BIENVENIDOS AL MUNDO REAL!!!
Hoy he considerado una obligación democrática seguir retransmitiendo aquí, en Estrasburgo, en el pleno del Parlamento Europeo los avances que se van produciendo en el camino hacia la paz en Euskadi. Hoy nos ha tocado traer la buena noticia del desmarque definitivo por parte de la autodenominada «izquierda abertzale» de la violencia y las actuaciones de ETA. Un paso necesario. también hemos querido informar a las y los europarlamentarios del proceso preelectoral que se abre ahora y que debe concluir con la legalización del nuevo partido «Sortu» y su comparecencia como una opción más en las próximas municipales. Solo nos dan un minuto para explicarlo, así que aquí os dejo lo que he dicho.
He advertido sobre los peligros de las mentalidades que generan las leyes de excepción, porque hay muchos antecedentes de arbitrariedades y atropellos cometidos en nombre de la lucha antiterrorista. Y noes nada tranquilizador escuchar algunas de las «razones» que se esgrimen para mantener al nuevo partido fuera de la ley.
En primer lugar se habla ya de proyectar las sentencias sobre las supuestas intenciones de los promotores del nuevo partido. No parece muy razonable porque al menos cuando yo estudiaba derecho las sentencias versaban sobre «hechos probados» y eso parece excluir la futurología.
También se ha propuesto destacar la trayectoria de algunas de las personas que han promovido esta iniciativa para considerar «SORTU» una «sucesión» de Batasuna. Sin embargo cualquier observador informado sabe que es precisamente la presencia en el proceso de personas como Rufi Etxebarria o Iñigo Iruin, con peso en la llamada Izquierda abertzale, lo que da credibilidad al cambio anunciado.
Finalmente algunos defienden que sería necesaria una expresa condena de la violencia pasada, algo en mi opinión absurdo porque la propia aceptación de las premisas de la ley de partidos y de las sentencias judiciales que la aplicaron es una rotunda negación de la trayectoria anterior de la autodenominada Izquierda Abertzale «tradicional». Esta exigencia es aún más chocante si se considera, como dijo Odón Elorza que hay partidos en el sistema español, presididos por personas que apoyaron penas de muerte en el régimen de Franco o que han considerado aquella cruel dictadura como un «periodo de extraordinaria placidez». El hecho, de por si grave, lo es más porque la causa próxima del nacimiento de ETA fue, precisamente, la represión franquista y porque este tipo de declaraciones y actitudes duelen a muchas víctimas del franquismo que han tenido que esperar décadas para que empiece a hablarse de su sufrimiento. Tampoco se ha exigido lo mismo a etarras a los que por pura piedad no citaré, que acabaron siendo «constitucionalistas». Aquellos siempre creyeron que la violencia era justa y necesaria cuando ellos la empleaban o apoyaban. Por eso jamás les hemos oído renegar de lo que hicieron.
Por eso apoyamos la legalización. Otra cosa es, reconocida la ilusión que produce lo ocurrido y lo importante que es para la paz, que no haya que poner a cada uno en su sitio. Para empezar La llamada «izquierda abertzale» tradicional se ha limitado a hacer algo que debieron hacer hace treinta años. Nos hubiesen ahorrado muchos sufrimientos y hubiesen salvado muchas vidas. Esa será siempre una responsabilidad que caerá sobre las cabezas de quienes por convicción o por miedo fueron incapaces de llamar a los crímenes de ETA por su nombre y no tuvieron la humanidad de compadecer y lamentar el dolor de las víctimas y acompañarlas en su duelo.
Esta organización, además va a tener que aprender a trabajar con los demás, asumir responsabilidades en la gestión de los asuntos cotidianos y asumir y gestionar sus no pocas contradicciones. A mi, en mi etapa de parlamentaria primero y de presidenta del parlamento después, me tocó vivir en directo algunas de las más sonadas. Me acuerdo, por ejemplo, cuando en el año 2002, rota la tregua del 99 bloquearon los presupuestos del segundo gobierno de Ibarretxe en alegre comandita con sus ilegalizadores (PP y PSOE).
También votaron con esos mismos partidos para evitar que el Parlamento Vasco presentase un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Partidos. Igualmente boicotearon la reelección de Juan Mari Atutxa como Presidente del Parlamento también junto a PP y PSOE. No creo que sea necesario recordar que Juan Mari fue injustamente condenado por el horrible delito de cumplir las leyes y respetar la división de poderes, por jueces que eran parte en el asunto que se juzgaba. Había sido absuelto en dos ocasiones por otras instancias judiciales. Sus socios de PP y PSOE en esta injusticia protagonizaron una campaña de destrucción de la persona de Juan Mari basada en completas mentiras.
Y, qué decir de la pirueta de la Izquierda Abertzale durante la tramitación del mal llamado Plan Ibarretxe. Yo fui testigo directo también de la actitud de HB en la Comisión que tramitó esta propuesta de reforma del Estatuto y ví como obstaculizaron su tramitación colaborando objetivamente con la estrategia de los partidos que apoyan al actual gobierno vasco. Al final no tuvieron otro remedio que recurrir a aquel «si pero no» en la votación final.
Quiero recordar además que aquellos votos solo estaban contaminados por la violencia de ETA cuando coincidían con nuestras posiciones. Eran en cambio plenamente legítimos cuando apoyaban las de PP y PSOE cuestión que ocurrió con enorme frecuencia. No esperéis que se acuerden de esto los propagandistas y quienes apoyan lo que se ha dado en llamar «cambio» y que efectivamente lo es. Nada menos que una regresión en toda regla y en todos los terrenos.
Por eso desde EAJ-PNV no tenemos complejos y por animamos a SORTU a hacer su propio camino. Pero por eso mismo a mi, como dijo el otro día Iñigo Urkullu, que no me esperen en su manifestación. Porque construir es comprometerse, concretar, elegir compañeros de viaje, decidir y no escudarse en el «no» a todo para nadar y guardar la ropa. En definitiva, van a tener que sumarse al proceso de construcción del país al que atentados e intolerancia tanto han perjudicado.
Y en ese terreno tengo que reivindicar el papel que desde que recuperamos nuestras instituciones hemos jugado las y los nacionalistas de EAJ-PNV que nos presentamos, sin complejos y con toda la legitimidad del mundo como la organización más centrada en eso que llamamos «construcción nacional». Eso, además de defensa de nuestra cultura, nuestra lengua y nuestras instituciones es desarrollo. EAJ-PNV ha sido capaz de liderar Euskadi en lo uno y en lo otro. Recibimos un país en ruinas. Recuperamos el Concierto, pusimos en pié las instituciones, hemos trabajado codo a codo en colaboración entre lo público y lo privado con una sociedad emprendedora, capaz y trabajadora para disponer de la mejor red estatal de ciencia y tecnología, de las políticas más eficaces de promoción de la economía real y de un esquema de redistribución de la riqueza que han permitido que nuestro desarrollo económico se acompañe con justicia social. Eso es construcción nacional. Y es, además, el modo de construir nación que mejor comprende la gente. Porque se plasma en indicadores tan significativos como tener la mitad de paro que el que hay en España.
Ahora además podemos comparar. Y sabemos que los paladines del «cambio» carecen de proyectos, de autonomía ante sus socios de gobierno y ante sus jefes de Madrid. Con esos mimbres son incapaces de liderar. Tanto que parece que en las próximas fechas se van a dedicar a «sortear» como los programas de televisión que tienen que recurrir a esos trucos baratos y antiguos para fidelizar audiencias. Una opción que supone otro «cambio». Lo que nosotros concebimos como personas, como ciudadanía, como contribuyentes, propietarios y corresponsables de la gestión de los fondos públicos, ellos creen que son súbditos. Y además tontos.
En definitiva esto es lo que ahora hay. Por eso puesto el contador a cero a los miembros del nuevo partido les queda un largo camino. Bienvenidos al mundo real.!
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En algunos casos un minuto vale mas que mil horas…
Musus Izaskun
Mila, mila esker.