ATHLETIC, ATHLETIC, ZU ZARA…nagusia!!!!!!!!

Estos días no me había dado tiempo de escribir nada. He tenido que participar en Nápoles en una reunión del Bureau de nuestro grupo parlamentario y tengo comprometida mañana una conferencia en Milán. Los dos primeros días en Bruselas he andado de cabeza con enmiendas que tenía que presentar al informe sobre el atún rojo. Por eso he dejado estas crónicas para los ratos muertos en el aeropuerto. Acabo de pegar una sobre  el acuerdo SWIFT, un tema sobre privacidad de nuestros datos bancarios que tenía in mente hace días. Ahora me dispongo a saldar otra vieja deuda, la crónica pendiente sobre el triste partido que el Athletic jugó en Bruselas la semana pasada y el oscuro ambiente que lo rodeó.

No entiendo mucho de futbol, pero como profana me di cuenta que las cosas no estaban en su sitio antes de que el Athletic encajase el primer gol. No se si fue la presión ambiental, el miedo escénico, la influencia del ambiente que rodeaba el partido o la empanada con la que algunos de los jugadores salieron al campo. La verdad es que nunca dio la impresión de que pudiésemos hacer nada. Y en cuanto a lo deportivo, nada más que comentar. El resumen: Athletic: en Bruselas, Zu zara eta kitto. Mi más profundo agradecimiento, por otra parte a la expedición rojiblanca, con Fernando García Makua a la cabeza y la eficiente Amagoia Iturbe  que realmente me dispensaron un trato «nagusia». Ese adjetivo de una u otra manera lo merece siempre el Athletic, una de las cosas realmente serias que funcionan en el país.  Mi amiga Itziar me manda un vídeo de la única ocasión que tuvo el athletic en todo el partido. Esta un poco tembloroso, pero es normal. Fue la única ocasión que tuvimos de expandirnos un poco.

Lo que realmente fue penoso es el ambiente que rodeó el partido. No sé qué come o qué bebe alguna gente cuando va al futbol. Tampoco sé si lo que vi el jueves pasado en Bruselas pasa siempre. Porque la exhibición de brutalidad gratuita y cutre que presencié por parte de algunos seguidores del Anderletch  me sirvió para desmitificar algunos de los estereotipos que te vienen a la cabeza cuando piensas en la civilizada Europa. 

Me hubiese gustado grabar en vídeo algunas de las muecas, jerigonzas, expresiones, alborozos, ofensas, contorsiones, acrobacias, groserías, consignas, saltos, pirivueltas, genuflexiones, azogues, tembleques, turbaciones y jerebeques que se sucedieron en las gradas sin solución de continuidad. De hecho me hubiese gustado después llevarlos a la civilizada oficina donde seguro que pasas sus días el personaje que mientras cantaba «y viva España» hacía cortes de mangas al viento y miraba a todo lo rojiblanco que se movía con cara de niña del exorcista.  Seguro que fuera de aquel contexto hubiese hecho hasta gracia. Pero allí la agrupación de incidentes psicológicos de esta naturaleza daba un poco de miedo. Mal asunto convertir un espectáculo pensado para la diversión en una película de miedo, o peor aún, espero que esta no sea una forma socialmente aceptada de divertirse. 

Lo que vi me anima a seguir insistiendo en  la línea que plantee en la pregunta a la comisión sobre los incidentes del Austria de Viena. Ahora han eliminado al Athletic y no hay juguete, esperemos que solo hasta la temporada que viene. Pero era perfectamente perceptible la existencia de un animus antivasco con un color muy determinado el de la extrema derecha europea, que tiene alguna activísima sucursal en suelo hispano.  Es evidente que hay objetivo: lo vasco y también que hay  organización. Esperemos que la cosa no se traslade al baloncesto, donde quedan representantes vascos en competiciones europeas. En Bruselas, desde luego se notó que la policía tenía información de lo que podía ocurrir y el despliegue evitó males mayores. Que nadie pueda decir a los seguidores de nuestros equipos que caen en conductas parecidas.

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