CLUB PROPELLER BILBAO EL TRANSPORTE EN MOVIMIENTO
Si algo tiene de fascinante este trabajo en el Parlamento Europeo es que todos los días aprendes algo y que te permite analizar la realidad con datos y desde perspectivas muy difíciles de abordar desde otras posiciones. Así volví a percibirlo el viernes de la pasada semana en un almuerzo con charla y sesión de preguntas que compartí en Bilbao con los miembros del club Propeller. En el vídeo su presidente nos explica qué es el club, a qué se dedica y con qué expectativas miran a Europa en un momento en el que el sector del transporte en general y el marítimo en particular vive una gran transición.
Precisamente esa transformación radical de la movilidad como la entendemos hoy fue el centro de nuestras conversaciones. En aquella tertulia pude comprobar que incluso en el seno del club había puntos de vista, intereses y posiciones sobre este ámbito de actividad económica muy distintas que sin embargo conviven y tratan de encontrar puntos en común para afrontar una transformación que nos va a cambiar a todos la vida.
Hoy la oferta de transporte está fragmentada. No hay información integrada de lo que podemos hacer y cómo podemos combinarlo. Faltan trayectos intermodales, conocidos, cómodos, puntuales y accesibles para viajeros y usuarios del transporte de mercancías. Tenemos además graves problemas de contaminación y seguridad que nos obligan a plantear drásticos objetivos de reducción de las emisiones procedentes del transporte. Según la agencia Europea del medio ambiente, el movimiento de viajeros y mercancías produce un cuarto de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE. El 12,8% de las emisiones totales las genera la aviación, el 13,5% el transporte marítimo, el 0,7% el ferrocarril, el 1,8% la navegación interior y el 71,3% el transporte por carretera.
Estamos obligados a avanzar hacia un modelo muy diferente, aparentemente utópico pero no solo posible, sino obligatorio. Estamos planificando las inversiones en este sector en Europa para evolucionar el concepto actual de transporte y sustituirlo por un sistema de movilidad integrado en el que la gestión de todas las redes, infraestructuras y vehículos nos ofrezca otras posibilidades. Desde la posición del usuario hablamos de un mundo en el que la compra de billetes o la contratación de fletes podrá hacerse mediante dispositivos telemáticos o desde el ordenador doméstico, en el que podremos localizar al minuto dónde se encuentran nuestro envío o cuanto nos falta para llegar a nuestro destino. Una movilidad a la que dedicaremos, que no perderemos, menos tiempo en nuestros desplazamientos cotidianos, porque esos minutos serán para ocio o actividades productivas en condiciones hoy inimaginables.
Parece ciencia ficción pero es lo que viene y viene pronto. La transición exige inversiones de billones de euros para que el sistema pueda enfrentar una demanda que se habrá incrementado en un 80% el movimiento de mercancías y duplicado el movimiento de viajeros. Es un sector importante para la economía y el empleo. De hecho la industria del transporte da empleo directo hoy en Europa a más de 10 millones de personas, representa un 4,5% del empleo total y el 4,6% del producto interior bruto (PIB). La fabricación del material de transporte genera un 1,7% adicional del PIB y un 1,5% de empleo. Pero es que además la calidad y el coste de los servicios de transporte repercuten significativamente en las posibilidades de competir de las empresas, en el crecimiento económico y en la calidad de vida. El transporte es fundamental para que la economía europea sea más eficiente. La logística, como el transporte y el almacenamiento, representa entre un 10 y un 15% del coste de un producto acabado y las pérdidas que provoca la saturación de las redes de transporte suponen hoy el 1% del PIB europeo.
El transporte depende en gran medida del petróleo importado y cubre con él el 96% de sus necesidades de energía. El petróleo además procede de regiones inestables del mundo y escaseará en las próximas décadas. Según las previsiones, en 2050 su precio superará en más del doble el nivel de 2005. Europa importa un 84% del crudo del extranjero. En 2010, el coste de la importación de petróleo fue de unos 210 000 millones de Euros. Reducir el 80% de las emisiones de CO2 para 2050, en comparación con los niveles de 1990, además de ser imprescindible para detener el cambio climático implica una revolución en los combustibles para el transporte y en nuestra manera de viajar.
Antes de 2050 no habrá vehículos de combustión interna tradicionales en las ciudades. Al menos el 40% de los combustibles para la aviación serán hipocarbónicos y el transporte marítimo reducirá en un 40% sus actuales emisiones de gases efecto invernadero. Vista la eficiencia energética y las bajas emisiones del ferrocarril, el 50% de los desplazamientos de personas y mercancías para trayectos de media distancia pasarán de la carretera al ferrocarril y otros medios alternativos, incluyendo un mejor aprovechamiento de la navegación marítima y fluvial.
Además la investigación, desarrollo y aplicaciones industriales para conseguir este objetivo ofrecen enormes oportunidades a la industria europea. Exportar soluciones de transporte sostenibles de la UE a todo el mundo va a ser una oportunidad a la que no podemos llegar tarde. La tecnología ecológica brinda a las compañías europeas una gran oportunidad comercial. Reducir las emisiones implica invertir en tecnología, pero Europa va por detrás de sus competidores. Los fabricantes japoneses son líderes en el terreno de los coches híbridos, por ejemplo. El mercado de las tecnologías ambientales aumenta. En 2007 tenía un valor de 1,2 billones de euros y se prevé que alcance 3,1 billones de euros en 2020. Los productos y servicios relacionados con la movilidad sostenible representarán un mercado mundial de 300 000 millones de euros en 2020 (hoy es de 200 000 mil millones de euros.
Este es el panorama y en el se van a ver implicados todos los subsectores de un servicio cuyas evoluciones y mejoras van a depender también del empeño y actitud de los usuarios. Hoy en Londres, Colonia, Ámsterdam y Bruselas los conductores pasan más de 50 horas al año en atascos. En Utrecht, Manchester y París, pasan más de 70 horas en retenciones. En Bilbao la media se sitúa en 35. En Londres, el 20% de los viajeros pasan más de dos horas al día desplazándose hacia y desde el trabajo, lo que equivale a un día laboral a la semana. En Alemania, el 37% pasan una hora al día desplazándose entre el domicilio y el trabajo, una cifra similar a la nuestra. El 13,2% del presupuesto de los hogares se dedica al transporte de bienes y servicios.
Pese a ello seguimos empeñados en utilizar de modo intensivo los vehículos privados en la ciudad. Los turismos son el modo de transporte de pasajeros más popular en la UE: representan el 72% de todos los kilómetro/pasajero. El coche no es el modo de transporte más eficiente. Según estudios británicos, el 60% de los turismos que se mueven diariamente en el Reino Unido transportan un solo ocupante. El porcentaje alcanza aproximadamente el 85% en los trayectos entre el domicilio y el trabajo, y por motivos de trabajo.
Ese es el desafío y en su superación el conocimiento y la tecnología van a ser fundamentales. Porque la construcción de ese modelo integrado depende en buena medida, además de la modernización de infraestructuras y vehículos de la gestión en movilidad de todos los datos que generen. Solo así se puede presentar una oferta integrada a los usuarios. Para conseguirlo hay que acabar con la fragmentación y pensar en nuevos paradigmas para un servicio que abre oportunidades de todo tipo a los emprendedores. En el Propeller muchos de ellos llevan años trabajando sobre estas expectativas y tratando de hacer llegar a las autoridades europeas su visión y preocupaciones. El viernes nos llevamos una buena cartera de propuestas y sugerencias en la cartera.
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