EL DRAMA DE LOS BEBES ROBADOS

Esta semana está siendo realmente movida en Bruselas. El miércoles empezó lo que aquí llaman «minipleno». Y tuve la ocasión que no había tenido en el pleno de enero en Estrasburgo, para compartir con las y los parlamentarios uno de los asuntos que más me ha sobrecogido en los últimos meses. Se trata del escándalo que se está destapando en torno al robo de miles de bebés en las décadas de los 60, 70, 80 y hasta en algún caso en los años 90 para venderlos después en operaciones de adopción irregular. Así lo contaba ayer en el pleno.

Hasta hace unos pocos meses solo hubo silencio Se archivaron todas las denuncias. La asociación SOS Bebés Robados está difundiendo este problema. La componen víctimas que buscan a sus hijos y reclaman justicia  y reparación. Los responsables de estos hechos han delinquido. Han creado miles de dramas personales difícilmente reparables porque afectan a padres, hijos y familias adoptivas. Por eso les pido implicación, apoyo y sensibilidad. Una mirada vigilante de las instituciones europeas sobre este oscuro asunto ayudará a su total esclarecimiento.

No se me ocurre una manera más desalmada de ganar dinero. Hace falta ser realmente cruel para decir a una madre que su hijo o hija a muerto para, a continuación vender el niño a un tercero. Una vez consumada la operación hace falta una sangre fría tremenda para falsificar un montón de papeles oficiales: los certificados de nacimiento y defunción, los papeles que se necesitan para la adopción y toda la burocracia funeraria. Porque en muchas ocasiones se celebraban entierros con ataúdes blancos que, décadas después al exhumarse están tan vacíos como cuando se sepultaron.

Y hace falta una enorme insensibilidad porque a poco que uno piense sabe que la consecuencia de esa atrocidad es una verdadera cascada de dramas. Una vez desencadenada la primera tragedia, la falsa muerte del recién nacido, pensemos lo que puede ocurrir si ahora, a base de revolver archivos, cualquiera de nosotros recibe una notificación en la que se le informa de que toda su vida es una ficción. Se entera de que sus padres, que nunca van a dejar de serlo, no son en realidad sus progenitores y debe afrontar varias decisiones muy difíciles.

Yo creo que querría conocer a mis padres biológicos. Puedes optar también por averiguar qué llevó a tu familia a comprarte. Seguro que la razón profunda de esa decisión está llena de amor y de cariño. Pero sobrecoge pensar que se ha compatibilizado con un engaño que puede comprometer los afectos más importantes de los que uno disfruta, los de casa. Los que son para siempre.

Qué decir de los padres que tienen que afrontar, décadas después, la responsabilidad de un asunto que no solo tenían olvidado sino que generalmente quisieron olvidar lo más rápidamente posible. Porque lo importante era la alegría que llegaba a la casa, la hija o el hijo tan esperado que, por fin, era, estaba, había que educar y cuidar.

Y cómo imaginar siquiera el dolor de quiénes creyeron haber perdido un hijo y ahora afrontan la alegría de recuperarlo a costa de generar una perturbación de consecuencias imprevisibles en otra familia. En definitiva un terremoto en el mundo de los afectos más íntimos.

Dado el modus operandi y el número de instancias privadas y públicas y personas que tuvieron que implicarse en este asunto, parece evidente que nos encontramos ante una trama organizada y de algún modo consentida. También cabe sospechar que era vox populi, o al menos relativamente simple, conectar con los “facilitadores” que daban acceso a este mercado de personas. He oído referirse a esto a algunas de las personas que colaboran con la asociación “SOS bebés robados”. Dicen que por supuesto que se sabe quiénes eran los cabecillas del asunto, aunque sea endiabladamente complejo conseguir pruebas de sus actividades. En ocasiones son personas con prestigio social que se pasean tan tranquilas por la calle, aparentemente ajenas a la conmoción que a lo mejor les permitió comprarse un mercedes de primera división o ese chalet que tanta gente envidia cuando pasa por delante de la fachada.

Por eso creo que las víctimas merecen, al menos reconocimiento y justicia. Y datos que les permitan contactar con las hijas e hijos que perdieron. No sé si habrá algún castigo peor para los culpables de esta atrocidad que la transparencia. Ponerles ante el espejo de su crueldad, hacerles plenamente conscientes de la trascendencia que tiene la atrocidad que cometieron es mucho. ¿Podrán seguir durmiendo tranquilos? De momento el cerco se va cerrando.

Me anima la reacción vigorosa aunque tardía de las instituciones. Por mi parte trataré de aportar desde aquí todo lo que pueda. De momento hemos intentado que la eurocámara conozca el tema. Además he preguntado a la Comisión Europea qué grado de conocimiento tiene sobre el asunto y qué opinión le merece. Estoy igualmente preparando una declaración que espero adopte el parlamento europeo para condenar estos hechos y pedir su total esclarecimiento. No descarto, finalmente, intentar que las personas de SOS Bebés robados tengan la oportunidad de venir aquí a compartir sus estremecedoras historias. Os iré contando. Creo que esa mirada desde Europa puede animar el total esclarecimiento de este asunto.

Mañana seguiremos hablando sobre lo que va dando de si este “minipleno”. Los miniplenos son sesiones que celebramos aquí, en Bruselas, para poder tramitar los asuntos que no caben en los órdenes del día de los plenos de Estrasburgo. Al año hacemos seis sesiones de este tipo. Un indicador más de que sería mucho más razonable, conveniente y económico desarrollar nuestra actividad solo en una sede. Y para nosotros mucho más práctico.

Se habla constantemente de recortes pero hay uno, el que se deriva del coste de mover innecesariamente cada mes cerca de cinco mil personas entre Estrasburgo y Bruselas (440 kilómetros), que parece intocable. Unos 180 millones al año, porque a los gastos de viaje y alojamiento hay que añadir lo que cuesta mantener dos sedes, etc. No hago cuestión de dónde debería estar el Parlamento. Lo que si creo es que debiera estar en una sola ciudad. Lo que ocurre ahora es absurdo. Pero…parece que algunos, por mantener la «grandeur» consideran que se pueden gastar alegremente 180 millones de euros. Creo que hay muchas otras cosas más interesantes a que destinar ese dinero.

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Comentarios (5)

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  1. Es increíble que esto pase en cualquier época pero pensar encima que haya estado pasando en democracia es la leche. A ver si cuando las pruebas afloren no hayan prescrito los delitos y se haga justicia pero, lo más importante es reencontrar a las familias.

  2. Txol dice:

    Izaskun egun on, pero muy frios.!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
    Años 60 y 70 (antes no??)años del franquismo, todo un monton de gente implicada,monjas, curas, medicos ,los del visto bueno y siguiente caso… la verdad no se como estaria la natalidad por entonces pero vaya negocio, al final de cuentas era un negocio donde unos cuantos sin escrupulos se enriquecia…
    Años 80 y 90 nueva era , pero siguen los casos ….son los mismos implicados que años atras ???? espero que les cojan a todos y que paguen por semejante atrocidad, no hay mayor dolor para una madre que la perdida de un hijo.
    Musus Izaskun

  3. Flor Díaz dice:

    En nombre de todos los afectados de SOS BEBES ROBADOS EUSKADI, darte las gracias.
    Con la ayuda de personas como tú volveremos a creer que hay quien de verdad trabaja por el bien de tod@s.
    Un abrazo

  4. Autor dice:

    Muchas gracias por tu valoración. No tienes porqué agradecerme nada. Lo que está ocurriendo con este tema de los bebés robados es tan escandaloso que merece que todos nos pongamos juntos a trabajar para tratar de reparar las injusticias cometidas y reparar el enorme sufrimiento que la codicia ha causado a tanta gente. Hicimos una pregunta a la Comisión pero nos ha contestado que por el momento, mientras no haya más que ciudadanos de un estado miembro afectados, no es de su competencia. No obstante estamos preparando más iniciativas, en concreto una declaración para presentar aquí en el parlamento Europeo y en breve espero que podamos contaros alguna buena noticia. Un saludo de nuevo y muchas gracias.

  5. Antonio dice:

    Incalificable (bueno, sí tiene calificación) lo que en su día hicieron. Vale. Ahora (hoy), llama a mi puerta un señor y le dice a mi hijo que es su padre… pues no sé. Lo normal es que mi hijo me envíe a hacer puñetas, y no sé si querría formar nueva familia con su padre biológico (o madre; es igual).

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