EL ASUNTO DE GAROÑA MERECE UNA EXPLICACION EN EUROPA
Ayer a la vista del cariz que va tomando el asunto de la central nuclear de Garoña estuve leyendo el informe de seguridad de este tipo de instalaciones que encargó la Comisión europea tras el accidente de Fukushima y diversos trabajos sobre ese informe y su aplicación a la central burgalesa como el que elaboró Greenpeace. Por ello me decidí a hacer una pregunta dirigida a la comisión europea en la que he recordado al responsable de energía del ejecutivo comunitarios que la Central Nuclear de Garoña, cuya vida útil acaba de prorrogarse un año más, no ha concluido aún las reformas que debe acometer para superar las deficiencias de seguridad que se detectaron en la misma.
Los problemas no son una broma, aunque aquel informe se centraba casi exclusivamente en examinar la aptitud de las centrales ante solo dos eventualidades, inundaciones y terremotos. En ambas tesituras Garo a presentaba problemas de carácter estructural que hacen sospechar que no será fácil adaptar las instalaciones a los nuevos requisitos.
A la vista de que efectivamente hay un informe europeo implicado en el tema y no van a poder decirme que este es un asunto interno de un estado miembro me he decidido ha preguntarles qué les parece que en estas condiciones Consejo de seguridad Nuclear haya concedido una prórroga de explotación a los propietarios de esta planta de producción de energía eléctrica.
En concreto quiero saber que información tiene la Comisión Europea sobre el grado sobre la situación de esta central. También me gustaría saber si han hecho algún seguimiento sobre las obras y mejoras acometidas en la misma tras los resultados del test de resistencia que promovieron las autoridades europeas tras el accidente de Fukushima. Aquel trabajo se demostró que esta central no resiste terremotos de la intensidad que exige el regulador, que presenta un riesgo de inundación muy alto en caso de rotura de las presas cercanas y que tiene deficiencias en la custodia y protección del combustible gastado en caso de pérdida de los sistemas de refrigeración. También faltan medidas para reducir las concentraciones de hidrógeno, con riesgo de explosión en la contención del reactor. Finalmente se detectaron deficiencias en los planes de emergencia ante una catástrofe nuclear en la zona. Estas circunstancias, la longevidad de una central diseñada para operar durante 25 años y con 41 de actividad y la existencia en su perímetro cercano de significativos núcleos de población como Miranda de Ebro y la capital Euskadi Vitoria-Gasteiz recomiendan que esta central, más que amortizada cirre definitivamente el próximo mes de julio.
Gunther Oettinger, el comisario alemán de energía, fue el encargado de presentar los resultados de aquel informe. Espero que le resulte llamativo que la decisión del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para prorrogar la licencia de explotación se haya producido pocas semanas antes de cumplirse el plazo de cierre definitivo y con una enorme división que augura profundas discrepancias en el seno de este organismo de control. Además en la propia prórroga es el Consejo de Seguridad Nuclear quién reconoce que Garoña no ha realizado aún todas las reformas necesarias para adaptarla a las nuevas exigencias post Fukushima. Por eso porrogan la licencia a cambio de que no se introduzca más combustible en el reactor hasta que la central cumpla con las nuevas exigencias.
Pienso en consecuencia que este asunto plantea suficientes interrogantes como para tomárselo en serio. Estamos ante una de las centrales más viejas de Europa. Es una planta que está a punto de doblar el ciclo de vida útil para la que fue diseñada, que tiene problemas estructurales conocidos y detectados y que incorpora en su área de influencia una población de más de 300.000 habitantes que mayoritariamente cree que no puede asumir ese riesgo. Por eso y por pura coherencia con el intento de prevenir que fue este trabajo europeo de control de la seguridad nuclear, Europa y especialmente los alaveses y vitorianos merecen una respuesta de las autoridades europeas. A ver que nos contestan. Os lo contaré aquí en las próximas semanas. En principio tienen seis semanas para contestarme.
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La preocupación que muestra por la seguridad de la central nuclear de Garoña me parece loable y se la aplaudo.
El déficit energético de España (y la CAPV no escapa a ese déficit), no es ninguna broma para las opciones económicas que podamos desarrollar. Eso era algo que el PNV debió valorar también cuando el terrorismo etarra impuso la paralización de las obras de la central de Lemoniz.
Aquella decisión de paralizar Lemoniz fue mala en su día. El gobierno de la Nación no hizo lo correcto, a mi modo de ver. Y hoy, inmersos en una grave crisis económica, el déficit energético es otro de los dogales que atenazan nuestras posibilidades de crecimiento económico.
Cuándo asumirá el PNV que la seguridad energética, una mayor autonomía para generar la energía que necesitamos, es un asunto casi tan importante como el garantizar la seguridad de la central nuclear de Garoña …
En GARA editorializan sobre Garoña en ¨Hacer todo lo posible para que sea imposible¨.
Forma parte del ritual al que nos tienen acostumbrados.
Su cantinela propagandística del¨tiempo nuevo¨ tiene la misma credibilidad en lo energético que en todo lo demás.
Francia, nuestro vecino, nuclearizado hasta las cejas, obtiene un enorme porcentaje de la energía que consume a partir de unas centrales nucleares algo más alejadas del territorio de la CAPV pero que en términos de riesgo de accidente nuclear representan una muy escasa ¨protección¨
Por suerte, la republicana Francia tiene claro para qué le sirve el discurso etarra en particular y el del nacionalismo identitario en general, como tiene claro lo que representa para su economía el grado de cobertura energética que obtiene con la tecnología nuclear de que dispone, además de otros aspectos.
La republicana Francia, con su recien rodado Código de Seguridad interior, dispone de los instrumentos legales para hacer frente a los extremismos de estrema izquierda, a los extremismos de extrema derecha, a los movimientos secesionistas y a los movimientos islamistas radicales, entre los riesgos que tiene identificados. Acaba de dar buena prueba de ello con la reciente ilegalización de unos cuantos grupos neonazis a los que se ha sumado la autodisolución de algún otro.
Bien por Francia y bien por la colaboración existente entre los gobiernos de España y de Francia para enfrentar en común algunos de los riesgos no deseables que amenazan a nuestras sociedades.
Y de Garoña, seguiremos hablando. También de la necesidad de reducir nuestro abultado déficit energético.