COMPROMISO Y ESTABILIDAD PARA LAS ENERGIAS RENOVABLES

Hace un par de semanas recibimos en Bruselas a una asociación de emprendedores bastante afectados por los cambios en la regulación y medidas de apoyo con que la industria que se dedica a la producción de energías renovables se ha encontrado en los últimos años en España. Aunque este estado de la Unión cumple aún con los compromisos que deben llevarnos a todos a reducir en un 20% las emisiones de CO2 antes de 2020, estos problemas pueden llevarse por delante la capacidad de este sector de seguir innovando y creando empleo. Y por supuesto de contribuir a reducir nuestras emisiones de CO2 y gases de efecto invernadero.

 Hoy teníamos en el parlamento una votación relacionada con este asunto. Debatíamos un informe dedicado por la Eurocámara a las perspectivas del mercado interno de la energía  y recordando las tribulaciones de aquellos emprendedores he apoyado las enmiendas que planteaban establecer una cuota  de generación de entre 40 y 45% de energía de fuentes renovables para 2030. He aprovechado además para denunciar el daño que los problemas regulatorios en España han producido a la potencialidad de los emprendedores que trabajan en este ámbito.

 Como dice el informe que hemos aprobado necesitamos un papel más activo para la Comisión Europea en el control de los objetivos de producción de renovables que tienen que alcanzar los estados miembros, que acompaña mucho mejor que la no intervención la fijación de objetivos finales sobre reducción de CO2. Creo además que hay cartera suficiente como para a base de diversificación y de adaptar la carta de producción a las características de cada país es perfectamente posible alcanzar los objetivos que hemos fijado esta mañana.

 Me parece por otra parte imprescindible que se ofrezca seguridad jurídica y estabilidad a un sector que innova, invierte y es una cantera clara de empleo cualificado. Las arbitrariedades regulatorias y la retroactividad en España de las que hablo en esta crónica han causado verdaderos estragos en compañías y emprendedores que tienen potencialidad y pueden aportar cambios en el modelo de desarrollo español.

 Ayer el comisario de energía, el alemán Ghunter Oettinger decía que mientras un estado no se desvíe de los objetivos de reducción de emisiones fijados no se puede intervenir. Yo creo sin embargo que ante cosas como las que ha ocurrido en España hacerlo es una obligación por dos razones. La primera porque se ha atentado contra la seguridad jurídica de estos emprendedores. Además porque el perjuicio se centra en un sector de los que en España por las características del país, tiene una clara potencialidad. Es una forma tecnológica y moderna de aprovechar los recursos que han hecho grande el turismo en España. Porque esa energía que buscan los visitantes en el ambiente se puede transformar, almacenar y distribuir gracias a procesos fotovoltaicos, eólicos, etc. Y en ese proceso hay oportunidades de empleo cualificado y en definitiva de transformación de un modelo de desarrollo que es, como decía el comisario de empleo Lazlo Andor, el verdadero problema económico de España. Así que vigilar que se mantenga esta potencialidad, impulsarla, es también importante para Europa porque es una de las alternativas para evidentes para empezar desde antes de ayer esa necesaria transformación.

 Por eso debe apostarse con más vigor por la generación descentralizada con energías renovables, el autoconsumo y el almacenamiento, muy importantes para promover un cambio de fondo en el sector eléctrico, garantizar el suministro, impulsar culturas más responsables de eficiencia y  consumo y hacer más perceptibles sus efectos en el descenso de emisiones de CO2.

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