VALENCIA:UN ACCIDENTE QUE QUISIERON ENTERRAR Y VUELVE A PRIMER PLANO

El tres de julio de este año se cumplirán ocho años desde que un descarrilamiento del metro de Valencia en la estación llamada entonces «Jesús» (hoy Joaquín Sorolla Jesús) costase la vida a 43 personas y heridas graves a 47. Casi dos terceras partes de las 150 personas que viajaban en el tren, en dirección a Torrent, fueron víctimas de un siniestro que añade a la fatalidad algunas zonas oscuras que fueron denunciadas ante la comisión de peticiones del parlamento Europeo. Lo que contó ayer Beatriz Garrote, la presidenta de la asociación de afectados me pareció estremecedor e incomprensible, o por mejor decir, revelador de una falta de humanidad por parte de las autoridades valencianas que sobrecoge y hace temer lo peor: que las denuncias por negligencia y falta de la más mínima pericia en la gestión de la seguridad de los ferrocarriles de Valencia en aquella época sean completamente ciertas. Os recomiendo la visión del breve vídeo que encabeza esta crónica. Ayer gracias a Josefa Andrés Barea, compañera parlamentaria valenciana enrolada en el grupo de los socialistas europeos tuvieron la ocasión de contar su caso en la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo.

Yo no estoy en la comisión de peticiones, pero ayer me acerqué para expresar mi apoyo y solidaridad a unas víctimas a las que no se les ha ofrecido justicia, verdad ni reparación y que siguen supurando dolor por unas heridas mucho más que físicas. Son las lesiones que causa el abandono, el desprecio y hasta las agresiones que han sufrido en el proceso que se ha abierto para tratar de averiguar qué pasó y quiénes son los responsables de lo ocurrido. También me acerqué por solidaridad con mis compañeros socialistas de valencia, alguno de los cuales vivió en primera persona como diputado en aquellas Cortes, el oscurantismo y las prácticas antidemocráticas con que se acallaron los intentos por aportar alguna luz a lo ocurrido. Es el caso de Andrés Perelló Rodríguez que revivía visiblemente emocionado ayer esta tragedia y su gestión «política». También asistió al a comparecencia Vicente Garcés Ramón. Finalmente   quería obtener una versión directa de lo ocurrido en mi condición de miembro de la Comisión de Transportes del parlamento Europeo que debate ahora, en el marco del cuarto paquete ferroviario un grupo de seis directivas y reglamentos entre los que se encuentra uno referido a la seguridad. Mi primera reflexión es que hay que intentar que también los transportes urbanos de este tipo deban cumplir unos estándares mínimos de seguridad a nivel europeo tanto desde la perspectiva técnica como desde la gestión de la investigación e información de este tipo de catástrofes y trataré de que así se refleje en la nueva normativa. Además voy a trabajar sobre lo que escuche ayer en la Comisión para ver si las conductas descritas vulneran alguna directiva o reglamento comunitario desde cualquier punto de vista. Quiero hacer algunas preguntas a la Comisión que eviten que esta queja se salde con un nuevo «es un asunto competencia de los estados miembros» y ayer me puse a disposición de los afectados y de mis compa eros socialistas para trabajar en esta línea.

En este caso es muy importante conseguirlo, porque el «estado miembro» España no ha dado satisfacción ni por la vía judicial, ni por la vía política a los afectados. El ámbito judicial parece cerrado después de que en verano de 2013 se archivará un intento de reabrir la causa por falso testimonio de algunos de los testigos. Ahora parece que podría reabrirse el caso, pero no hay por el momento más que noticias de prensa al respecto. En el segundo la mayoría absoluta del partido Gobernante en aquella comunidad hace sencillamente imposible que prospere cualquier actuación de una comisión parlamentaria de investigación.

Desde esa perspectiva me llamó la atención ayer el hecho de que se certificase la desaparición de algunos documentos técnicos en el lugar del accidente que solo se explican por una intervención humana consciente y deliberada para eliminar datos imprescindibles para investigar lo sucedido. Se documentaron igualmente denuncias de maquinistas solicitando ya desde años antes, la instalación de balizas de frenado automático en la misma zona que hubiesen hecho imposible una tragedia imputada a un error humano del maquinista, que también falleció en el accidente. Hay muchos otros detalles sobre la sustitución de las ventanas del tren que parece que fueron determinantes para el trágico balance del siniestro. En efecto una de las unidades que descarriló volcó además al producirse el accidente. El elevado número de muertos y heridos se debe a que los viajeros salieron despedidos por esas ventanas y fallecieron o resultaron gravemente heridos al ser aplastados por el convoy en el interior del túnel en el que los vagones se salieron de las vías.

Pero si todo esto es siniestro, el manejo «político» de esta gravísima crisis da la medida de personas y gobiernos, como el del presidente Camps. Hubo, sin lugar a dudas censura en la televisión valenciana que ante un accidente de semejante nivel tardó horas en dar cuenta de lo sucedido y tan siquiera cambió su programación, vetando en los meses y años posteriores cualquier aparición de la asociación de afectados e informaciones críticas con los gestores de esta infraestructura. Cuando la TV estaba ya a las puertas del cierre sus responsables invitaron a Beatriz Garrote a dar su testimonio y reconocieron que los telediarios se escribían en el Palau de la Generalitat. tarde para ponerse dignos. Pero ha salido más basura: ofertas de trabajo público para familiares de los afectados a cambio de silencio, reuniones para modular las declaraciones de los empleados del metro, en fin. Pese a todo, esos gobernantes autores de una gestión entre nefasta y catastrófica para los intereses de sus ciudadanos, impulsores de proyectos faraónicos, causantes de una deuda millonaria y puestos encima como ejemplo de gestión por su partido hasta que los hechos desmontaron el castillo de naipes que habían construido, obtuvieron mayoría absoluta elección tras elección. Como para ponerse muy seriamente a pensar. Mis conclusiones con claras. las mayorías absolutas son propicias para estas formas de hacer y la miopía y contumacia de algunos de quienes deben hacer de contrapoder para evitar que estas cosas ocurran son también corresponsables de la tragedia. Nosotros en Euskadi, afortunadamente ni lo uno, ni lo otro. Bueno en lo otro, la calumnia, la injuria y el más temerario desprecio de la verdad y de lo que contaban los datos ha llenado horas y horas de «cocidito madrileño»

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