UN POCO DE AUTOESTIMA
No corre los mejores tiempos en Europa, agobiados como estamos por la crisis, para hablar siquiera de cuestiones como la defensa de la multiculturalidad y las lenguas minorizadas. Pero esas son cuestiones básicas, importantes porque, como decía hoy la eurodiputada y co-presidenta del intergrupo de minorías Kinga Gal son cerca de cincuenta millones de personas las que en Europa forman parte de minorías lingüísticas en otros estados o hablan lenguas no oficiales en la unión pero si oficiales en su territorio o que tienen el carácter de lenguas minorizadas.
En este difícil contexto se mantienen como pueden organizaciones como la red para promover la diversidad lingüística (Network to promote linguistic diversity) NPLD que celebraba hoy su conferencia anual en Bruselas.
Estamos muy acostumbrados a escuchar lenguajes catastrofistas o politizados sobre el euskera. Vemos con horror como algunas formaciones políticas tratan de utilizar una de nuestras lenguas co-oficiales como instrumento de enfrentamiento y herramienta de división. Pero eventos como el de hoy, que acogía la «embajada» catalana en Bruselas, amenazada por el espíritu centralizador del ministro García Margallo, relativizan esa impresión. La explicación es simple: desde una red como la NLPD estudian resultados, comparan políticas y modos de hacer y como os cuenta Meirion Prys Jones, (CEO NLPD) el caso vasco es un ejemplo de éxito precisamente por su resultado en el marco europeo. No hay ningún lugar en Europa en el que una lengua en riesgo cierto de desaparecer, como es el Euskera haya progresado as un ritmo sostenido de medio punto sobre población total en número de hablantes.
Eso es lo que ha explicado poco después de las dos de la tarde el nuevo viceconsejero de política lingüística Patxi Baztarrika a los especialistas que se han dado cita en esta asamblea anual.
Ya veis que en efecto el área cultural del Euskera lo que la enciclopedia británica llama Euskal Herria porque históricamente así se llama aunque algunos prefieran ignorarlo, o lo que es peor, negarlo, es muy interesante como objeto de observación y análisis. En este pequeño rincón de Europa, vinculado por una lengua milenaria, se aplican tres tipos de política diferentes sobre el euskera. En la Comunidad autónoma vasca el euskera es cooficial, tiene un potente estatus jurídico, una política clara de apoyo y un grado popular de adhesión a la misma fundamental para su desarrollo. El resultado, como os contaba Patxi es un ejemplo para Europa. En Navarra hay un marco legal mucho más tibio, una política hostil por parte de su gobierno y un grado menor de consenso en torno al fomento del euskera, aunque creciente pese al esfuerzo que desarrollan barcina y sus antecesores por reprimirlo. Aquí apenas se ha registrado progresión en el número de hablantes ni en el uso social. El tercer ejemplo, Iparralde, en donde desciende el número de hablantes, es una buena demostración de lo que puede ocurrirle a una lengua minorizada si no se le presta un mínimo de atención y apoyo.
Añadamos a esta característica de la Euskal Herria de hoy otra realmente fascinante. Es un lugar muy adecuado para hacer experimentos razonables con el tetralingüísmo. Hay una zona en la que es muy frecuente encontrar ciudadanos trilingües. Al euskera se unen el francés y el castellano. Están en la sociedad con enorme fuerza. El inglés es el idioma que se añade en la escuela a este panorama multilingüe.
Patxi Baztarrika ha explicado lo conseguido pero no se ha complacido en los datos, porque falta mucho por hacer. El gran reto es activar a los euskaldunes y propiciar un mayor uso social del euskera, animar a utilizarlo a quienes lo adquirieron en el sistema escolar como segunda lengua y normalizar la libertad de elección y uso para propiciar que en la próxima generación el salto bidireccional de una lengua a la otra sea algo natural en nuestras calles y plazas.
Dejo otro dato para la reflexión. Ya comentaba al principio que la crisis no favorece el debate y la reflexión hoy sobre estos temas. Sin embargo creo que a la vista de la dimensión que tiene el problema de las minorías lingüísticas en Europa creo que hace falta una norma de nivel europeo que vaya asentando los derechos de los hablantes de estas lenguas y valide unos estándares comunes a todos los países de la unión en un asunto tan crítico. No parece el mejor momento para que la Comisión se dedica a lanzar una propuesta, pero siempre nos queda la iniciativa legislativa popular. Hoy Kinga Gál recordaba que hay cincuenta millones de hablantes de lenguas minorizadas en Europa. También hay organizaciones europeas como esta red o el FUEN que desarrollan una enorme actividad en este campo. Finalmente existen algunas zonas de Europa y comunidades de personas para las que este asunto tiene una gran importancia y ha generado una enorme sensibilidad. Igual ha llegado el momento de incorporar este asunto a la lista de temas que podrían impulsarse a través de la movilización de la ciudadanía.
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Soy de una parte de España con lengua «minorizada» en donde el gobierno autonómico, no sólo ha desarrollado un potente aparato jurídico y una impresionante bolsa económica para extender el uso del catalán si no que, además, se permite el antidemocrático abuso de ignorar sentencias firmes de los tribunales que dan la razón a padres que reclaman para sus hijos una educación en la que la lengua común a todos los españoles no sea tratada como una lengua extranjera, con 2 horas semanales de dedicación y nada más.
No dudo que esa organización, la NPLD, pueda desarrollar una labor inteligente y no sectaria en favor de la preservación del patrimonio cultural que representan esas lenguas «minorizadas» pero no me parece que pueda medirse la importancia de su acción por el burdo procedimiento de sumar habitantes de territorios. Ya le digo claramente que por más que el gobierno autonómico catalán, o el CIEMEN o cualquier otra organización del mismo jaez se empeñen en colocarme entre los seres a quienes hay que «salvar y proteger» lingüísticamente, abusan de las estadísticas colocándome donde no quiero estar. El catalán es mi lengua. el español es mi lengua y no es la administración pública nadie para imponerme su lengua preferida o coaccionarme para que use una u otra.
Y ese abuso de poder se da también en la CAPV donde es la presión nacionalista la que margina el modelo de enseñanza en castellano, como he podido constatar en mis años vividos en Vizcaya.
Los nacionalismos vasco y catalán, pero no sólo ellos, han desarrollado una perversa política de intromisión en los derechos civiles, a cuenta de las lenguas regionales, que ha pervertido de modo importante el clima de pacífica convivencia que podía haberse construido desde 1978 hasta hoy. Si de algo son ejemplo las políticas lingüísticas del nacionalismo vasco y del catalán para el resto de socios de la UE es de lo que no hay que hacer.
¿Que opina usted de la carta para la priotección de las lenguas regionales o minorizadas? que por cierto firmó su querida españa en 1992 si no estoy mal informado?
Pues a debido de vivir usted en algún sitio bien raro de Bizkaia. Alli si uno quiere educar a sus hijos en castellano en el modelo A puede hacerlo sin ningún problema. Otra cosa es que ese modelo se ha demostrado que no garantiza a sus alumnos el aprendizaje del euskera. Si tiene la bondad de mirarse las estadísticas de las pruebas de selectividad comprobará que los alumnos de modelo D sacan mejores notas hasta en castellano que los de modelo A. Y ya que hablamos de modelos precisamente lo que se hace en Euskadi con el régimen lingüístico en la educación aparece constantemente como ejemplo. En la última pocasión en estas jornadas de ELAN en las que tuve la suerte de estar y escuchar como se exponía el modelo vasco como ejemplo de buena práctica. Quiza le convenga leerse también los informes del comite de expertos en plurilingüismo y diversidad que asesoran al Consejo europeo. Se llevará una buena sorpesa (o disgusto) al comprobar que hablan bien en sus informes de 2005, 2007, 2008 y 2009 del régimen lingüístico del sistema educativo vasco. En esos mismos informes se critica con bastante dureza las barbaridades que se hacen, por ejemplo, en Navarra.
Mi querida España,suscribió la Carta europea de las lenguas regionales o minoritarias el 5 de noviembre de 1992, y la ratificó el 9 de abril de 2001. La Carta entró en vigor en España el 1 de agosto de 2001.
No está mal informado, Satanberri.
Fuente:
http://www.coe.int/t/dg4/education/minlang/report/EvaluationReports/SpainECRML1_es.pdf
Mi opinión sobre la Carta para la protección de las lenguas regionales o minoritarias es positiva en la medida en que contribuye a preservar un patrimonio cultural valioso como es el de esas lenguas. Dicho lo cual añado que, la Carta no es en modo alguno un parapeto legal en el que ampararse para arrinconar a la lengua oficial común a todos los ciudadanos españoles, postergarla de la actividad pública o reducirla al tratamiento de «lengua extranjera» en el sistema educativo obligatorio, cosa que se hace en Cataluña con todo el descaro desde hace décadas y en la CAPV con menos virulencia que en Cataluña por las mismas características del euskera para su adopción como lengua de uso cotidiano por muchos de quienes tienen conocimiento de ella.
La Carta se centra en la contemplación de las lenguas regionales o minoritarias por lo que no presta ninguna atención, ni tampoco las comisiones de expertos que elaboran los Informes, a cual sea el trato dispensado por las autoridades autonómicas a la lengua oficial común a todos los ciudadanos españoles, independeientemente de que sea de clara violación de derechos civiles como es el caso cuando se dificulta a una familia que pide la educación en castellano para sus hijos durante la escolarización obligatoria y, al mismo tiempo, la incorporación progresiva de la lengua minoritaria co-oficial para alcanzar al final de la enseñanza obligatoria el objetivo legal del conocimiento suficiente de ambas lenguas co-oficiales. Otro día podemos hablar de quién y cómo diseña las pruebas de lengua para cada una de las co-oficiales en cada territorio con dos lenguas co-oficiales, para cada nivel educativo y de los criterios de corrección que se siguen. Veremos dónde están los expertos que puedan justificar que a un alumno formado en Bilbao en modelo A se le sometiera al mismo examen que a otro formado en modelo D para las pruebas de euskera de acceso a la Universidad cusndo existían. Ese ha sido uno de los mecanismos torticeros utilizados, no para fomentar el euskera si no, para desalentar a los padres de apuntar a sus hijos al modelo A.
En fin que como han enfocado el aprendizaje y el uso de las lenguas co-oficiales, no en el sentido de la extensión cultural, si no de la preeminencia política orientada a la secesión, el tema está viciado de raiz.
Mantienen, hasta donde pueden, las formas en las dicusiones de esta naturaleza, guardando el lenguaje técnico del asunto pero ello no es más que una impostura, el uso del lenguaje para encubrir precisamente lo que se pretende promover.
Y ahí estamos, para mal de todos.
Por lo demás, está claro que en servicios como salud o justicia, queda mucho por hacer para que sean atendidos en la lengua de su elección, cuando es la co-oficial minoritaria, todos aquellos ciudadanos españoles que así lo deseen.
Pero esa insuficiencia cierta no puede justificar en ningún caso que desde los poderes públicos se creen más problemas, en vez de resolver los que ya hay.
Muy breve para Beliboli. Los informes que cita me sirven de poco a efectos de lo que planteo, ya que se ocupan de las lenguas minoritarias pero no del castellano, ni de las dificultades creadas artificialmente por algunas administraciones públicas a las familias que desean para sus hijos la enseñanza en castellano con introducción progresiva de la otra lengua co-oficial.
Muy buen post, Izaskun. Zorionak por el trabajo que estás haciendo en Bruselas. Me ha resultado lamentable leer en uno de los comentarios la equiparación de amenazas para el euskera y el castellano. Me ha venido a la mente algo que escribí hace ya unos años en un libro que tienes, Izaskun (La UE como marco de resolución…). Disculpad si la cita es extensa, pero espero que valga la pena. Hablando precisamente de la difícil articulación de la diversidad lingüística en la UE, señalaba:
«La actuación de los sucesivos gobiernos españoles, hasta el momento, no deja apenas pie para el optimismo. Norman Labrie desvela un aspecto terrible y poco conocido sucedido durante la negociación española del tratado de adhesión a las Comunidades Europeas, que afecta de manera central y decisiva a la cuestión lingüística. Este autor parte del régimen lingüístico establecido por la Constitución española: art. 3.1. El castellano es la lengua española oficial del Estado. (…) 3.2. Las otras lenguas españolas serán igualmente oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas (…) Y el apartado 3.3 enfatiza el valor de la riqueza lingüística española como sujeto a un estatuto de protección particularmente importante. De estos preceptos constitucionales se deduce que “la lengua oficial de España es el castellano y que todas las lenguas habladas en España son ‘lenguas españolas’. ¿Entonces por qué” –se pregunta Labrie-, “no es la denominación de ‘castellano’ la que prima en el texto de los tratados y del reglamento nº 1?”. Para encontrar una respuesta satisfactoria a esta “ambigüedad” [sic], Labrie acude a la obra de un miembro del Servicio jurídico del Consejo de las Comunidades Europeas, Losson. Éste narra el sorprendente hecho de que, durante todas las negociaciones previas a la adhesión, en todos los borradores de los reglamentos referidos al régimen lingüístico aparecía la denominación del idioma “español”. Sólo hacia el final de las negociaciones, para conformar el texto a las disposiciones constitucionales, las autoridades españolas sustituyeron el término por el de “castellano”. Sin embargo, y aquí surge la sorpresa, en las otras versiones lingüísticas permanece la expresión “español”. Losson escuchó en los corrillos comunitarios que se trataba de una exigencia impuesta por la delegación española. Para comprobarlo –pues, “los negociadores españoles no poseían evidentemente la cualificación para decidir las transposiciones a las otras lenguas”-, acudió al servicio de traducción y allí le confirmaron que no se trataba de un error de traducción, sino que era un hecho resultante de la negociación. Labrie, igual de desconcertado que Losson, encontró una prueba irrefutable de esto: el 4 de marzo de 1986, el representante permanente de España envió una carta al secretario general del Consejo “a fin de disipar todas las dudas que pudieran subsistir”, hizo saber a éste –literalmente del original en castellano: “el deseo de las autoridades españolas que, con carácter general en toda referencia a la lengua de España como Estado miembro, se utilice la expresión ‘lengua española’.” En resúmen, “en todas las versiones lingüísticas de los tratados, incluyendo la versión española, es la lengua ‘española’ la que se designa como lengua de los tratados. Por el contrario, en lo que concierne al Reglamento nº 1, en la versión hispano-castellana, es la lengua ‘castellana’ la designada como lengua oficial y de trabajo, en tanto que en las otras ocho versiones lingüísticas de dicho reglamento es la lengua española la que cumple esta función.” (LABRIE, Op. Cit., pp. 83-4).» Pues eso. Esta es «nuestra querida -y muy poco plural o respetuosa- España». Un abrazo.
Muy amplia cita, IGOR FILIBI LÓPEZ, se le nota el oficio en la UPV.
Y al fin, ¿qué? Al fin, nada.
Sólo algunos nacionalistas periféricos cuestionan, en España, que a la lengua común a todos los ciudadanos españoles se la denomine español con toda propiedad y plena naturalidad. En nada afecta ello a que las otras lenguas co-oficiales en algunas de nuestras comunidades autónomas se citen como lo que también son, lenguas españolas.
Y aquí paz y después gloria, que el mejor uso que podemos dar a nuestras lenguas, corríjame si me equivoco, es el de emplearlas para entendernos y no para mantener querellas estériles y agotadoramente cansinas.
Lo típico de todo «tolerante». Cuando algun informe estropea mis teorías lo desdeño.
«En nada afecta ello a que las otras lenguas co-oficiales en algunas de nuestras comunidades autónomas se citen como lo que también son, lenguas españolas.»
Cuan osada es la ignorancia! O sea, que el vasco o el catalan, que se hablan en Espana y Francia (y en el caso catalan, tambien en Andorra e Italia) son lenguas… «espanolas». Porque IO lo valgo! El caso del gallego, que supone un continuum idiomatico sin solucion de continuidad con el portugues… tambien es una lengua «espanola». Le dire a la senora de Maule que me vende los regalices que, sin saberlo, cuando me habla en euskara, me esta hablando en una «lengua espanola».
Ustedes, los monolingues hispanos, si que son «cansinos»
Uno de los mantras, que no argumentos, más flojitos – por no decir «bobotxorras» – que me he encontrado en esta página:
«Veremos dónde están los expertos que puedan justificar que a un alumno formado en Bilbao en modelo A se le sometiera al mismo examen que a otro formado en modelo D para las pruebas de euskera de acceso a la Universidad cusndo existían. Ese ha sido uno de los mecanismos torticeros utilizados, no para fomentar el euskera si no, para desalentar a los padres de apuntar a sus hijos al modelo A.»
Lo que únicamente demostraría, en su caso, que el modelo A no garantiza la enseñanza del euskera. Y, sin embargo, el nivel de castellano que ofrecen los alumnos del modelo D iguala, e incluso supera, a los del modelo A. ¿Por qué? Porque los mecanismos de aprendizaje, socialización y uso de los idiomas no se limitan a cuál sea la lengua vehicular que se emplea en clase, sino que se extienden a la familia, al uso de medios de comunicación, al entorno social, etc. Y en esos, prima el castellano (ese que según algún perroflauta mental «está arrinconado») al 99%.
Y que me expliquen si no el nivel de fracaso escolar y bajo conocimiento del castellano que se da entre alumnos españoles de comunidades sin idioma propio aparte del español.
Y es que, señoras y señores, esto se reduce a un solo «problemilla»: aquellos padres que no quieran que sus hijos e hijas aprendan euskera, o catalán, o el idioma que sea… que acudan a centros privados Y PAGUEN de su bolsillo por tal desviación y limitación. Pero con el dinero de los impuestos de todos, lo de fomentar la ignorancia, NO.