puse como ejemplo como hemos trabajado esta legislatura la reforma de la política agraria común. Entonces reunimos al sector en una jornada de trabajo a la que trajimos al responsable de la coordinación de la reforma en la Comisión Europea. Las conclusiones de aquellas jornadas fueron muy útiles para elaborar las más de doscientas enmiendas que presentamos a la reforma y constituir un grupo de trabajo al que íbamos informando a medida que los informes parlamentarios superaban los distintos trámites. Al final la reforma mejoró tras su paso por el parlamento y conseguimos algunas cosas interesantes que no voy a repetir porque ya os lo conté aquí. Además el propio comisario Ciolos me confirmó que la regionalización que se ha introducido en la PAC juega a favor de entidades como Euskadi.
Resultó muy motivador lo animado que fue el coloquio que se centró lógicamente en temas relacionados con el vino como la burocracia que hay que enfrentar para garantizar la trazabilidad de las producciones agrarias, algo básico en una zona con producciones con denominación de origen calificada o como han quedado los derechos de plantación de viña, en donde se ha conseguido una prórroga hasta 2030 frente a la propuesta inicial de acortar el plazo hasta 2016. Esto es muy importante para mantener las producciones de calidad y la estabilidad de unas zonas que dependen de esa capacidad para distinguirse en un mercado cada vez más competitivo. Y mira por dónde allí se recordó que en una zona como esta ya podemos cumplir todos los reglamentos y directivas habidos y por haber, ya podemos hacer los mejores vinos que como un día “Garoña pegue el petarzado” como dijo uno de los asistentes a la charla, se acabó el negocio del vino. Porque así es la contaminación nuclear. Otra buena razón para que quienes deben tomar la decisión no jueguen con fuego.
Y ya sabéis como es Laguardia. Luego hubo tercer tiempo, compramos coquitos, bizcocho y, claro, algo de vino y conservamos aún ese sabor auténtico que se te queda adherido, afortunadamente, cada vez que tienes ocasión de pasar aunque sea unas horas por esta entrañable comarca del sur de Euskadi. Tenemos una asignatura pendiente. Revitalizar la ruta del vino y el pescado que bajaba precisamente desde mi pueblo hasta Laguardia. Una verdadera conexión que nos ayuda a saborear la extraordinaria diversidad que hace tan extraordinario nuestro país, atlántico y mediterráneo, rural y urbano, marino y vitícola, innovador, industrial y con ese espíritu y esas ganas de seguir adelante. Único.
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