SEGUIREMOS COMIENDO KOKOTXAK O COMO EUROPA ENTRA EN NUESTRAS CASAS HASTA LA COCINA

Antes de terminar la semana me llega la respuesta que la  comisaria europea de Pesca María Damanaki ha dado a una pregunta parlamentaria que le hicimos y que quizá recordéis: la de los problemas que afectan a los importadores de Kokotxas.  Pues bien. Tenemos buenas noticias porque la comisaria me informaba esta mañana que las autoridades comunitarias no exigirán certificados de captura para importar estas piezas de pescado. Esta decisión garantiza el abastecimiento de materia prima para una de las especialidades gastronómicas más características de la cocina vasca, en riesgo por el problema que afectaba a estos importadores.

Ya habíamos hablado aquí antes de este problema. Una vez más se demuestra que Europa no está tan lejos como parece. Ya veis como decisiones que se adoptan aquí entra directamente y nunca mejor dicho, «hasta la cocina» de nuestras casas. Por eso es tan importante estar aquí y hacer lo que se pueda por que se nos oiga.  Así lo contaba esta mañana en algunas emisoras de radio.

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 La comisaria griega explica en su respuesta que la Comisión tiene la responsabilidad de revisar la lista de productos excluidos de presentar estos certificados. La última revisión se ha llevado a cabo siguiendo el Reglamento (UE) n° 202/2011, y se han añadido «hígados, huevas y lechas, lenguas, mejillas, cabezas y alas» de todas las especies de peces a la lista de productos excluidos del ámbito de aplicación del certificado de captura en virtud del Reglamento sobre la pesca INDNR.En el caso de la «kokotxa», continúa la comisaria, «se trata de un producto derivado de las mejillas/cabezas de la merluza, objeto de dicha última revisión, y, por lo tanto, queda excluida del requisito de proporcionar un certificado de captura al importarlo en virtud del actual régimen jurídico. En líneas más generales, si los principales productos del pescado (por ejemplo, los filetes) entran en el ámbito de aplicación de los certificados de captura, los subproductos, como lenguas, cabezas y mejillas, quedan exentos.»

La decisión de la comisión europea de incluir específicamente las kokotxas en la lista de acaba con la incertidumbre en que han vivido los importadores porque hasta la última revisión, esta parte de la cabeza de la merluza no estaba incorporada en la lista de productos excluidos de obtener el certificado de captura. La normativa a la que me refiero, la que entorpecía hasta ahora las importaciones de kokotxas, tiene por objeto evitar que entren en el mercado europeo peces capturados sin las debidas garantías medioambientales, las mismas que observan las flotas europeas que operan en aguas europeas y en otros mares mediante acuerdos pesqueros con países terceros. Para evitarlo exigen a los importadores de pescado que cada partida que llegue al mercado europeo disponga de un certificado que acredite que ha sido capturada con las garantías de sostenibilidad y respeto al medio que se exigen en Europa.

El problema se planteó con despieces como la kokotxa que están ubicados en la cabeza del pescado, una parte del mismo que tiene un valor residual para los consumidores y que como producto separado del resto del cuerpo se vende para fabricar desde caldos a cosméticos, etc.

Sin embargo las kokotxas no son cabezas completas y por su peculiaridad interesan a mercados muy específicos desde los que se produce una fuerte demanda y en los que alcanzan un alto valor de venta. Como cada pescado dispone de una sola pieza obtener los certificados de captura se convertía en una tarea administrativamente compleja y económicamente muy costosa. Al no existir una clarificación legal sobre esta materia los importadores se habían planteado cesar en sus actividades lo que a medio plazo implicaba el desabastecimiento del mercado vasco. La aclaración oficial de la duda que pendía sobre las kokotxas  facilitará las importaciones y permitirá seguir disfrutando de este manjar. Hasta la fecha Argentina es el principal proveedor vasco de este producto.

Tags: kokotxas, maria damanaki, Reglamento (UE) n° 202/2011

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