IÑIGO, AURRERA QUE HAY MUCHO QUE ARREGLAR

Antes que nada quiero empezar esta crónica felicitando a Iñigo Urkullu por su nominación como candidato a lehendakari de EAJ-PNV y por la unanimidad con que la comisión encargada de proponer esta decisión a las bases ha propuesto al elegido. Estamos en las mejores manos. Iñigo ha demostrado en estos años al frente del EBB que es tenaz, hábil y capaz de alcanzar acuerdos con todos para poner en marcha políticas constructivas. No es persona que se enzarce en debates estériles. Y eso le va a venir bien al país. Así que, de nuevo Zorionak, Iñigo y aurrera. Todas y todos contigo y directo a Ajuria Enea, que hace mucha falta. Porque el desgobierno que hemos vivido y el que podemos seguir viviendo se pone de dramática actualidad.

 

Lo digo porque el Financial Times (no pongo el enlace porque hay que estar suscrito para poder acceder a la noticia)  ha publicado un artículo en el que reflexiona sobre los problemas de déficit español y el papel de los gobiernos regionales en el mismo. Nada casual después de que dos de las autonomías estrella del PP Valencia y en especial la gestionada por «superesperanza» reconociesen esta misma semana que ellas también habían  ocultado facturas en los cajones y tenían un déficit muy superior al oficialmente admitido.  Menos mal que cogimos a tiempo la maniobra que, en el mismo sentido, pretendía poner en marcha el consejero de Hacienda del Gobierno vasco Carlos Agirre. Lo que no pasaba, lo que era mentira, se demostró cierto y los autores de la chapucilla tuvieron que rectificar. De lo contrario nuestra imagen de seriedad hubiese sufrido un fuerte varapalo y los calamitosos números que definen la gestión  de este gobierno vasco hubiesen empeorado aún más.

 

Bueno pues lo interesante de ese artículo es que, por fin, reparan en Europa y en este caso nada menos que en el mismo corazón de la City londinenense en varias cosas bien interesantes. la primera es que el café para todos en que se convirtió el sistema autonómico para rebajar las expectativas de Cataluña y Euskadi ha sido un fracaso económico. La segunda que el sistema de financiación vía LOFCA no es para nada justo ni razonable. Quienes están sometidos al mismo, esperan a ver cuanto les transfiere el estado y, en demasiadas ocasiones, esas transferencias no cubren los gastos sin necesidad de lanzarse a políticas espectaculares. Si eso se combina con problemas estadísticos y censales el desajuste de oficio esta servido.

 

Por la tercera conclusión, la más llamativa, la que se gana el titular es que una «devolución de competencias» a las comunidades españolas podría ser el principio de la solución del déficit. Y, claro, ponen en ejemplo de Euskadi en donde en los últimos veinticinco años el nivel de desarrollo económico, las cifras de desmepleo y el nivel de los principales servicios sociales es objetivamente mejor que en el resto del estado. Todo porque se ha gestionado bien (hasta que hace tres años se produjo el cambio y fuimos claramente a peor-números cantan) y porque nada hay como ser responsable de los ingresos para ser mucho más cuidadoso con el gasto. Justo lo que defendimos en varias enmiendas sobre el concierto económico y el convenio navarro que fueron aprobadas por el pleno del parlamento europeo.

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