NOSTALGIA PARA EMPEZAR LAS MAGDALENAS
Estos días trabajo en Euskadi porque en Bruselas han terminado las actividades institucionales, así que aprovecho para preparar unos cuantos eventos que tenenos en agenda para el próximo otoño. En concreto vamos a organizar un par de seminarios sobre la reforma de la política agraria y pesquera comunes, que son dos de los ejes básicos de la actuación de las instituciones europeas. Estoy además preparando otros asuntos relacionados con la innovación que me están produciendo una profunda nostalgia, porque en este área también este Gobierno Vasco no da una. Y eso es malo para el país. Además la absoluta falta de iniciativa y acierto en este ámbito es tan clamorosa que basta hablar con dos o tres interlocutores de los que se mueven en ese mundo para toparse con la frustración y con muy elogiosos comentarios para la actuación del anterior gobierno en este área. Esa es la realidad y no hace falta rebuscarla. Te sale al encuentro. Una lástima.
Hoy mismo que empiezan las Magdalenas y es día grande en Bermeo, aunque me asomo a la ventana y la cosa pinta mal. Llueve. Esperemos que, como ha pasado con la crisis griega, al final salga el sol por alguna esquina. Así que comienzo la descompresión hacia las vacaciones. La semana que viene espero empezarlas y hoy día grande para Bermeo voy a tener un anticipo.
Mientras llegan observo también con alivio lo ocurrido ayer en Bruselas en la cumbre del llamado eurogrupo. Será el tiempo, pero también mirar hacia allí me produce un intenso ataque de nostalgia y me suscita algunas reflexiones. La primera es que Europa se ha quedado sin líderes y cada vez más se va construyendo a golpe de crisis. La clave de cualquier éxito es llevar la iniciativa. Cuando los hechos te la arrebatan, mal asunto.Y eso ha ocurrido con la crisis Griega.
Nosotros en el programa electoral tenemos unas propuestas claras: mucha más gobernanza económica a nivel europeo, eurobonos, es decir deuda a nivel europeo, más armonización fiscal con un a política construida de abajo arriba y por supuesto, disciplina presupuestaria. Tiene gracia que a nosotros nos hayan sancionado por las vacaciones fiscales mientras se permite a Irlanda poner el impuesto de sociedades al tipo que les parece…¡Y luego hablan de nacionalismos excluyentes.!
Los proyectos necesitan además liderazgo. Y de eso hay entre poco y nada entre los actuales mandatarios de las instituciones europeas. Baste decir que me ha parecido más europeista el discurso del presidente polaco de turno de la unión que el que escucho habitualmente de Durao Barroso.
En todo caso bienvenido sea el acuerdo de ayer que contiene otra lección importante: hay que acostumbrarse a vivir al nivel de las posibilidades de cada uno. La factura que pagamos procede de lo contrario. Hay países en la eurozona que llevan años viviendo con un nivel de vida que nada tiene que ver con el vigor de su economía productiva. España es un ejemplo de eso. Su crecimiento durante años se ha basado en una burbuja en el sector inmobiliario y de la construcción que alentaron los anteriores gobernantes del PP y de la que se jactaron, cuando la ficción parecía realidad, también los actuales gobernantes del PSOE. Cuando el globo se ha pinchado hemos vuelto a la realidad. Por eso las reformas que necesita la economía pasan forzosamente por corregir el déficit pero además por abordar, de un a vez, un modelo de crecimiento mucho más saludable, más real como el que se ha impulsado en Euskadi durante los últimos treinta años. Por eso la lectura de la actual situación me produce tanta nostalgia.
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Bueno Txola, ya he vuelto. Ya ves que te he hecho caso y me he inspirado en tus dos últimos comentarios con aroma cinematográfico para resumir el mes de agosto. La verdad es que al menos unos días he desconectado, si, pero agosto ha sido tan intenso que he tenido que trabajar un poco también. Así que esta crónica va por Gracita Morales y el Cinexin.