MAS DIFICULTADES PARA LOS AUTONOMOS

Esta semana hemos votado en el Parlamento europeo una directiva que regula el tiempo de trabajo de los conductores que se dedican al transporte por carretera. Mi grupo ha defendido que los trabajadores autónomos que se dedican a esta actividad no deben ser incluidos en esta directiva. Hemos perdido la votación para disgusto de un montón de ciudadanas y ciudadanos europeos que van a ver como el reglamentismo entorpece el desarrollo de una actividad seriamente castigada por la crisis. En Euskadi, por ejemplo, la inmensa mayoría de los transportistas encajan en esta categoría.

Frente a lo que se ha dicho, la controversia de esta decisión no está en la seguridad ni en la defensa de los derechos de los trabajadores. Por supuesto que los autónomos, como cualquier otro conductor del sector del transporte están sometidos a los mismos controles de tacógrafo que el resto de los conductores. Además hay decenas de estudios que destacan que los autónomos tienen muchos menos accidentes que los empleados de las empresas de transporte que trabajan por cuenta ajena. La explicación es bien sencilla: nadie tira piedras contra su propio tejado. Quién tiene un camión como medio de vida procura ser prudente y cuidarlo y cuidarse al máximo. Conduce con más prudencia. Y eso está demostrado.

Aquí, por el contrario de lo que se trata es de aplicar una regulación que lo único que les aporta a los autónomos son trabas a la hora de emprender, de competir con otras ofertas de transporte y mantener su principal ventaja competitiva que no es otra que la flexibilidad. El reglamentismo que propone a los emprendedores autónomos de este sector es tal que mi grupo no ha dudado de calificar la norma aprobada de “absurda”. Realmente va contra todo el resto de la normativa que se está aprobando en Europa para promover la generación de empleo y el apoyo a la economía real que pasan precisamente por eliminar cargas administrativas y favorecer el emprendimiento y la iniciativa. Además es tan compleja que va a ser muy difícil aplicarla en la vida real. A mi me da la impresión que en este caso muchos de los que han apoyado la normativa están, sin saberlo, favoreciendo a las grandes empresas frente a los autónomos y colocando, para el futuro, una verdadera bomba de relojería en las condiciones de trabajo de los empleados de esas empresas.

Los responsables de Fenadismer con quienes estuvimos en Estrasburgo el día en que se celebraba el debate agrupan a casi 300.000 autónomos y pequeños empresarios de este sector. Ya han avisado de lo que puede ocurrir si se aplica esta normativa. Para empezar puede plantarse una verdadera crisis en un sector ya muy castigado por los problemas económicos que vivimos. En segundo lugar hay que reflexionar sobre cómo se sustituirá el servicio que prestan estos profesionales y las especiales condiciones de oferta que plantean. Eso no se improvisa. Desde luego nosotros vamos a seguir trabajando para que se cambie esta decisión que es otro palo en las ruedas de las y los trabajadores autónomos. En este caso los que se dedican al transorte. Lo tenía claro hasta la Comisión europea, autora de la propuesta que fue derrotada.

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