JUSTOS POR PECADORES
Ayer el Parlamento Europeo ha aprobado una resolución mediante la cual la cámara aprueba la propuesta de la comisión para que se incluya el atún rojo, entre otras especies, en el marco del acuerdo CITES para la protección de la fauna y flora amenazadas. De facto eso significa prohibir la comercialización de esta especie fuera de la comunidad europea. Los japoneses son los principales clientes de las flotas que capturan atún rojo.
Aquí, una vez más, pagan justos por pecadores. Como comentaba ayer aquí mismo, las actividades pesqueras desarrolladas al amparo de convenios comunitarios se desarrollan bajo estrictas medidas de control de todo tipo. Además hay informes científicos que aseguran que la especie no cumple las condiciones que se han exigido a otras para ser incorporada a esta lista.
Nuevamente estamos aquí ante un caso en el que pesan, el desconocimiento que en algunos sectores se tiene del sector pesquero, las mejoras que pueden introducirse en la corrección de prácticas ilegales y la competición que se ha establecido entre algunas formaciones por abanderar un mal entendido ecologismo, sin tener en cuenta la realidad de muchas familias que viven honradamente de la pesca.
Digo esto porque no es concebible que quienes viven de la pesca sean tan necios como para querer acabar con la actividad que les da de comer. Los arrantzales vascos, por ejemplo, han sido los primeros en abanderar vedas cuando los stocks de pesca han estado realmente comprometidos.
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