A VUELTAS CON EL GUGGENHEIM PARA URDAIBAI
He empezado la semana con otra intervención en un curso e verano. Esta vez ha sido en Bilbao. Era un tema que me toca muy de cerca, una reflexión sobre el desarrollo sostenible en Urdaibai, mi entorno más próximo. De niña pensaba que el universo acababa en la estación de Bermeo. Allí terminaban las vías del tren. Empece a crecer cuando supe que también empezaban allí y cuando me di cuenta de que la mar no era una orilla sino la puerta del horizonte, ese espacio que nunca se acaba. Tan abierto que a veces se tragaba barcos y tripulaciones, sin dejar otro rastro que el dolor de los que ya no bajaban a esperar al puerto.Esos días en los que la fuerza del viento y de las olas,se siente tan potente que parece inagotable. Tanto que creí que ese vigor infinito llenaría siempre de plata las cajas que descargaban los barcos en puerto. También crecí cuando me di cuenta de que no era así, de que cada vez llegaban menos cajas, de que perdimos de vista algunos peces. Así aprendí a medir el mundo. Mejor aún, entendí que hasta el horizonte, el salitre, ese poder aparentemente sin fin, tenía un límite.
Ese es mi primer contacto con lo que ahora llamamos sostenibilidad. Por eso nadie me tiene que convencer de lo importante que es proteger el medio. Por eso creo en la idea de pensar en global y actuar en local. Es en ese nivel dónde distinguimos mejor a las personas, y podemos tratar directamente con su conciencia y con su compromiso. Por eso yo añado al nivel local la coherencia en lo personal.
Pero como bermeana también se que preservar una zona, convertirla en reserva de la biosfera obliga a muchas limitaciones. Así vivimos en la foto reluciente de una postal pero en el otro lado, los de Urdaibai vamos escribiendo la carta a los Reyes Magos: los túneles para no desesperar cuando cogemos el coche, el hospital, más oportunidades para los jóvenes a ver si dejan de irse… Esa es la enorme factura que pagamos.
Por eso me ha parecido interesante esta iniciativa. Va a ayudar a racionalizar un debate necesario como el que ya se esta dando sobre el desarrollo sostenible de Urdaibai estudiando alternativas industriales, culturales y turísticas. Alguna de ellas, como la propuesta del Guggenheim Urdaibai también me toca la fibra como Bermeana, pero también porque en mi condición de directora de servicios del departamento de Cultura del Gobierno Vasco me tocó hace dos décadas tramitar aquel expediente y vivir un cruel debate sobre el edificio que los cuarenta mejores arquitectos del mundo consideran la mejor creación arquitectónica de los últimos treinta años: el Guggenheim Bilbao. Innovamos con la construcción pero además lideramos un cambio de mentalidad: Ante la crisis la cultura es también oportunidad de desarrollo. Hoy Euskadi no sería lo mismo sin ese icono, sin esta marca.
Todas las ideas innovadoras como esta enfrentan el pensamiento conservador, la seguridad de las ideas de siempre. El Guggenheim para Urdaibai no es un clon de su hermano mayor. Aquel acoge obras acabadas, el resultado del proceso creativo, envueltas en ese extraordinario papel de regalo que es su piel de titanio. Éste pretende convertirse en taller de creación, en punto de encuentro de artistas locales con colegas de todo el mundo. Va a fomentar el intercambio y difundir los métodos y claves del propio proceso creativo y hacerlos más accesibles a la ciudadanía. Los que se oponen a la propuesta han recuperado, salvo honrosas excepciones, los viejos argumentos de hace veinte años. Y estamos hablando de otra cosa. Hablamos de una gran oportunidad, una cantera de innovación, un estímulo para la creatividad y otra manera de estar en el mundo.
A ver si las características de Urdaibai, ese espacio humano, a la medida de las personas propician otra forma de hacer política. Ojala la guerra de titulares en la prensa de paso al debate que merece esta propuesta. Hoy he animado a los participantes en el curso a que incluyan la innovación política en su agenda para nuestra reserva de la biosfera. El siglo XXI necesita otros liderazgos. Las propuestas, el conocimiento ciudadano deben ser percibidas como un a oportunidad para decidir con más información y conocimiento de causa, para interactuar con las personas que quieren implicarse y participar. El que vea esta posibilidad como un estorbo lo tiene claro: esta haciendo política del siglo XIX.
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Hola Izaskun, fin del universo en Bermeo jajajajajajajajaja que se acaban las vias jajajajajajajaja que bueno, prefiero no decite lo que pensaba yo del viaje Ber-Bil-Ber, ¿cómo perder menos tiempo? y más raaaaaaaaaaaapido ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡.
Mucha gente se pregunta con la que está cayendo como poner un museo y en la Biosfera
de Urdaibai…les parece desproporcionadado, tal vez por que imaginan un mega edificio, ya se que cuando se construyo el Guggenheim tambien estaba el asunto mal y salió adelante. Comprendo que sería un impulso para la zona, más actividad nuevas infrastructuras, más trabajo, más vida. Es una apuesta fuerte pero si hay antecedenes positivos ¿por que no?.
Pues por intereses políticos. txol. Es lo único que saben hacer. Oponerse a todo lo que salga del PNV. Como decía Ortuzar » si proponemos algo que proponian ellos van a decir que no porque viene de nosotros». Y es así. López solo sabe hacer las cosas si hay foto de por medio.
Saludos.