ARGUMENTOS FRENTE A ESTRIDENCIAS. SOMOS FEDERALISTAS EUROPEOS
Esta semana ha sido vertiginosa, tanto que he tenido que aprovechar un viaje, el que ha conducido a Atenas, donde tenemos esta semana la cumbre de Eurolat para encontrar unos minutos en el avión para preparar las tres crónicas que estoy colocando en el blog. Hoy os hablo aquí del debate sobre federalismo europeo que se ha abierto estos días en Euskadi con motivo de la celebración de dos seminarios de reflexión en el centro de excelencia Jean Monnet de la universidad de Deusto (mi intervención completa aquí) y en la Fundación Sabino Arana.(Aquí mi discurso) en el marco de las jornadas anuales de trabajo que celebra el Partido Demócrata Europeo, la internacional en la que se integra el PNV en Europa. Estas reflexiones tuvieron también su eco en la entrevista que me hicieron el miércoles en Radio Euskadi. El debate incluye claro la sentencia del Tribunal Constitucional sobre la declaración del Parlamento de Cataluña que al menos ha reconocido que estamos ante un problema político que debe resolverse hablando.
Las claves de lo que dije son muy simples: el mundo ha cambiado y han cambiado los conceptos e instituciones políticas clásicas, como por ejemplo los estados nación. Los cambios son además vertiginosos. La crisis, por ejemplo, ha obligado a construir instrumentos de gobierno económico y supervisión financiera de toda la Unión Europea que suponen un cambio profundo en los conceptos de soberanía nacional que todos manejábamos hace solo cinco años. Y esos cambios son necesarios. Los estados son demasiado pequeños para enfrentar los retos globales para poner coto al tiburonismo financiero y de sostenibilidad que necesitamos para no agotar el planeta. Y demasiado grandes y rígidos para intervenir con la flexibilidad necesaria en un mundo que a la vez que global es diverso y en el que un rasgo fundamental de la identidad de una sociedad es su eficiencia.
Vivimos además en un mundo que ha cambiado por la revolución digital. Es más transparente y abierto y debe ser más participativo, porque la clave del desarrollo sostenible esta en crecer gracias al conocimiento. Y el conocimiento son personas. Todas las personas a las que hay que integrar con cohesión en un mundo con menos desigualdad y con otra filosofía de vida. Un mundo en el que la primera clave es la sostenibilidad, porque crecemos en población y contamos con unos recursos finitos para mantenernos en el planeta. Abrir la política a la participación es obligatorio porque es imprescindible para gestionar el conocimiento disponible en la sociedad para construir mejor esa idea ideal de convivencia que llamamos bien común.
Necesitamos pues otra gobernanza, una política centrada en la personas como agentes y como sujetos de la política y unas instituciones globales integradas por toda la diversidad que compone el mundo. Ese es el reto. Y en ese panorama las identidades nacionales, por ejemplo deben dejar de ser la llave que da acceso a los derechos básicos que corresponden a todas las personas. Es, simplemente un derecho más. Se acabo eso de “todos los españoles somos iguales ante la ley”. Serán las personas, porque esa formulación, como la que encabeza la mayoría de las constituciones en vigor es etnicista. Vamos a procurar al menos que empiecen por “todos los europeos somos iguales ante la ley” que ya es subir un peldaño. Y vamos a construir un espacio en el que haya un modelo social compartido con principios básicos claros en lo que respecta al menos a la sanidad, la educación, la protección social básica, los derechos pasivos y la igualdad. Y un ejercicio responsable de la solidaridad, que debe enfocarse como agente de desarrollo. Eso es el federalismo europeo.
Necesitamos conseguir ese grado de unidad. Pero ello requiere reconocer todos los sumandos que forman Europa y tratar la diversidad desde la política y no a sentenciazos, como algunos pretenden. Es bastante simple. Si un estado no es capaz, hacia dentro de ser federal con las nacionalidades que constitucionalmente lo forman, difícilmente va a poder ser federal hacia arriba, porque tiene descosidos los bajos del pantalón. En España se ha descosido además gracias a operaciones como el “café para todos” tan presentes en el subconsciente colectivo de los españolistas que cuando hablamos de integrar Euskadi en Europa empiezan a pensar que 180 regiones europeas que jamás han expresado intención alguna de hacerlo, van a empezar a reivindicar no se sabe qué.
Resolver estos problemas cuando se habla no es difícil, especialmente en el marco de soberanías compartidas en el que vivimos. El problema es cuando en vez de buscarse acuerdos políticos para encajar la diversidad se sacralizan conceptos que ya no existen y se antepone el “imposible” al “a ver como lo arreglamos”. Y cuando no hay esta disposición todo se bloquea.
Para eso hay sistemas contrastados que funcionan en todo el mundo: Si dos no se entienden buscan un tercero imparcial que arbitre y nos acomodamos todos a unas reglas bastante simples e internacionalmente reconocidas. En Quebec las formularon con mucha claridad y ningún demócrata puede oponerse a estos principios, salvo que crea que una ley hecha por personas y que favorece sus posiciones porque bloquea las opciones del otro, es un obstáculo que no puede remover la voluntad libremente expresada de la ciudadanía.
¿Qué tal aceptar que cuando una sociedad que expresa su voluntad de ser nación y sumar esa diversidad a la construcción de una Europa unida no pueda imponer unilateralmente ese impulso en el estado del que forma parte? Pero ¿Qué tal admitir también que el estado del que forma parte no puede impedir ni el debate ni la materialización de ese deseo si se dan unas condiciones democráticas? Podrían valer las de Habermas: Un demos compartido y una constitucionalización democrática de ese demos, sin el ejercito de Putín ni ninguno otro “custodiando” el proceso, claro. Y luego los flecos técnicos, claro: hagamos cuentas y sepamos y pactemos lo que a unos y otros nos cuesta el movimiento e incorporemos con toda lealtad los datos al debate para añadirlos a los elementos de juicio con los que debe decidir la gente. Si finalmente se decide seguir adelante: ¿Qué hay de malo en que uno pueda ser catalán o vasco, o gallego o español en el marco de una Europa federal que reaccione unida ante los retos globales? Y ¿Qué hay de malo en proponer que si una de las partes no acepta normas democráticas de este tipo alguien desde fuera arbitre para que se cumplan? ¿Y si estamos tratando de construir una Europa federal, que tal si son las instituciones europeas las que hacen ese arbitraje? Porque resulta indudable que esas tensiones sin resolver son un problema que afecta a la estabilidad de toda la unión.
En eso llevamos años trabajando en el intergrupo de minorías en el parlamento europeo. Es moderno, eso federalista y no me he encontrado con nadie que lo considere “un disparate”. Eso sí, es complejo para quienes siguen pensando en los principios políticos que inspiraron a Cánovas del Castillo: los dos grandes partidos españoles y formaciones como UpyD más articuladas por el marketing que por la ideología y que consideran el acervo sentimental de “la roja” un buen cartel electoral, aunque sean un camino tan estrecho como el que atribuyen a todos los que no comparten esa cosmovisión. Sera un asunto de miopía. Porque solo un miope puede tachar el programa Peace, la intervención europea en el caso irlandés, de “nadería”. Total solo movilizó las diplomacias de dos continentes y aporta aún hoy una nada despreciable cantidad de fondos a financiar programas de convivencia y desarrollo regional.
Por eso poca credibilidad tienen al erigirse como defensores del federalismo europeo, de los Estados Unidos de Europa, quienes lo boicotearon desde el principio porque tienen un estado y consideran válido el principio de que cualquier nación es indivisible por los siglos de los siglos. Nosotros estábamos en la defensa de los estados unidos de Europa desde el principio, lo recuerdo. Tampoco pueden fardar de federalistas quiénes no son capaces de aplicar el federalismo hacia el interior aun disponiendo de herramientas y procesos que podrían haberlo permitido. Quizá porque consideran la diversidad un estrambote y creen que es un capricho inútil. Quizá porque consideran legítimo imponer legalmente hasta la identidad nacional a las personas.
Son los que no entienden que todas las personas, por el hecho de serlo tienen los mismos derechos sean vascas, españolas o malienses. Una cuestión de pura y simple humanidad. La que el mundo necesita para dar otro salto de calidad.
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He leído, a través del enlace, el reflejo que hacen de su entrevista en Radio Euskadi.
Lo que usted sostiene sobre el TC en ese concreto asunto era previsible y, por lo mismo, carente de interés para mi.
España es un Estado de Derecho, con deficiencias evidentes. No es la menor de ellas el que hsya un exceso de legislación y algunos incumplimientos flagrantes de la ley (recuerde usted el empeño de ese trío de delincuentes que formaban la Mesa del Parlamento vasco con Atutxa a la cabeza negándose a cumplir una sentencia del Tribunsl Supremo, por ejemplo), tampoco es la menor de ellas la deslealtad constitucional desde los partidos políticos nacionalistas.
Tengo curiosidad ya por los resultados electorales del próximo 25 de mayo. Es la hora de la Verdad, ciertamente, pero no del modo sesgado que lo promueven desde los aledaños del IRA en su video con ocasión de la celebración del pasado 24 de marzo.
Salud y saludos.
Vaya, nuestro peculiar «no nacionalista» residente se permite demostrar no ya solo su carencia de cultura politica, o su carencia de maneras, sino, y esto es lo mas importante de todo, la manera en la que se traga, cana, anzuelo y sedal, la «agitacion y propaganda» de los muy democraticos, muy certeros y muy honorables medios de comunicacion de Madrid.
Sr Io: dice vd que, por previsibles, las palabras de Izaskun carecen de interes para vd. Le aseguro que, por carentes de interes, su opinion en este y en el 99% de sus intervencioens carecen de interes para mi.
Por otra parte no deja de sorprenderme como estos «no nacionalistas» de guardia se permiten ejercer de guardianes de las esencias, de expertos legales, de portavoces de la democracia… cuando se incardinan en un Estado corrupto, tercermundista y democraticamente poco homologable como es la monarquia espanola. Sr Io: comprendo que deba vd compensar un cierto numero de carencias arremeteiendo contra los «desleales» nacionalistas perifericos, pero le aconsejaria que esa «dignidad por vena» que recibe al participar en foros como este (donde nadie le hace caso), la recibiera contribuyendo a poner en orden la cochiquera que es ese presunto Estado de derecho con capital Madrid.
Atentamente y eso.
Queria decir «Le aseguro que, por carentes de interes, su opinion en este y en el 99% de sus intervenciones SON PREVISIBLES para mi».
Ahora acuda a desfogarse a tres o cuatro periodicos o foros mas, y considere su labor evangelizadora del dia cumplida, y a vd mismo, realizado.
Santa inocencia!