Y NOSOTROS CON ESTOS PELOS…
Esta semana está siendo muy intensa como todas las que pasamos en Estrasburgo en semanas de pleno. El martes participé en sendos debates sobre el acceso de las mujeres a puestos de responsabilidad en empresas e instituciones y sobre mujeres y pobreza. Ayer insistí en otra de las ideas que llevo defendiendo aquí desde que llegue. Se trataba de un debate sobre el apoyo a la economía real y las políticas de innovación. Poco a poco se va abriendo camino una realidad. Hay muchas regiones europeas mucho más activas en estos temas que los estados a los que pertenecen. Aplican políticas y desarrollan actividades, en las que la colaboración entre lo público y lo privado es muy importante, que han permitido a estas regiones mantener sus niveles de empleo y actividad industrial en tiempos de crisis. Ese fue el caso de Euskadi. Y yo siempre defiendo que se cuente con esa experiencia para diseñar las políticas europeas. Al principio me parecía clamar en soledad y en el desierto, Pero ahora escucho lo mismo todos los días en el Comité de las Regiones. La Comisión, que está identificando y buscando casos de éxito, empieza a tener menos escrúpulos que antes. Y es que la realidad acaba imponiendo su ley.
Pero esta semana si tengo que quedarme con algo tengo que comentaros lo que ocurrió el miércoles en el intergrupo de minorías del parlamento europeo. Comparecieron dos personas, la señora Elvira Kovacs que explicó como va a funcionar el nuevo estatuto de autonomía de la región de Vojvodina y el señor Karl-Heinz Lambertz que es el presidente de la comunidad francófona de Bélgica. La intervención de este último me pareció muy sugerente y dio lugar a una ronda de intervenciones que deberían escuchar quienes descalifican cualquier mención a lo que nosotros llamamos «derecho a decidir».
Me encantó escuchar al presidente de la comunidad germanófona de Bélgica explicar como ellos, que tienen ya su propio europarlamentario quiere más autonomía, más representación y más respeto a su especificidad lingüística. Ellos ven en la actual situación de Bélgica una oportunidad para ponerse a la altura de las otras comunidades del País, valones y flamencos. Quieren algo tan simple como que en el senado belga, una verdadera cámara territorial tengan representación. Mientras en España se enfadan porque se admite el uso de las lenguas regionales en el senado, los miembros de esta comunidad recuerdan que legalmente tienen resuelta la atención a su especificidad lingüística pero reclaman que el cumplimiento de esos preceptos no se vincule con el número de afectados por cada previsión legal. Y plantean todo esto en medio de una situación que tiene a Bélgica sin gobierno durante ocho meses sin que a nadie se les ocurra decirles que están locos, que son unos oportunistas o cosas por el estilo. Es más, desde la bancada popular le animaron a seguir en el empeño y dijeron que una realidad como esta es un ejemplo del espíritu federal que debe ser un ejemplo para la construcción de Europa.
En ese espíritu otro colega del PP recordó que en la Europa del siglo XX, en la civilizada hay cosas que no deberían estar en cuestión. Se refirió con total tranquilidad al derecho a decidir de las comunidades naturales y habló de la autodeterminación general y la autodeterminación interna. En ese sentido se refirió a un referéndum celebrado en el cantón suizo del Jura, en los años 70, también para resolver el problema de una comunidad lingüística que concluyó con la incorporación de esa zona al cantón germanófono vecino.
Mientras nosotros en Euskadi soportando que los treviñeses sigan perteneciendo a Burgos por el artículo 33, aunque la voluntad de los vecinos sea la contraria y la lógica indique que la misma idea de «enclave» es una auténtica barbaridad. Y lo que es peor, los mismos que cuando hablan del nacionalismo vasco dicen que nos importan más los territorios que las personas????????? defienden una arbitrariedad como esa…Que pereza!!!
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