BAT, BI, TA HIRU. ESTRASBURGO DICE SI A LAS MUJERES DE LA MAR

Esta mañana ha sido un día especialmente intento para mí. Hoy me ha tocado defender en el pleno el testimonio y la voz de las mujeres del salitre, de personas que cosen redes, que descargan pescado, que abastecen barcos. Son las rederas, empacadoras y neskatillas, que realizan un trabajo hasta ahora invisible, nunca reconocido en los programas europeos ni en la legislación de los estados miembros. Son personas sencillas, herrikoiak, como mi madre, que han pasado la vida trabajando mientras rezaban para que la mar les devuelva completa a la familia, porque así es la vida en la orilla. Porque desde la orilla hemos visto muchas veces las olas y pensado en quiénes las soportaban mar adentro.

A las mujeres de la mar les toca además dar vida a la costa, cuidar la casa, hacer crecer la economía doméstica, administrar el dinero tan duramente ganado navegando, vendiendo, el oro del mar en bruto o transformándolo en joyas listas para el consumo. En esa cadena las mujeres desempeñan, desempeñamos, porque a mí también me tocó empacar latas, profesiones que requiere un complejo aprendizaje. Son empleos con horarios intempestivos e irregulares,  duros, físicamente penosos, pero imprescindibles. Es la retaguardia que necesita cualquier flota, la retaguardia de nuestra flota vasca de pesca. Por eso he pedido justicia y sensibilidad a mis compañeros parlamentarios, Justicia y reconocimiento para las mujeres de la mar. Y para ello hacía falta que ganásemos la votación del informe que reconoce su trabajo y aprobó la comisión de pesca del Parlamento Europeo.

Y lo hemos conseguido porque tras las votaciones (los conservadores y reformistas habían pedido votar por separado todas nuestras enmiendas) hemos conseguido que 468 diputados las apoyen. Esa mayoría hará sin duda reflexionar a la Comisión Europea y al Consejo para que de una vez,reconozcan los oficios de las mujeres de la mar. El respaldo plenario al documento tal y como salió de la Comisión de Pesca recoge las aportaciones contenidas en la mayor parte de las enmiendas presentadas por el PNV que llevó a Bruselas el testimonio de las interesadas. Esa comparecencia ha sido clave para el buen éxito de las propuestas presentadas.

Las enmiendas incorporadas recogen en primer lugar el caso específico de las mujeres vascas que se dedican a oficios auxiliares pesqueros. En concreto se ha incluido tanto la denominación, rederas, neskatillas y empacadoras, como una descripción de las funciones que realizan, «confección y reparación de artes de pesca, descarga y clasificación de pescado, abastecimiento de productos al buque y procesamiento, transformación, empaquetado y comercialización del pescado o gestión de las empresas pesqueras».

Las enmiendas aprobadas abogan igualmente por el reconocimiento de los derechos sociales que corresponden a unos oficios vinculados a las posibilidades de la pesca. Además se defiende la aplicación de coeficientes que permitan anticipar la edad de jubilación «por la penosidad del trabajo, nocturnidad, peligrosidad, horarios sometidos al ritmo de producción o posibilidades de pesca».

La resolución insta también a Comisión, Consejo y estados miembros a «regular y reconocer» las enfermedades profesionales y su reconocimiento como profesionales con una formación específica.  A tal efecto las aportaciones jeltzales incorporadas al informe proponen que los estados miembros pongan en marcha «procesos para la obtención de certificados de profesionalidad por parte de las mujeres de los diferentes colectivos». El PNV ha conseguido además que la Eurocámara solicite formalmente a la Comisión Europea que los programas europeos impulsen «iniciativas empresariales no relacionadas con la actividad de la pesca en aquellas zonas costeras que hayan sufrido pérdidas de empleo a consecuencia de la aplicación de la reforma pesquera».

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