APOYANDO A LOS KURDOS PERSEGUIDOS EN TURQUÍA

Ayer a última hora de la noche en el minipleno que celebramos esta semana en Bruselas denuncié otro de los ataques más flagrantes de los que se han producido en Europa y sus alrededores contra una minoría étnica en los últimos tiempos. Se trata de las consecuencias de la ilegalización del Partido para la Turquía Democrática que ha sido declarado fuera del sistema político turco por el tribunal constitucional de aquel país.

No voy a extenderme aquí sobre la historia de esta minoría, aunque se calcula que la forman cerca de 40 millones de personas, repartida en cuatro estados y víctima de la desidia internacional. Os dejo un enlace con un artículo de la wikipedia que resume muy bien las vicisitudes que han afectado a esta etnia en los últimos siglos.

Yo me centré en el hoy, en el ahora mismo. El próximo 18 de octubre se inicia un juicio,  en la ciudad turca de Diyarkabir, contra 28 dirigentes del Partido de la Sociedad Democrática. Entre ellos hay 14 representantes elegidos por la ciudadanía: 12 alcaldes y dos consejeros municipales. Su «delito», defender pacíficamente sus posiciones políticas, puede costarles entre quince años de prisión y cadena perpetua.

La ilegalización del PTD y las detenciones que comento son una muestra más de la persecución que sufre la minoría Kurda en Turquía. Han sido expresamente condenados en la resolución que aprobó el Parlamento Europeo el pasado 10 de febrero para analizar los progresos realizados por este estado en 2009 para acercarse a la Unión. Aquella resolución, que podéis leer pinchando en este enlace, consideraba insuficientes los pasos dados por este estado para ir convergiendo con la Unión Europea en materia de respeto a los derechos humanos. Turquía solicitó su adhesión a la Unión Europea en 2.005. Por eso todos los años se hace esta revisión de su sistema político.

Si somos coherentes con el contenido de aquella resolución y queremos ayudar a las víctimas y contribuir a la correcta evolución de Turquía, podemos hacerlo. Por eso ayer pedí que, como vamos a hacer oficialmente desde el Partido Nacionalista Vasco, apoyemos desde las instituciones europeas en este trance al movimiento de solidaridad con la causa Kurda. Para eso nada mejor que animar a la Comisión y al Parlamento a enviar una representación oficial al juicio de Diyarkabir.

En todo caso lo que ocurre con los kurdos y con otras muchas minorías en Europa debe llevarnos a la reflexión sobre varias cuestiones. La primera es la malísima costumbre que tienen los estados constituidos de estigmatizar a sus minorías, de identificarlas con todo lo malo que se les ocurre y de utilizarlas como recurso de camuflaje cuando vienen mal dadas.

Basta ver lo que acaba de ocurrir con los gitanos romaníes en la civilizadísima Francia para entender lo que quiero decir. Hay un gravísimo problema en aquel país con las reformas que está acometiendo el gobierno para reformar el sistema de pensiones. La cuestión ha provocado las protestas políticas y sociales más importantes vividas en Francia en las últimas décadas. Por eso Sarkozy desde la Presidencia de la República y el actual gobierno galo han utilizado a los gitanos rumanos como verdaderos chivos expiatorios. Ya hay enemigo, ya hay responsables de la inseguridad, del exceso de gasto público, de los fraudes a la seguridad social, de la progresiva desintegración de la «grandeur». Así que se monta un proceso sin ninguna garantía, se expulsa en masa a la gente solo por pertenecer a un determinado grupo étnico y se vulneran los tratados de la unión y los más elementales derechos humanos. Y además se hace patrioterismo barato defendiendo ante la comisión europea una medida que, de ser acometida por otro país con menos galones, le hubiese puesto a las puertas de la expulsión de la Unión Europea.

Todas las minorías europeas tienen problemas parecidos. Se suele decir que ETA ha ayudado a que los vascos tengamos una particular mala imagen en España y eso es cierto. Pero sin padecer ese problema os invito a que preguntéis la consideración que merecen en Madrid los catalanes. Otra comprobación bien sencilla es palpar lo que piensan los llamados «progresistas» sobre el respeto al euskera o al catalán. Y en eso andan los kurdos, los gitanos, los catalanes o los vascos.  

En Euskadi están tratando de poner de moda un discurso facilón, ramplón, miope y sofismático sobre lo que es y significa el nacionalismo vasco y por extensión el vasquismo y lo vasco en general. Son los que hablan de ciudadanía frente a pueblo, los que llenan las instituciones de las mismas banderas españolas que prohiben en sus mítines. Los mismos «constitucionalistas» cuya Carta Magna comienza con un «todos los españoles son iguales ante la ley» (no las españolas y por supuesto mucho menos los ecuatorianos, peruanos, marroquíes o chinos, a los que su condición de personas no les da acceso a los mismos derechos que tienen sobre la piel de toro otros hombres y mujeres) se permiten hablar de etnicismo.

Tags: Diyarkabir, KURDISTAN, pdt

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